El blues del fútbol femenino

El blues del fútbol femenino
Director adjunto

Sobre el papel, el fútbol femenino español lo tiene todo para consolidarse como un referente mundial. Las futbolistas han logrado éxitos incontestables, como un Mundial, un subcampeonato europeo o las tres Champions del Barça. Ha aparecido una nueva afición –más joven y festiva– comprometida con esta nueva manera de entender el fútbol, como atestiguan las buenas audiencias televisivas del último europeo o los llenos conseguidos en los campos del Athletic, del Atlético de Madrid o del propio club blaugrana. 

Al mismo tiempo, ha surgido un estrellato llamado a generar nuevas vocaciones, con figuras como las doble Balón de Oro Alexia Putellas y Aitana Bonmatí o la goleadora de la final del mundial, Olga Carmona.

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Claudia Pina y Alexia Putellas, durante el campeonato europeo de julio  

Alessandra Tarantino / Ap-LaPresse

En vista de todo esto, ¿cómo puede ser que en el inicio hoy de la Liga F prevalezca una cierta sensación de melancolía, de nostalgia preventiva por un futuro que podría haber sido mejor del que se avecina?

Algunos indicios preocupantes detectados en los últimos años se han confirmado en esta pretemporada: la liga inglesa (donde muchos partidos se juegan en estadios principales) y, en menor medida, la francesa, están invirtiendo mucho dinero para potenciar sus equipos, mientras las plantillas españolas se debilitan y, con ellas, la Liga F.

Ni siquiera el Barça se libra ahora de esta tendencia, ya que varias jugadoras de calidad y con proyección han abandonado el club rumbo a otros países. El resultado es una plantilla tal vez demasiado corta para afrontar con garantías una temporada con tantos retos por delante.

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¿Por qué sucede esto? ¿Por qué los equipos no apuestan de verdad por traer y retener a jugadoras de calidad y racanean a la hora de abrir sus estadios principales, algo que el Real Madrid no ha hecho ni una sola vez? Quizás arrastrados por inercias centenarias, los clubs no acaban de ver la oportunidad que les da el fútbol femenino de adecuar su proyecto a la realidad de una sociedad cada vez más igualitaria, aunque tampoco ayuda que las reglas del fair play financiero de los equipos masculinos repercutan en los femeninos, algo que no pasa en Inglaterra.

La buena noticia es que en España hay cada vez hay más niñas federadas dispuestas a sacrificarse para emular a sus estrellas. Ahora toca evitar que se conviertan en la cantera de la liga inglesa.

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