La neutralidad sin incienso

futuros imperfectos

La neutralidad sin incienso
Editorial Team

Voltaire, que es una de las figuras de la Ilustración, dejó escrito que la religión mal entendida es una fiebre que puede terminar en delirio. Era un filósofo de la razón, que no negaba la fe, pero creía en una moral basada en la virtud antes que en los dogmas. La entrevista a Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española, publicada el domingo en este diario, era más propia de un dirigente conservador que de un pastor espiritual. O de un clérigo con una concepción de la religión mal entendida.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) es Monseñor Luis Argüello García, arzobispo de Valladolid

 

Dani Duch

Sus palabras a favor de una cuestión de confianza, una moción de censura o unas elecciones son impropias de un arzobispo. No lo dice este columnista, sino que se lo ha recordado Joan Planellas, presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense. Y fue más allá al advertirle sobre la necesidad de distinguir claramente entre lo que un cristiano hace en su nombre o en el de la Iglesia. Argüello no evitó ninguna cuestión en la entrevista, así que esta resultó tan interesante como imprudente. Se refirió al bloqueo político que vive España, aludió a la necesidad de regenerar la democracia, se mostró partidario de cambiar la Constitución y enfatizó que la articulación del Estado autonómico es uno de los problemas de un país que olvida que la soberanía es de la nación española.

Las declaraciones de monseñor Argüello no eran propias de un pastor espiritual

La entrevista estaba en las páginas de Política del diario, no en las de Religión. En estas, el mismo domingo, contrastaba con el escrito del cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, que hablaba de Cristo como buen pastor, de la humildad como virtud cristiana y de la serenidad en tiempos de zozobra.

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Las declaraciones de monseñor Argüello no eran resultado de ningún delirio, por usar la frase de Montesquieu, pero sí de una cierta fiebre, por seguir el discurso al autor de El espíritu de las leyes. O al menos debería situarse­ en el clima de alta temperatura que se vive en Madrid, donde la derecha cree tener a Pedro Sánchez contra las cuerdas. Y cada vez son más los que pierden la neutralidad debida, más allá de togas, uniformes, hábitos o códigos éticos. La capital es un infierno contra el Gobierno y hasta a algunos religiosos les salen cuernos. El espíritu de la Navidad solo está en la iluminación callejera.

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