Revelan cómo actuaba el enfermero español que asesinó a once ancianos con lavandina

OLOT

Joan Vila Dilmé, apodado “el celador de Olot”, mató a sus víctimas durante los turnos de noche en una residencia geriátrica

127 años de cárcel para Joan Vila, el celador del geriátrico La Caritat de Olot. El juez impone la dura condena por once asesinatos y dicta que se paguen 369.000 euros a los familiares de las víctimas

Revelan cómo actuaba el enfermero español que asesinó a once ancianas con lavandina

Propias

Durante los años 2009 y 2010, un auxiliar de enfermería en la residencia geriátrica La Caritat, en Olot (Girona), sembró el terror en silencio. Joan Vila Dilmé, de carácter tímido e introvertido, fue ganándose la confianza del personal y de los internos hasta convertirse en el principal sospechoso de una seguidilla de muertes que, durante meses, fueron atribuidas a causas naturales.

Vila mataba en horarios nocturnos, cuando la supervisión era menor. Aprovechaba esos momentos para administrar a sus víctimas una combinación letal de lavandina (lejía), insulina, sedantes y otras sustancias cáusticas. El resultado era una muerte lenta, traumática y dolorosa. “Mi madre no paraba de sangrar; sangraba por la boca y tenía la lengua hinchada”, testificó una hija de una de las víctimas durante el juicio.

De auxiliar ejemplar a asesino en serie

Condena y sin atenuantes

Los compañeros de trabajo de Vila destacaban su aparente dedicación y su tono sereno. Se mostraba afectado por los fallecimientos, repitiendo frases como: “Qué mala suerte, siempre se me mueren a mí”. Sin embargo, esos comentarios ocultaban una verdad espeluznante, ya que él mismo estaba provocando las muertes.

Según la investigación, Vila eligió su nuevo trabajo tras una vida profesional errática. Antes de convertirse en auxiliar, había trabajado como peluquero y en diversos empleos sin continuidad. Fue en la Fundación La Caritat donde desplegó su lado más oscuro.

Los investigadores determinaron que Vila mató al menos a once ancianas. La clave para desentrañar el caso fue la muerte de Paquita Gironés, una interna de 85 años que había denunciado malos tratos sin ser escuchada. Ante su fallecimiento, el médico forense se negó a firmar el certificado de defunción y solicitó una autopsia. Esto derivó en una investigación policial que culminó con la confesión del propio Vila.

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El juicio se celebró en junio de 2013 ante un jurado popular en Girona. Vila fue declarado culpable de once asesinatos con alevosía y condenado a 127 años y medio de prisión. No obstante, por la legislación española, la pena máxima efectiva que cumplirá será de 40 años. Además, se le impuso una indemnización de 369.000 euros a las familias de las víctimas, y la clínica fue declarada responsable civil subsidiaria.

Durante el juicio, Vila aseguró que no actuó con odio: “No quería herir a las ancianas, sufría por ellas y me calmaba al verlas difuntas”, afirmó. En una de sus declaraciones más macabras, llegó a decir: “Las quería, les di un buen cielo”.

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