Las feministas estamos acostumbradas a que nos empujen muchos metros hacia atrás cada vez que avanzamos un paso hacia delante. Susan Faludi fijó ese mecanismo en su libro Backlash, que analizaba el retroceso que la era Reagan supuso para el movimiento tras el ímpetu de la segunda ola de feminismo. Se cita mucho ahora a Faludi porque lo de entonces parece suave comparado con la potencia que aplican ahora a su odio quienes creen que las feministas se han venido muy arriba en los últimos años y que toca corregir esos excesos.
Ya digo que si te consideras feminista tiendes a estar familiarizada con el movimiento pendular, y sabes lo que es encajar muchos días deprimentes (y furiosos) por cada día en el que te permites un poco de sensación de victoria. Y aun así lo de Alves escuece. Ha habido, a lo largo del caso, que se consideró mediáticamente como la primera puesta en práctica a lo grande de la ley del solo sí es sí, razones para hacer creer que el sistema, quizá, empezaba a despatriarcalizarse. Empezando por lo eficaz que fue el mecanismo de detección de agresiones sexuales en la sala Sutton el 31 de diciembre del 2022 y siguiendo por la contundencia con la que la jueza de instrucción fue replicando a las sucias tácticas de la defensa, difusión de vídeos incluida. El texto de la sentencia inicial contenía párrafos que se
podían leer como un ejercicio pedagógico muy ajustado sobre el consentimiento.
Toca volver a recordar que lo más fácil para la víctima de Alves habría sido no denunciar
Ahora toca la de cal. El TSJC absolvió el viernes a Dani Alves del delito de agresión sexual por el que había sido condenado. La nueva sentencia parece apoyarse en la alegada falta de fiabilidad de la víctima (que lo sigue siendo), se obceca en la felación que la víctima niega, y, de nuevo, se anima a teorizar sobre el consentimiento, pero esta vez para indicar que puede ir variando. Aunque, según lo ve el tribunal, solo para pasar del no al sí.
Nos toca volver a recordar que lo más fácil para la víctima hubiera sido retirarse, no denunciar, que si lo hizo fue porque tuvo claro que lo que ocurrió en el reservado fue una agresión y quizá porque la animaron a creer que hasta los futbolistas millonarios responden por sus acciones. Algún día.
