Mientras Israel prepara su plan de ocupación total de Gaza, más de 200 periodistas de todo el mundo han firmado un manifiesto en la plataforma Freedom to report , para reclamar que se permita entrar informadores independientes en la franja. Desde el inicio del conflicto, hace casi dos años, la prensa tiene prohibido acceder a Gaza. La información que recibimos de la zona cero del conflicto se la debemos a los periodistas palestinos que trabajan para medios internacionales. Gracias a ellos se ha evitado el apagón informativo, aunque el precio que han pagado es muy alto: casi 200 periodistas muertos. Los que siguen vivos han sufrido pérdidas de familiares y ahora corren el riesgo de morir de hambre como el resto de gazatíes.
Medios tan prestigiosos como Afp, AP, Reuters o la BBC alertan de la precaria situación de sus periodistas que permanecen en Palestina. Explican que a lo largo de su historia han visto caer a compañeros en guerras e incluso han sufrido secuestros, pero nunca habían experimentado que sus colegas mueran de hambre.

Protesta en Barcelona por los periodistas muertos en Gaza
“No hay manera de entrar en Gaza”, me cuenta desde Beirut, Helena Pelicano, nuestra corresponsal en la región. El ejército blinda todo el perímetro fronterizo y las oenegés que trabajan allí no se atreven a que periodistas se incorporen a sus misiones por miedo a que pierdan la vida. Los pocos informadores que han podido entrar lo han hecho empotrados en unidades militares israelíes. Recientemente, otros pocos han visto la devastación en Gaza desde el aire en los aviones que lanzan comida en paracaídas.
Mientras tanto, Israel y Hamas se acusan de fomentar la desinformación. El gobierno de Netanyahu cuestiona las cifras de víctimas mortales (61.000) divulgadas por el gobierno palestino y lanza sospechas sobre la agencia oficial Wafa que está bajo el control de Hamas. En cambio, no permite la entrada de periodistas en Gaza para que comprueben cuál es la realidad y aclaren las suspicacias de unos y otros. Precisamente esta es la función del periodismo. Está claro que en este conflicto se vulnera, entre otros, el derecho ciudadano a recibir información libre e independiente y se está dejando que la propaganda tome el mando.