Las metas volantes de Vox

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Entramos en una cadena de elecciones que dejará la actividad parlamentaria bajo mínimos: el resultado en Andalucía será un termómetro decisivo

Las metas volantes de Vox

Sánchez y Feijóo en el Congreso

LV

Las próximas elecciones en varias autonomías son las metas volantes de las generales. Extremadura, Castilla y León y, sobre todo, Andalucía. Quizá también Aragón. La maquinaria de los partidos ya solo está pendiente de esas citas. Aunque Pedro Sánchez insista en que las legislativas serán en 2027, un posible avance también dependerá del resultado de esta sucesión de comicios autonómicos, en especial los andaluces. Los socialistas esperan que la foto final sea la de un cierto declive del poder del Partido Popular, aunque sea a costa del ascenso de Vox. El PSOE perdió casi toda su fuerza territorial en 2023 y eso parecía abrir un ciclo que inexorablemente haría caer a Pedro Sánchez. No fue así por muy poco. Sánchez se salvó por una carambola: la jugada de adelanto súbito el 23 de julio de aquel año y los siete diputados de Junts que aceptaron investirle a cambio de la amnistía cambiaron el tablero. Ahora Alberto Núñez Feijóo se dispone al abordaje definitivo. Lo que ocurra estos meses próximos en las comunidades donde se colocarán las urnas será un termómetro que tener en cuenta.

Los socialistas confían en que el PP necesite de Vox en cada una de esas etapas, a las que hay que añadir la Comunitat Valenciana, donde el relevo de Carlos Mazón por Juanfran Pérez Llorca depende de los votos de la extrema derecha. Las condiciones de Santiago Abascal a los populares para obtener su apoyo se van encareciendo en cada negociación y ése será el argumento recurrente del PSOE para presentar a Feijóo como un títere de Vox, aunque de momento las encuestas (salvo la cocina del CIS) le dan como virtual ganador de unas generales. El entorno de Sánchez ya está trabajando a fondo pensando en esas elecciones. Se analizan los datos demoscópicos al detalle. Se ha comprobado que, por ejemplo, existe un agujero en la popularidad del presidente en la franja de 35 a 49 años, así que no es de extrañar ver a Sánchez charlando sobre música en un programa de Radio 3, como también se ha tomado más en serio su contenido en Tik Tok. Al margen del marketing electoral, el Gobierno trata de revertir la imagen de parálisis derivada de la falta de la aprobación de los Presupuestos con anuncios de medidas que no requieren de aprobación por el Congreso. Esta misma semana el Ejecutivo se ha abierto a la propuesta de Sumar de conceder una prestación universal por crianza, que consistiría en una ayuda de 200 euros por hijo.

El Gobierno cuenta con ingresos suficientes como para adoptar medidas de gobierno y evitar la impresión de inacción. Pero la ausencia de Presupuestos es una losa política para que la legislatura se prolongue hasta 2027. El Ejecutivo espera que la amnistía se pueda aplicar a Carles Puigdemont en el primer trimestre del año que viene, una vez se hayan pronunciado el TJUE y el Constitucional, pero eso no garantiza ni mucho menos que Junts vaya a aprobar las cuentas. De hecho, es bastante improbable. Aunque Puigdemont lograra regresar hacia febrero en aplicación de la ley de amnistía, eso no allanará el apoyo a Sánchez. Junts no ayudará al PP a llegar a la Moncloa mediante una moción de censura, pero tampoco hará por mantener al PSOE. Incluso tratará de poner en evidencia su minoría en el Congreso. Por ejemplo, Junts baraja la posibilidad de apoyar una iniciativa parlamentaria del PP que pide elecciones en caso de no poder aprobar los presupuestos. De todas formas, entramos en un período en el que la política española estará inmersa en una cadena de elecciones autonómicas que hará que la actividad legislativa en las Cortes sea mínima, por lo que habrá pocas votaciones que perder por parte del Gobierno. El debate político va a girar en torno a esos comicios, que no solo son un examen para el PSOE, sino también para el PP.

