“No me avergüenzo de haber participado en la presentación de un libro en la que también intervenía Santiago Abascal, y no me avergonzaré de este diálogo con el presidente de la Generalitat de Catalunya. No me avergüenzo de ninguna de las dos fotos. No soy el rojo de los años 70 ni el fascista del siglo XXI”.
Palabras de Luis Argüello ante Salvador Illa. El debate entre ambos, celebrado este miércoles en Madrid, fue muy florentino, elevado, elíptico, pero en un momento dado el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid quiso poner las cartas boca arriba.
Efectivamente, a finales del pasado mes de junio, en plena conmoción de la coyuntura política española tras el encarcelamiento de Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, el presidente del episcopado sorprendió a todos con un vuelo en picado: en un margen de pocos días compartió la presentación de un libro con Santiago Abascal, líder de Vox, y pidió la celebración de elecciones anticipadas, esto es, la dimisión del Gobierno.
Se trataba de un libro de artículos del filósofo Ángel Quintana, uno de los ideólogos de la fundación Disenso, laboratorio de ideas de Vox. El acto fue muy comentado porque Argüello acababa de pedir la urgente convocatoria de elecciones en declaraciones al diario ABC . 16 de junio. Aquella semana se reunía en Madrid la comisión permanente del episcopado. Podía entenderse que la cúpula de la Iglesia católica española ponía la proa al Gobierno apenas dos meses después de la elección del papa León XIV.
En realidad, la permanente del episcopado no debatió sobre la situación política del país, no se emitió ningún documento al respecto, pero el portavoz de la conferencia, César María Magán, obispo auxiliar de Toledo, defendió la toma de posición de Argüello, y dio un paso más: dio a entender sutilmente que el Rey debería intervenir para forzar la convocatoria de elecciones. El Altar pidiendo al Trono que ponga orden..
Illa defiende su encuentro con Puigdemont y precisa que no ha pactado nada con él
El Gobierno emitió de inmediato una nota de protesta a través del ministro de Justicia, Félix Bolaños, acusando a la cúpula episcopal de actuar en connivencia con los dos partidos de la derecha. Bolaños le reprochaba a Argüello que hubiese participado en un acto público junto con el líder de Vox. Hubo malestar en el episcopado catalán. El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, hizo público ese malestar. El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, antiguo presidente de la CEE, calló para no chocar públicamente con su sucesor, pero tampoco compartía los pasos dados en Madrid.
Fueron semanas intensas. Los historiadores deberán estudiar con atención la espesa sucesión de acontecimientos en España desde el apagón eléctrico del 20 de abril hasta las tórridas vacaciones de agosto. “El que pueda hacer que haga”.
En verano, Salvador Illa recibió la invitación de participar en un coloquio con monseñor Luis Argüello sobre la virtud del diálogo y la reconciliación. Escenario: el auditorio de la fundación Pablo VI, el mismo local en el que se había llevado a cabo la citada presentación del libro del intelectual de Vox. Motivo: el centenario del sacerdote José Luis Martin Patino, destacada figura eclesiástica de la transición, estrecho colaborador del cardenal Vicente Enrique y Tarancón.
“No soy el rojo de los años setenta ni el fascista del siglo XXI”, dice el presidente del episcopado español
Argüello corrigió este miércoles el vuelo en picado de junio con un hábil looping (rizo) que le permitió matizar sin echarse para atrás. En su juventud simpatizó con la izquierda, es cierto, y ahora defiende posiciones contrarias al relativismo ideológico que no acepta que sean calificadas de “fachas”. Illa, socialista catalán casi democristiano, estrecho colaborador de Pedro Sánchez, también aprovechó la mañana para precisar algunas coordenadas: “He abierto diálogo con Carles Puigdemont porque no se puede normalizar Catalunya ignorando al primer partido de la oposición. He dialogado, no he pactado nada con él”. Esa tarea, vino a decir, corresponde al Gobierno y a sus emisarios.
Illa citó varias veces a Pericles en defensa de la democracia. Argüello demostró su solida formación intelectual, alrededor de una idea: no debemos confundir polarización (enconada tensión entre contrarios) con polaridad (polos opuestos en la vida, la sociedad y la política). Si se difuminan o disfrazan las polaridades, aumenta la polarización. Esa es su tesis.
Aula Pablo VI, el Papa que estuvo a punto de bendecir el compromiso histórico entre polos opuestos.