La decisión de Junts de romper amarras con el Gobierno del PSOE estaba ya tomada desde hace tiempo y es una mala noticia para Pedro Sánchez, pero también lo es para Carles Puigdemont. El líder de Junts tiene razón cuando dice que muchos de los acuerdos alcanzados con el Gobierno no se han cumplido, aunque obvia que no todos han sido por capricho del Ejecutivo. Así, Podemos frenó el traspaso de las competencias de inmigración a la Generalitat, algunos gobiernos europeos no respaldaron la oficialidad del catalán –con la importante influencia del PP– y los jueces del Supremo presentaron recursos para que no se pudiera aplicar la ley de Amnistía.
Si era ya discutible que Sánchez pudiera seguir gobernando sin aprobar los presupuestos, ahora la decisión de Junts de pasar a la oposición reabre el debate sobre si tiene sentido la continuidad de la legislatura si el PSOE no tiene mayoría para respaldar sus proyectos. PP, Vox y Junts pueden tumbar cualquier iniciativa. Sánchez deberá hacer mucha pedagogía para explicar a la opinión pública que tiene sentido seguir gobernando. Un reto colosal que tiene ahora por delante el Gobierno es sacar adelante la reforma del sistema de financiación. No deja de ser una oportunidad para salir de este trance. Junts, por mucha oposición que quiera aparentar, tendría difícil explicar su rechazo a la reforma en Catalunya.
El expresident Carles Puigdemont, este lunes
Y llega el momento en que Junts evalúe su papel en todos estos años tras la decisión de ayer que debe ser ratificada por sus bases. Puigdemont no va a pasar a los libros de historia como el gran hacedor de pactos, sino más bien todo lo contrario. En el 2017, su presidencia de la Generalitat terminó en una ruptura con el Estado. En el 2022, Junts decide romper con ERC y sale del Govern. Y, ahora, dinamita el acuerdo de Bruselas alcanzado con el PSOE en el que por vez primera se abordaba de igual a igual el encaje de Catalunya en España con intervención hasta de un mediador internacional.
El balance de todos estos años que puede aportar Puigdemont para la mejora del autogobierno de Catalunya es muy limitado y ha perdido otra oportunidad que difícilmente volverá a tener. Estaría bien que Junts hiciera también un poco de autocrítica.