En Extremadura

Si María Guardiola no logra la mayoría absoluta, Vox aún pondrá más condiciones para investirla como presidenta

En Extremadura el panorama pinta mal para los socialistas. Sánchez ha optado por arropar al máximo al secretario general de su partido en esa comunidad, Miguel Ángel Gallardo, el primer candidato socialista que se presenta a presidente autonómico pese a estar imputado por supuestos delitos de tráfico de influencias y prevaricación por la contratación del hermano del presidente en la Diputación de Badajoz. A los socialistas no les daba tiempo de buscar una alternativa y, sin duda, el PP ha querido pillar a la oposición con el pie cambiado para convocar elecciones el 21 de diciembre con el argumento de que Vox no ha querido apoyar los presupuestos de la presidenta, María Guardiola. Los populares buscan una mayoría absoluta que se presenta difícil, ya que la extrema derecha está al alza en todos los sondeos. Si no la consigue, Guardiola estará en la misma situación o peor, ya que tendrá que negociar una nueva investidura con Vox. Pero esta vez Santiago Abascal endurecerá sus condiciones, ya que Guardiola se ha convertido en uno de los dirigentes del PP más denostados por Vox por sus declaraciones desde el principio reticentes a esa formación. Por si fuera poco, Abascal llega crecido por las encuestas y por la necesidad imperiosa de sus votos que tiene el PP para salir del embrollo que supone el relevo de Carlos Mazón por Juanfran Pérez Llorca en la Comunitat Valenciana.

Si el PSOE lo tiene mal en Extremadura, la situación mejora un poco para ese partido en la siguiente cita, la de Castilla y León, donde los socialistas cuentan con un candidato nuevo, Carlos Martínez, aunque haya estado toda la vida en política, ya que es alcalde de Soria. Los problemas allí son para el actual presidente, Alfonso Martínez-Mañueco, del PP, debilitado por la gestión de los incendios el verano pasado. El PSOE tiene aspiraciones de ser la lista más votada, aunque sus posibilidades de gobernar sean escasas, ya que Mañueco podría hacerlo con el apoyo de Vox, según los sondeos. Las elecciones serán el 15 de marzo. Y, de ahí, pasaremos ya a la campaña de las andaluzas, que aún no están convocadas, pero que tocarían en junio próximo. Será la gran batalla antes de las generales.

En Andalucía

La corrupción destapada en Almería llega en el peor momento para Moreno Bonilla

Andalucía apuntaló el poder socialista durante décadas. El desgaste de un período de gobierno tan prolongado y el caso de los ERE propiciaron la pérdida de esa hegemonía. Juanma Moreno Bonilla supo ofrecer la cara más amable del PP como alternativa y cosechó los frutos. Tanto, que logró la mayoría absoluta y su nombre ha sonado con fuerza cada vez que se han abierto las quinielas para un liderazgo nacional del partido. Sin embargo, en el tramo final de la legislatura, Moreno Bonilla ha topado con dos tropiezos importantes: el primero, el escándalo de los cribados de las mamografías, que ha desatado un fuerte malestar sobre el funcionamiento de la sanidad pública andaluza. El segundo ha ocurrido esta semana: la detención del presidente de la Diputación de Almería y otros cargos del PP por presunta corrupción en contratos sobre la compra de mascarillas. La provincia de Almería es el granero de votos más importante para los populares andaluces, pero también el más sensible a los cantos de sirena de Vox. El propio Feijóo acudió hace una semana a Sevilla, donde proclamó: “En Andalucía hubo un tiempo en el que parecía normal la corrupción y la degradación moral, pero hubo un presidente del PP que no se resignó y recuperó la honestidad y la decencia, como haremos también en España”. Aunque aún no se sabe el alcance del caso de Almería, sí que dificulta al PP ese tipo de discurso en esa comunidad a partir de ahora. Si Moreno Bonilla perdiera la mayoría absoluta, sería una buena noticia para Sánchez, aunque habrá que ver también el resultado del PSOE. Al fin y al cabo, el presidente ha apostado fuerte y envía como candidata a su mano derecha en el Gobierno y en el partido, María Jesús Montero, y las encuestas actuales no arrojan una mejoría destacable en los datos socialistas.

No hay fecha para unas generales, pero esa sucesión de metas volantes marcará bastante el calendario. A ello habrá que añadir la evolución de los casos de corrupción, una reiterada falta de apoyo parlamentario por parte de Junts o cualquier otra eventualidad. Serán meses decisivos. Lo único claro es que Sánchez ha enviado mensajes claros a su entorno de dar la batalla hasta el final y, si no logra repetir como presidente, dejar el partido en las mejores condiciones posible.

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