* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Cada verano, la playa se reinventa. Lo que antes era solo arena y mar se ha convertido en un gran espacio multifuncional donde conviven el deporte, la cultura, la gastronomía y el descanso, como descubrimos en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia.
Desde primera hora de la mañana, cuando el sol apenas asoma, ya hay quien extiende su esterilla para practicar yoga al ritmo de las olas. Otros prefieren empezar el día con un partido de voleibol playa o una sesión de entrenamiento funcional, mientras grupos de amigos conversan dentro del agua.

Grupo de personas que se reúnen para charlar cada día durante el verano dentro del mar.
Olas de actividad: deporte, cultura y gastronomía frente al Mediterráneo
Los ayuntamientos, asociaciones locales y particulares han impulsado una variada oferta cultural en la orilla. En las biblioplayas, se pueden tomar prestados libros y revistas para leer bajo la sombrilla, mientras los más pequeños disfrutan de cuentacuentos o talleres creativos.
Por la noche, el mar se convierte en telón de fondo para proyecciones de cine al aire libre y pequeños conciertos, experiencias que combinan la brisa nocturna con el placer de la música y la pantalla gigante.

Eva Cabrera impartiendo una clase de yoga en la arena de la playa del Fràncas .
Las iniciativas particulares aportan frescura y diversidad a la vida en la playa
A esta programación oficial se suman cada vez más iniciativas particulares: entrenadores que ofrecen clases abiertas de pilates o surf, colectivos de música que improvisan sesiones en directo, artistas que pintan en la arena y vendedores locales que organizan degustaciones gastronómicas. Estos proyectos espontáneos aportan frescura, diversidad y un toque personal que enriquece la vida en la playa.

Cinco mujeres practicando SUP Yoga en la Platja Punta d'en Guineu, en Roda de Berà.
La playa es hoy un gimnasio, una sala de conciertos y un comedor al aire libre
Pero la playa no es solo actividad: también es sabor. Los chiringuitos, cada vez más especializados, ofrecen desde tapas marineras hasta cenas completas, siempre con el Mediterráneo como paisaje. Estos espacios se han convertido en embajadores de la cocina local, puntos de encuentro donde se comparten platos, risas y momentos únicos.

El chiringuito del Pescador en la Platja de la Punta d’en Guineu, en Roda de Berà.
Hoy, la playa es mucho más que un lugar para bañarse: es un centro de vida donde se mezclan deporte, cultura, gastronomía y convivencia, un espacio que crece en posibilidades con cada temporada estival.
En la arena, cada momento tiene su lugar: ejercicio, conversación, lectura, música o un buen plato frente al mar. Entre la programación institucional y las propuestas de particulares, la playa actual es un punto de encuentro que combina lo mejor del ocio activo y el descanso, siempre con el sonido de las olas como banda sonora.
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