Literatura y espionaje

Cuando un inglés empieza a hablar ya se sabe el sueldo que cobra. Fue una de las ocurrencias del irlandés Bernard Shaw, escritor sarcástico y agudo, que obtuvo el Nobel de Literatura en 1925. El clasismo en Inglaterra no se mide solo por el patrimonio, sino por el acento usado por una minoría que se ha incubado en colegios privados como Eton, Harrow, Winchester... y que se ha pulido en Oxford y Cambridge. Cuarenta y cinco primeros ministros han estudiado en esas dos universidades.

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 Frederick Forsyth fue escritor y agente de los servicios de inteligencia británicos 

Efe

La lengua y la información han sido el poder blando de los británicos. La muerte del escritor Frederick Forsyth no solo nos ha recordado que llegó a vender 75 millones de libros sino que fue un agente discreto de los servicios de inteligencia británicos. Trabajó como corresponsal para la BBC, pero también se camuflaba como un informante encubierto del MI6. Dijo que durante más de 20 años fue un patriota silencioso. El inglés es observador de todo lo ajeno. Si se dedica al espionaje lo hace con gran profesionalidad.

La muerte de Frederick Forsyth evoca los muchos literatos que fueron espías

Conocí a Forsyth en la presentación de uno de sus libros en Londres. Como también charlé con Graham Greene en un almuerzo para hablar de El factor humano. Greene trabajó asimismo para el MI6 durante la guerra, escribiendo relatos cortos recogidos en el espléndido libro Viaje sin mapas.

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Lluís Foix
Undisclosed (Belarus), 09/06/2025.- A still image taken from a handout video provided by the press service of the Russian Ministry of Defence shows Russian servicemen boarding a bus after being released in a prisoner swap with Ukraine, at an undisclosed location in Belarus, 09 June 2025. The Russian Defense Ministry announced that as a result of negotiations, the first group of Russian servicemen under the age of 25 has been exchanged with Ukraine. (Bielorrusia, Rusia, Ucrania) EFE/EPA/RUSSIAN DEFENCE MINISTRY PRESS SERVICE HANDOUT -- MANDATORY CREDIT -- BEST QUALITY AVAILABLE -- HANDOUT EDITORIAL USE ONLY/NO SALES

Ian Fleming fue el creador de James Bond y durante la guerra trabajó para los servicios de inteligencia del Almirantazgo. La riqueza literaria de las novelas de espionaje inglesas se basa en la experiencia de personajes como John le Carré, que sirvió en el MI5 y MI6 hasta que fue delatado por el más grande de los espías, Kim Philby, quien fue reclutado por el NKVD soviético cuando paseaba por el Regent’s Park londinense en 1934.

Philby formaba parte del grupo de los “cinco de Cambridge”, que se pusieron al servicio del espionaje de Stalin con el argumento de que así podían combatir mejor al nazismo. El hecho es que Philby se infiltró en el estado mayor de Franco, le entrevistó para el Times, recibió la Orden de Isabel la Católica, entró con las tropas por la Diagonal barcelonesa y acabó siendo desenmascarado mientras era corresponsal en Beirut. Huyó a Moscú y fue condecorado con la Orden de Lenin. El periodismo ha sido un semillero de espías a lo largo de la historia, desde los tiempos bíblicos.

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