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Condenan a un hombre a 14 años de cárcel por violar a su hijastra desde que tenía 10 años en Pamplona

Agresión sexual

El agresor, de 52 años, empezó con tocamientos a la víctima cuando era menor de edad y la violó con violencia una vez que ella ya era mayor de edad

El Palacio de Justicia de Pamplona (Navarra)

Eduardo Sanz - Europa Press / Europa Press

Un hombre de 52 años residente en Pamplona (Navarra) ha sido condenado a 14 años de cárcel por agredir sexualmente a su hijastra desde que ella tenía 10 años. Las violaciones y distintas agresiones sexuales habrían continuado hasta la edad adulta de la víctima. Así se desprende de la información publicada por Noticias de Navarra.

Así lo ha decidido la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra, con la magistrada Ana Llorca a la cabeza. En la sentencia se puede leer la terrible historia que la víctima sufrió desde que era menor de edad. Según la sentencia, el agresor sexual convivía con la madre de la víctima formando una misma unidad familiar desde que ella tenía 10 años.

Aprovechando la autoridad que tenía como su padrastro, además de ser la persona que quedaba a cargo del cuidado de la víctima cuando era menor de edad en los momentos en los que la madre se tenía que ir a trabajar, el agresor pedía a la menor que le hiciera tocamientos.

Las consecuencias

Además de la cárcel, pesa sobre el agresor una orden de alejamiento y de prohibición de comunicación con la víctima, 10 años de libertad vigilada y una responsabilidad civil de 60.000 euros

La sentencia asegura que estos hechos se produjeron de forma continuada hasta que ella cumplió 15 o 16 años. En un viaje que la familia realizó al país de origen del acusado, volvió a hacer lo mismo. Estos hechos no cesaron una vez volvieron a su domicilio en Pamplona, sino que se repitieron de forma habitual hasta que la víctima cumplió los 18 años. Entonces, las agresiones tampoco cesaron, sino que fueron un paso más allá: aprovechando la relación de dominio que había generado sobre la víctima, comenzaron las violaciones, que ocurrían tanto en casa como en un local que regentaban.

Conforme la víctima fue tomando conciencia de lo que estaba ocurriendo, empezó a negarse de forma explícita: se oponía con patadas y gritos. Sin embargo, el violador la agarraba y le tapaba la boca para seguir con las agresiones. La Sala ha considerado que estos hechos han quedado acreditados y que se trata de una conducta delictiva mantenida en el tiempo. Por ello, la Audiencia le ha impuesto, además de la pena de prisión, una orden de alejamiento y de prohibición de comunicación con la víctima, diez años de libertad vigilada y una responsabilidad civil de 60.000 euros.

La víctima denunció estos hechos en 2023, cuando tenía cerca de 30 años. Le contó lo que había sufrido a su tía, que fue la primera persona que la ayudó a salir de aquél infierno. “Este hombre me lleva tocando desde que soy pequeña”, le dijo cuando ya no podía soportar más la situación.

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Desde entonces, la víctima recibe tratamiento psicológico por estrés postraumático, está de baja médica y sigue teniendo pesadillas con el acusado. Todavía no ha logrado retomar su vida pasada. Por su parte, el procesado, que se encuentra en libertad, ha negado todos los hechos en el juicio reiteradamente. Sin embargo, los jueces no le creen.

“Cabe decir en el sentir unánime de este tribunal que la víctima dijo la verdad, en una declaración emotiva, mostrándose visiblemente afectada, llorosa al tener que rememorar tan traumática experiencia que ha afectado prácticamente a todo su devenir vital desde que la misma tiene uso de razón. Ninguna sombra de duda empaña la franca credibilidad de su declaración”, han escrito los magistrados.

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