El momento político español presenta, en el orden táctico, una cierta semejanza con la batalla de Trafalgar. La escuadra más numerosa, la que tiene más posibilidades de vencer, ha decidido desplegar sus barcos en hilera para disponer de la máxima capacidad de fuego sobre un adversario debilitado.
Las fragatas Extremadura, Aragón, Castilla y León y Andalucía tienen la misión de dejar al PSOE hecho un colador, enviando a su almirante, Pedro Sánchez , al fondo del mar, si puede ser con un ancora judicial atada al cuello. En vez de ir al choque frontal con una moción de censura, la escuela naval gallega ha optado por una larga línea de batalla para desgastar definitivamente al adversario. Seis meses de fuego con el apoyo de la gran mayoría de los medios de comunicación residenciados en Madrid DF.
Hoy se reanuda el ciclo electoral en España con incertidumbres europeas que pesarán
El escándalo que no cesa. Una situación que ya vivió Felipe González en los noventa. Con el caso Filesa a cuestas (financiación ilegal del PSOE), con el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio , acusado de corrupción, con el director de la Guardia Civil, Luis Roldán , fugado a Tailandia, a González le quisieron colocar la X de los GAL El día que abandonó el poder, la X pasó a ser minúscula y después desapareció. Hoy González es tratado como un estadista por algunos de los que querían llevarle a prisión como jefe de un grupo criminal. Sánchez es presentado ahora como el jefe de una banda de delincuentes, aunque ninguna acusación judicial pesa sobre él. Si pierde el poder, no es probable que le dejen tranquilo. La ley de Amnistía sí pesa, mucho.
Formación en línea con cuatro elecciones autonómicas consecutivas (Extremadura, hoy, Aragón, el 8 de febrero, Castilla y León, el 15 de marzo, Andalucía, en una fecha por determinar del mes de junio), para dejar al PSOE derrengado., para subrayar que la alternativa es el Partido Popular y no Vox, para buscar el máximo apoyo social en unas elecciones generales que podrían adquirir un tono plebiscitario si el PSOE llegase a ser acusado de haberse financiado de manera irregular.
Tal acusación podría mover al Partido Nacionalista Vasco a retirar su apoyo a Sánchez, a modo de reverso de la moción de censura socialista de finales de mayo del 2018. Entonces, el PNV fue determinante para echar a Mariano Rajoy y abrir una nueva etapa.Ocho años después, según como evolucionen las cosas, los de Sabin Etxea podrían dar la puntilla a Sánchez para buscar una línea de entendimiento con Alberto Núñez Feijóo , sin el condicionante de Vox. El PNV podría llegar a proponer, en un futuro que aún está por escribir, una fórmula de concertación -no necesariamente un gobierno de coalición- que incluyese a los socialistas y a exponentes del catalanismo, pensando en las graves complicaciones de la política europea en los próximos dos años. Se están dibujando cartas náuticas. Momento clave: abril-mayo del 2026.
En abril del año que viene, si no hay retrasos, debería iniciarse en la Audiencia Nacional el juicio por el caso Kitchen que sentará en el banquillo al ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz , y a su antigua plana mayor en el ministerio, incluido el ex comisario José Manuel Villarejo . Estan acusados de utilizar fondos públicos y dispositivos policiales para entorpecer la investigación judicial del caso Gúrtel, el mayor escándalo de corrupción registrado en la política española.
En las cartas náuticas del 2026 el juicio del caso Kitchen es como el lago de Maracaibo en las batallas navales del Caribe durante el siglo XIX. Un lugar peligroso. Un lugar temible para el Partido Popular. Quien quede encerrado en ese mar interior puede pasarlo mal. El PP, en el estrecho de Maracaibo. El PSOE, quizá perdido en Sierra Madre. Ese podría ser un escenario previo a las elecciones andaluzas si antes no han ocurrido otros hechos trascendentales. Por lo tanto, el control de las cartas náuticas es fundamental. La posesión de los mapas conduce al control del tiempo político. ¿Quién controla el tiempo político hoy en España? He ahí una buena pregunta para las comidas de estas fiestas. Que nadie se pelee. No es una pregunta fácil de responder.
Los galaico-genoveses despliegan sus barcos en linea en busca de una futura victoria por aplastamiento. Una victoria abrumadora que les sitúe lo más cerca posible de los 150 diputados en una próxima legislatura. Un resultado avasallador que coloque al PSOE ante la disyuntiva de mantener la actual línea o proceder a una reformulación centrista para la que no faltarán candidatos y apoyos mediáticos. Hipótesis: la fórmula portuguesa. Políticas de concertación nacional en la península Ibérica –sin gran coalición–, para apuntalar la arquitectura europea, mientras Francia tira los dados, e Italia, como siempre, juega a dos bandas.
En la batalla de Trafalgar, la armada franco-española se desplegó en fila para abrasar a los británicos. La audacia del almirante Nelson consistió en lanzarse en perpendicular contra la fenomenal hilera dispuesta por el vicealmirante francés Pierre-Charles de Villeneuve . El inglés tenía menos barcos, pero estaban muy bien preparados para el combate. Lograron desbaratar la hilera y vencieron. Nelson no lo pudo contar puesto que murió en la refriega. Y en España empezó a hablarse del “inepto Villeneuve”. Convocado en París por Napoleón , se suicidó o lo suicidaron durante el viaje.
El PSOE no está hoy en condiciones de emular a los británicos en Extremadura. Evitar una derrota humillante es su máxima aspiración y no es seguro que lo consiga. Quien puede romper la hilera es Vox. Santiago Abascal no es Nelsón, pero tiene a su favor la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y eso no es poco. Estamos hablando de una resonancia, una indicación que viene de lo alto. Vox ya no aparece como un partido marginal. Si Vox rompiese la hilera cuatro veces consecutivas en los próximos meses, el cuadro político español entraría en una nueva fase.
Feijóo tiene las de ganar. Sánchez se halla en su peor momento. Pero, ay las hileras.
