Mientras que el sueldo medio de un médico en España ronda los 3.000 euros netos mensuales en el sistema público, un fontanero autónomo con cartera consolidada y carga de trabajo elevada puede llegar a superar esa cifra. Así lo explica Abel, profesional con más de una década en el oficio: “Quien se monte el negocio por su cuenta puede ganar un buen pico”.
La realidad del autónomo: más riesgo, pero también más ingresos
La clave está en la especialización, la experiencia y sobre todo, en la actitud emprendedora. Hay médicos que optan por abrir consultas privadas y multiplican sus ingresos, igual que hay fontaneros que no pasan de los 1.200 euros mensuales. Pero si algo está claro es que la fontanería, lejos del estigma de oficio obsoleto, vive un momento de auge.
Según datos de Campus Training, un fontanero en plantilla cobra un salario base anual de 16.294,50 euros, a los que se suman complementos por convenio, nocturnidad o penosidad. El total puede superar los 18.000 euros al año. Pero eso es sólo el principio. Trabajar por cuenta propia en el sector de la fontanería implica una mayor carga de responsabilidad, pero también mayor margen de beneficios. Tal como explican desde Campus Training, “al no estar en una plantilla, el sueldo puede sufrir variaciones positivas, condicionadas con la carga de trabajo”.
Abel lo ejemplifica desde su experiencia diaria: “Voy detrás de mucha gente. Es que es el quinto que viene ya por aquí, nadie hace nada... Y yo encuentro el problema”. Se refiere a su meticulosidad, a esa capacidad de insistir y volver a un piso siete veces si hace falta hasta dar con la avería. Y lo resume con una frase que podría ser su lema: “Yo no me rindo. Hasta que no encuentro el problema, no me voy”. Pero si tiene que volver no tiene problema, “eso sí, cobrando”, afirma Abel. Esta implicación es parte del éxito. La constancia, el trato con el cliente, la fiabilidad. Aspectos que, aunque no figuren en un contrato, son los que fidelizan y multiplican el boca a boca. En este sentido, la red de contactos es tan o más importante que cualquier herramienta. Desde la escuela de formación, ponen en valor que “la actitud y la predisposición son aspectos muy valorados” y que formarse bien es clave para destacar.
La comparación entre médicos y fontaneros, aunque desigual en formación académica, no lo es tanto en ingresos reales. Y como concluye Abel, con naturalidad: “Si eres bueno, pues lógicamente puedes pedir un poco más, ¿no?”. La fontanería puede ser una vía sólida y rentable para quien no teme mojarse las manos.


