'Nueva vida en Ransom Canyon', otra victoria de lo tradicional en Netflix
Renovada
La plataforma ha renovado el drama romántico para una segunda temporada

Josh Duhamel es Staten, un hombre con el corazón roto y sed de venganza.

Con un presupuesto para 2024 de 17.000 millones de dólares, Netflix tiene dinero para producir distintas estrategias de ficción. Destina cientos de millones a la producción de series evento, a satisfacer las demandas de los distintos mercados en los que opera y, entre otros, a saciar el hambre de contenidos fáciles de ver del espectador tradicional: series con aroma de la televisión de siempre, sin aspavientos ni delirios creativos. Esto les suele salir de maravilla: solo hay que ver que Nueva vida en Ransom Canyon, tras estrenarse en abril, ya está renovada por una segunda temporada.
Ransom Canyon, para que nos entendamos, es una serie pensada para los amantes de Yellowstone, el neowestern con Kevin Costner que ha sido uno de los fenómenos televisivos de la última década, y de los habituales de dramas románticos como Un lugar para soñar basados en best-sellers no precisamente alabados por la crítica. Muestra cómo tres familias están enfrentadas por el control de la tierra en el Texas de hoy en día con una tensión sexual no resuelta entre Staten Kirkland (Josh Duhamel), un hombre traumatizado por la muerte, y Quinn O’Grady (Minka Kelly), la mejor amiga de su difunta mujer.

La guionista April Blair, una de las piezas clave de Miércoles en su primera temporada (firmó dos de los ocho episodios), es la autora de Nueva vida en Ransom Canyon a partir de las novelas de Jodi Thomas, que entre 2015 y 2017 escribió siete entregas ambientadas en esta localidad. El secreto de su éxito consiste en ofrecer drama de la vieja escuela, una historia de amor a partir de actores reconocibles para los seriéfilos y un entorno de western con un target muy específico. No le viene mal, por ejemplo, poder conquistar el público conservador de los Estados Unidos.
Teniendo en cuenta su especificidad, que está sobre todo pensada para contentar al público estadounidense y no tanto el internacional, tuvo buenos datos de audiencia. En sus primeras cuatro semanas en el catálogo de Netflix, obtuvo 23,3 millones de visionados a partir de 183,6 millones de horas vistas. Se une, por lo tanto, al club de Mi vida con los chicos Walter, Dulces magnolias y Un lugar para soñar como un contenido accesible para los suscriptores de la América profunda, con un presupuesto controlado, centrado en la vida de quienes viven alejados de las grandes ciudades.
Según indica Deadline, además, no tardará en volver. En el momento de estrenarse la primera temporada, April Blair ya tenía en marcha una sala de guionistas para escribir una segunda. Así que en septiembre Minka Kelly y Josh Duhamel volverán a estar rodando en Nuevo México, donde la producción tiene las localizaciones y los sets, para que no haya demoras como con otros títulos de la misma plataforma.

