Sotelo vuelve a su plaza

Mientras que la red nacional de organismos de la memoria democrática no lo impida y al ministro Urtasun le pille entretenido, la plaza Francesc Macià de Barcelona recuperará un signo de identidad perdida: próxima apertura de un autodenominado “espacio gastronómico” con el nombre de Sotelo.

La plaza en cuestión llevó durante el franquismo el nombre de Calvo Sotelo, un electo conservador al que le pegaron dos tiros allá por julio del 36, rotulación que fue sustituida por la de Francesc Macià en 1979 y todos contentos.

EsquinaPlaza Francesc Macia, nueva tienda que se llamará Camarasa.

La esquina de la plaza donde se instaló Camarasa y que ahora cambiará de local 

Archivo

¿Es admisible que un local ubicado en la plaza Francesc Macià se llame Sotelo?

Medio siglo después, los nuevos dueños del local que ocupa Camarasa –encomiable y fallido proyecto– han optado por ponerle Sotelo, a saber si para tocar aquello que Igualdad publicita o para que hablemos del local aunque sea para jurar que nunca, nunca lo pisaremos salvo cita a ciegas con una señora del barrio.

El asunto es baladí –palabra cosquilleante– porque allá cada cual con su dinero, sus ganas de provocar y la orientación de su negocio, pero intuyendo la solemnidad atmosférica tampoco sería de extrañar que Lluís Llach decida ponerse a cantar Companys, no és això en la terraza el día de la inauguración, la CUP saque los espráis y un sector de la ciudadanía exija que le pongan Catering Hepburn, Marco Pollo o La Tapilla Sixtina, siguiendo la monda lironda de nombres simpáticos que dan cobertura al zapatismo gastronómico.

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Joaquín Luna
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Hay una restauración chispeante propensa a nombres graciosos. Comiendo en ellos se entiende que los platos no tengan gracia: se la ha llevado el nombre del local. A veces, milagro, las dos cosas concurren –Paco Meralgo, by the way – o la gracia está en sus clientelas desenfadadas, partidarias del alpinismo de taburetes, las medias raciones y a compartir –¿vuelven las penurias de la posguerra?– y las tortillas abiertas no sea que si las cierras te llamen Anacleto.

Dos plazas grandes tienen vida terracera en Barcelona: Francesc Macià y la Reial. Con tal de que así sigan, tanto me da que le pongan a sus locales Bahamonde, Tasca Rasca o President Puigdemont. A ver si ahora preferiremos otra cadena a un local genuino aunque se llame Sotelo...

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