El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha salido al paso este martes, durante la presentación de los 94.501 avales que ha conseguido para renovar su liderazgo en el partido en el próximo congreso, de la polémica desatada por el intento del Gobierno español de que el catalán, el gallego y el euskera sean también oficiales en las instituciones europeas, algo para lo que, según ha argumentado, sería necesario cambiar los tratados de la Unión Europea en un momento en el que Bruselas está impulsando una simplificación de sus procedimientos.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, flanqueado por Cuca Gamarra y Elías Bendodo, en una reunión de la ejecutiva
Esta ha sido la principal justificación de Feijóo, que ha eludido responder sobre posibles contactos con otros líderes del Partido Popular Europeo (PPE) para que no prospere la iniciativa del Ejecutivo de Pedro Sánchez, aunque, en todo caso, ha dicho que defiende todos los idiomas de España y “por supuesto” también el catalán, para lo que ha puesto como ejemplo sus catorce años al frente de la Xunta de Galicia, en los que “permanentemente” utilizó la lengua gallega en sus intervenciones públicas.
Además de la necesidad de cambiar los tratados, para Feijóo también sería necesario que en España, es decir, en Catalunya, el catalán y el castellano alcanzasen un “bilingüismo cordial” que hoy, según el análisis que hace el PP, está lejos de conseguirse, porque, según ha denunciado Feijóo, siguen sin cumplirse las sentencias del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) que reservan un mínimo del 25% de la docencia al castellano. “Debemos volver al consenso lingüístico”, ha recetado el líder popular como paso previo.
Para Feijóo, que ha denunciado la situación “atípica” del castellano en Catalunya, hay tres consideraciones que hacen difícil la oficialidad del catalán en Europa. En primer lugar, que las lenguas oficiales en el Parlamento Europeo lo son en la totalidad de los estados miembros, por lo que hablar catalán, euskera o gallego, sería una “ilegalidad” si no se modifican los tratados para “dar cabida” a su oficialidad.
En segundo término, Feijóo ha recordado que la Unión Europea está, de la mano de la democristiana Ursula von der Leyen, tratando de simplificar su funcionamiento como “principio básico”, por lo que proponer que se gasten entre 130 y 140 millones de euros anuales para que se puedan traducir las intervenciones en las tres lenguas oficiales, además del castellano, de España al resto de los eurodiputados “merece una reflexión” por parte de los ministros, pese al “apoyo y respeto”, ha insistido, que siente por la lengua catalana.
Por último, todavía sin saber que la decisión prevista para hoy en Bruselas se ha pospuesto por falta de consenso, Feijóo ha recordado que otros países tienen minorías lingüísticas y que han mostrado sus “precauciones” ante la posibilidad de que una cuarentena de idiomas no oficiales en todo su territorio estatal pudieran devenir oficiales en la Unión Europea.
Tras conocer el aplazamiento de la votación en Bruselas, Génova ha reaccionado asegurando que “Europa ha dicho a Pedro Sánchez que la UE no es moneda de cambio con el independentismo que lo llevó a la Moncloa y lo mantiene en el poder”. Según fuentes de la dirección, el presidente del Gobierno “quería pagar con el dinero de todos los españoles” lo que cuesta “cumplir con las exigencias de Waterloo”.
Pero los otros 26 países de la UE, “a pesar de las amenazas y presiones ejercidas” por Sánchez y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, le han negado el apoyo y han mandado al presidente del Gobierno español al “rincón de pensar” al devolver el proyecto a la mesa técnica, han indicado estas fuentes, que insisten en que “esto no es un tema de lenguas, sino de cesiones” políticas del PSOE al independentismo a causa de su “debilidad parlamentaria” y su “precaria situación judicial”.
“El PP respeta las lenguas cooficiales y nadie va a dar lecciones a Feijóo de cómo usarlas desde el respeto y la cordialidad, pero la UE se ha negado a que sea Europa quien pague los peajes que le imponen al Gobierno desde Waterloo. Es una derrota sin paliativos de Pedro Sánchez, que se ha implicado de manera personal y que ha visto cómo su capacidad de influencia e incluso de intimidación se ha topado con la convicción y la firmeza del resto de países de la UE”, concluyen en Génova.

