La serie que toca estar viendo (semana a semana) es 'Pluribus'
Apple TV
Vince Gilligan se supera con este híbrido entre comedia negra, ciencia ficción y drama existencial

Rhea Seehorn, valiente al enfrentarse sola a un proyecto de este calibre.

Pluribus está en emisión. Se estrenó el 7 de noviembre y este viernes emitirá el antepenúltimo episodio de la primera temporada. Según Apple TV, se trata de su drama más visto durante su lanzamiento y, aunque en Estados Unidos se pueden contrastar estos datos con análisis de audiencias externos, se desconoce su alcance real a nivel mundial. Pero, si viviéramos en un mundo utópico donde la calidad fuera lo más visto y lo más comentado, Pluribus sería el fenómeno por antonomasia de estas semanas. Es extraordinaria y este viernes lo volverá a demostrar.
La historia comenzó cuando Carol, una escritora de novelas románticas ligeras, vio con sus propios ojos una especie de apocalipsis. La humanidad entera, a excepción de ella, perdió la conciencia. Unos minutos después, cuando la humanidad recuperó el conocimiento, todo había cambiado. Infectados por un virus de origen extraterrestre, todas las personas a excepción de Carol habían pasado a compartir una misma conciencia y todos sus conocimientos y experiencias. Carol, de repente, estaba sola en un mundo interconectado donde el concepto individuo había dejado de existir. “Carol, tu vida es tuya. Carol, solo queremos que seas feliz”, le decían.

También le reconocían que, mientras no pretendían hacerle ningún daño, su intención era infectarla en cuanto pudieran, en cuanto entendieran por qué ella era resistente al virus. Mientras tanto, iban a cuidarla. En un giro imprevisto en esta clase de producciones, todo indicaba que eran sinceros. No mienten. No son agresivos. La observación de Carol también permitía entender que, efectivamente, cada humano es toda la humanidad al mismo tiempo, habiendo perdido sus identidades y caracteres personales en beneficio de una colectividad racional, optimista, antiespecista y ecologista.
Vince Gilligan, el autor de Breaking Bad y Better call Saul, cada semana ofrece una disertación sobre el significado del bien común, cómo se puede compatibilizar con la libertad individual, y deconstruye el duelo de una mujer, Carol, que pierde a la persona que más quiere el día del contagio mundial.
Cada vez que esa conciencia global intenta tranquilizarla o ayudarla o intenta satisfacer alguno de sus deseos, Pluribus explora desde la hipérbole las acciones bienintencionadas de las personas. ¿Acaso, cuando muere alguien, no parece que el mundo es un sitio atroz donde nos sorprende que el resto de la población pueda respirar sin problemas, como si no hubiera pasado nada? Carol vive esta situación de forma literal: no entiende cómo el mundo sigue (y de esa forma) tras la pérdida.
Sin embargo, más allá de este argumento original y estimulante, que desconcierta por cómo desactiva todas las expectativas del género, Pluribus es una genialidad por cómo está contada la historia. Por los tiempos. Por cómo Gilligan confía en mostrar al personaje sin necesidad de dialogar cada sentimiento y cada acción. Por cómo tiene una producción alucinante y, al mismo tiempo, tampoco quiere alardear de ella (aquí no puedo dejar de pensar en la escena del supermercado). Por cómo permite hablar de inteligencia artificial o polarización política. Por tener una protagonista llena de rabia y, al mismo tiempo, con un sentido del deber para con la humanidad. Por el mensaje exasperante que le deja la humanidad colectiva a Carol en el contestador, que debemos escuchar siempre en su totalidad, y que sirve de declaración de intenciones del poder de Gilligan como autor.
También en las redes sociales se puede extraer una lectura inquietante sobre cómo el espectador ve la televisión. Hay quienes entienden a la protagonista interpretada por una valiente Rhea Seehorn expresamente y visceralmente antipática. Consideran que Pluribus nos intenta enfrentar a un personaje irritante como si fuera un desafío o experimento narrativo. Pero en estas críticas, como ocurría con Skyler White, posiblemente hay un poco de machismo en el ojo. ¿Cómo se le puede criticar a Carol que actúe desolada, desde la rabia, ante el fin del mundo y la pérdida de su pareja? ¿Dónde está la empatía ante una situación imposible? ¿Acaso las mujeres no pueden expresar una rabia justificada?

Y, como decía, esta semana hay otra demostración de libertad creativa por parte de Gilligan. Si cada plano de Rhea Seehorn en su barrio residencial desértico en Albuquerque no es suficiente poesía existencial, por cómo se erige en símbolo del artificioso estilo de vida aspiracional de la sociedad capitalista, esta vez tocará explorar la belleza de la naturaleza. Si se tiene que ver una serie ahora mismo, esta es Pluribus.
