España llegará en poco tiempo a la emblemática cifra de 50 millones de habitantes. Los que peinan algo de canas se acordarán de que en 1975 había un programa de televisión, en la única emisora que existía entonces, que se llamaba 35 millones de españoles, presentado por los a la sazón populares Alfredo Amestoy y José Antonio Plaza. En 50 años se ha pasado pues de 35 a 50 millones, un aumento muy considerable, pero que se queda pequeño si lo comparamos con el número de turistas que han entrado en nuestro país: en 1975 llegaron unos 27 millones de visitantes, y el año pasado se registró la cifra récord de 94 millones.
Valgan estas cifras para hacernos una idea de que el incremento de población tan grande que se pasea por España exige tener unos sistemas de transporte adecuados para el reto monumental que ello supone. Y el país no puede fallar en el servicio que ofrece, primero a sus ciudadanos, y segundo a todos aquellos turistas que se acercan a visitarnos.
Y si lo que ha sucedido esta semana en el transporte ferroviario y el aéreo va a ser la tónica del verano, el Gobierno de Pedro Sánchez tiene otro problema. Los medios podemos tener la fijación de preocuparnos por el futuro de la trama de Santos Cerdán y compañía, pero lo que altera realmente a la población en general es vivir situaciones como las sufridas en la estación de Atocha los pasados lunes y martes y en el aeropuerto de Barajas ayer, en un caso, producido por un problema en una línea ferroviaria que afectó a buena parte de la red, y en el otro, por un fallo informático sumado a una falta de personal para atender el control de pasaportes.

Pasajeros esperan en la entrada de la Terminal 4 de Barajas
No debe de ser nada fácil orquestar todo un sistema de comunicaciones y una logística para responder a las exigencias de unos 144 millones de personas, entre vecinos y forasteros, aunque no todos coinciden al mismo tiempo. Pero la Administración tiene que hacer el esfuerzo de garantizar su movilidad. Hoy en día, además, con el recurso fácil de las redes sociales, cualquier usuario lo viraliza y convierte una demora en un drama nacional. El gran reto para el Gobierno es que no sea noticia y lograr algo tan básico como que el país funcione.