La serie tan tórrida que podría cambiar cómo se rueda el sexo en los romances televisivos
Fenómeno
'Más que rivales' está siendo un fenómeno por rodar con elegancia y seriedad una historia de amor entre dos deportistas profesionales

Rivales públicos, amantes íntimos.

Es posible que los lectores más seriéfilos se hayan encontrado alguna imagen de los actores Hudson Williams y Connor Storrie en las redes sociales estos días. Técnicamente, no eran estrellas. Williams, de 24 años, sobre todo había trabajado en cortometrajes y Storrie, de 25, solamente había llamado la atención con un personaje muy secundario en Joker: Folie à Deux. Pero, de repente, había montajes fogosos de ellos dos en las redes sociales sin que la obra en cuestión, Más que rivales (Heated Rivalry), se hubiera estrenado. Era una anomalía. Mientras los estudios de Hollywood buscan la forma de captar la atención del público para sus costosas producciones, una humilde serie canadiense estaba siendo un fenómeno instantáneo en TikTok antes de haber emitido un solo episodio.
La explicación se explica parcialmente a partir del material de referencia. Rachel Reid publicó en octubre de 2018 la novela Game Changer, que se adentraba en una tórrida historia de amor y sexo en el mundo del hockey sobre hielo, un deporte donde no existen profesionales fuera del armario. Cinco meses más tarde publicaba Heated Rivarly, de la misma saga, sobre el canadiense Shane Hollander y el ruso Ilya Rozanov: los medios los presentan como enemigos sobre el hielo cuando ellos, a partir de encuentros fortuitos durante años, tienen una relación mucho más íntima. Con un público literario conocedor de la novela, había quienes esperaban la producción con los brazos abiertos.

Sin embargo, el factor “adapta una novela con fans en internet” tampoco acaba de explicar el fenómeno que se estaba cociendo. El creador Jacob Tierney llamó a Reid en agosto de 2023 para informarle que estaba interesado en llevar la historia de Ilya y Shane a la pantalla. A la autora le habían diagnosticado la enfermedad de párkinson cuatro días antes, así que la llamada “era exactamente lo que necesitaba” para superar ese mal momento. Pero lo sorprendente fue ver qué había hecho Tierney con la novela al ver el primer tráiler. Si la temperatura del espectador ya subía con ver unas primeras imágenes… ¿qué pasaría cuando vieran un episodio entero?
El canal que dio luz verde al proyecto fue el canadiense Crave. En Estados Unidos, tras ver el interés anticipado, HBO Max se hizo con los derechos de emisión. Y, al emitirse los dos primeros episodios, se confirmaron las sospechas: Williams y Storrie incendiaban la pantalla como dos deportistas profesionales y armariados que se encuentran a escondidas en habitaciones de hotel mientras, en paralelo, tienen una imagen pública heterosexual e incluso novias. Reid se sorprendió al ver que Tierney y los actores se habían tomado en serio la novela: “No creo que nadie pensase que se podía coger un romance de alto voltaje y realmente rodarlo”.

El guionista y director se había enganchado a las novelas durante la pandemia. Una amiga se las había recomendado. Y, cuando un día leyó que las obras románticas eran una industria multimillonaria que no recibía ningún respeto, pensó que podía adaptar Más que rivales (Heated Rivalry) a la televisión. Así que concibió la serie desde el respeto y con la intención de ser un rayo de luz para la comunidad gay en un imaginario cultural donde la tragedia y la tristeza suelen ser una constante. “Hay una tendencia en el arte queer de centrarse en tragedias reales. A veces, parece que todavía contamos historias de la era McCarthy o de la epidemia del sida. Nos merecemos tener una serie gay que sea sexy, cachonda y divertida”, contó.
Pero, como decíamos antes, no se puede explicar el fenómeno instantáneo de Más que rivales (Heated Rivalry) únicamente desde la buena predisposición del público literario. Había también una variable incontrolable: la química entre los actores, que solo necesitan unos segundos del tiempo del espectador para vender fogosidad. Una declaración de Williams, de hecho, ya ha pasado a la posteridad. Según ha reconocido Tierney, cuando estaban en el proceso de casting, el propio actor le dijo que contratara a Corrie: “El otro tipo era bueno, pero con Connor sentí que estaba a punto de someterme y follarme”. ¿Cómo iba a tener dudas?
Desde Roger Ebert compraron la forma de Tierney de rodar una historia de amor y sexo. “Simplemente existiendo, la serie se ha convertido en revolucionaria, como una de las pocas obras televisivas en atreverse a mostrar el sexo gay”, admiraba la web de crítica tras definir la televisión queer reciente como un yermo sin capacidad de arriesgarse. Pero era llamativo cómo compararon a los protagonistas con dos estrellas del cine clásico de Hollywood: “Williams y Storrie comparten una química tan intensa que rivalizan con Bogart y Bacall, moldeando esta serie no solo como uno de los programas más entretenidos de este año, también uno de los más importantes”.
Así, tras emitir solo tres episodios en Norteamérica, Más que rivales (Heated Rivarly) ya es un fenómeno de las redes sociales y del boca-oreja. Puede llevar a unas cuantas confusiones. Adapta una novela tórrida ligera pero Tierney rueda la historia como si fuera una película independiente, parando detalle al sonido de las escenas de tensión sexual, con una fotografía cuidada y con la búsqueda de atmósferas íntimas y sexualmente sugerentes. Quiere ser una buena serie. También ofrece una relación entre dos hombres pero, más allá del público homosexual, va directamente al público femenino que disfruta viendo otros modelos de masculinidad y hombres sentimentalmente vulnerables (algo que raramente ofrece la ficción hetero).
Según Roger Ebert
“Simplemente existiendo, la serie se ha convertido en revolucionaria, como una de las pocas obras televisivas en atreverse a mostrar el sexo gay”
Y, mientras los actores esquivan la inquisición estadounidense sobre si comparten sexualidad con sus personajes, se están metiendo en el bolsillo al público con su sintonía y sus salidas de tono en las entrevistas. Incluso se han hecho el mismo tatuaje para conmemorar un trabajo que les podría haber cambiado la vida: se han escrito las palabras “sex sells” en la pierna. Ahora solo falta que Movistar Plus+, que se ha hecho con los derechos de emisión en España, ponga fecha a la serie de seis episodios. De montajes de aficionados en TikTok no puede vivir el espectador.