La doble vida de ‘Bambi’, de conejita Playboy y policía a asesina sin escrúpulos

Las caras del mal

Laurie Bembenek escapó de una prisión de máxima seguridad y se convirtió en símbolo de rebeldía femenina tras matar a la exmujer de su marido

La doble vida de ‘Bambi’, de conejita Playboy y policía a asesina sin escrúpulos

La doble vida de ‘Bambi’, de conejita Playboy y policía a asesina sin escrúpulos

LVD

A las 2:15 horas de la madrugada alguien irrumpió en la casa de Christine, a la que ataron las manos con una cuerda de tendedero, cubrieron sus ojos con una venda y amordazaron para que no gritara. Acto seguido, le dispararon un solo tiro en el pecho, con silenciosa precisión. Segundos después, el asesino se esfumó sin dejar rastro.

Sin embargo, un testigo creyó haber visto al posible autor del crimen: el hijo mayor de la víctima, de once años, aseguró que una figura con abrigo verde, cabello rojizo recogido en coleta y calzado negro, huía como una sombra en plena noche. Con el transcurrir del tiempo, los investigadores descubrieron su identidad: Bambi, una antigua agente de la policía y exconejita Playboy.

La aspirante a policía

Lawrencia Ann -Laurie para sus allegados- Bembenek nació el 15 de agosto de 1958 en Milwaukee (Wisconsin), siendo la menor de tres hermanas. Su padre, Joseph, trabajó por un tiempo en el cuerpo de policía local, pero renunció tras denunciar irregularidades y pasó a dedicarse a la carpintería.

Desde niña, nuestra protagonista mostró una mezcla de rebeldía y determinación: se enfrentó a actitudes impropias -abusos sexuales- por parte de un sacerdote en la escuela católica donde estudiaba, además de desafiar las reglas que le parecían injustas. Durante su paso por el instituto público Bay View High School, Laurie participó en atletismo, tocó la flauta en la banda escolar y cultivó amistades intensas.

Laurie Bembenek, 'Bambi' la asesina

Laurie Bembenek, 'Bambi' la asesina

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Tras graduarse en 1976, Laurie estudió gestión de moda en la universidad Bryant & Stratton. Pero su ambición la empujaba a asumir retos mayores. En 1978 participó en un calendario patrocinado por una cervecera local, aunque sin posar desnuda, y aquel proyecto despertó su interés por la imagen pública, algo que en los años setenta aún escandalizaba a muchos.

A sus 21 años, la joven decidió presentarse a la academia de policía de Milwaukee. Quería, decía, ser parte de algo honorable. En marzo de 1980 ingresó oficialmente al cuerpo policial. Pero, poco después, denunció acoso sistemático por parte de sus compañeros a los que describió como “brutales, perezosos, apáticos y corruptos”.

Laurie Bembenek

Laurie Bembenek

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Asimismo, aseguró que las agentes mujeres eran castigadas por cualquier falta menor, mientras que sus colegas hombres salían impunes. Laurie fue acusada anónimamente de consumir marihuana; ella negó la acusación y nunca fue probada. Pero en agosto de 1980, la expulsaron durante su periodo de prueba. Presentó una demanda por discriminación, aunque no prosperó judicialmente.

Tras su despido, Laurie trabajó como guardia de seguridad en la Universidad Marquette y como entrenadora personal en gimnasios. 

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En otoño de ese mismo año aceptó un trabajo como camarera del Playboy Club de Lake Geneva, un elegante complejo turístico a unos cien kilómetros de Milwaukee. Llevaba el icónico traje de conejita, servía cócteles a ejecutivos y sonreía con una profesionalidad que pronto fue malinterpretada.

Años más tarde, recordaría con una mezcla de ironía y amargura aquel periodo: “La gente pensaba que ser Bunny era degradante, pero allí me respetaban más que en la comisaría. En la policía me trataban como una broma; en Playboy, al menos, las reglas eran claras”.

Laurie Bembenek como conejita de Playboy

Laurie Bembenek como conejita de Playboy

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Esa experiencia, breve pero significativa, condensó la paradoja de su vida: una mujer que buscaba dignidad en espacios que el mundo consideraba frívolos. Para Laurie, portar un uniforme (fuera azul o con orejas de conejo) era, en el fondo, una forma de sobrevivir.

Poco después Laurie conoció al detective Elfred “Fred” Schultz, once años mayor, que había sido investigado por un tiroteo años atrás y que estaba recién divorciado de Christine Schultz, una enfermera con la que tenía dos hijos pequeños.

Fred Schultz, primer marido de Laurie Bembenek

Fred Schultz, primer marido de Laurie Bembenek

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El flechazo de ambos fue inmediato y polémico: contrajeron matrimonio en enero de 1981, en Illinois (uno de los pocos estados que no exigía un lapso obligatorio entre divorcio y nueva unión), aunque esa boda quedó anulada por el código de Wisconsin, que exigía al menos seis meses de espera. Este detalle añadiría con el tiempo un matiz trágico a la historia.

El intruso

La madrugada del 28 de mayo de 1981, Christine Schultz dormía en su casa del 722 de South 39th Street cuando alguien irrumpió silenciosamente. No había signos visibles de puertas forzadas ni tampoco de robo. El asesino actuó con precisión quirúrgica: ató, amordazó y disparó a su víctima.

Las sospechas apuntaron enseguida hacia Laurie: era la única con acceso al arma homicida (el revólver fuera de servicio de su marido Fred y exmarido a su vez de Christine), al duplicado de la llave (parece ser que Fred había copiado secretamente la llave), y poseía los elementos coincidentes con la escena.

El revólver que utilizó Laurie Bembenek para matar a su víctima

El revólver que utilizó Laurie Bembenek para matar a su víctima

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Nos referimos a una cuerda de tendedero, a un pañuelo de tela similar al que se empleó para vendar los ojos de Christine y a una peluca oculta en las cañerías del apartamento, cuyas fibras coincidían con los hallazgos en la escena del crimen. Además, su cabello natural correspondía con mechones encontrados en la cinta que tapó la boca de la víctima.

Pero el testimonio del hijo mayor de la víctima, Sean, resultó inicialmente conflictivo en la investigación: dijo no poder identificar a Laurie entre las sombras. Y describió un intruso corpulento con coleta rojiza, muy diferente a la descripción de su madrastra (rubia, alta y delgada).

Laurie Bembenek fue acusada de asesinar a Christine Schultz

Laurie Bembenek fue acusada de asesinar a Christine Schultz

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Esto hizo desviar la atención hacia otro posible sospechoso, el exmarido, Fred, quien tenía motivos económicos para eliminar a Christine. Fred tenía que pagar la manutención de los hijos, además de la hipoteca de la casa familiar donde residían su exmujer con los niños. Él inicialmente declaró haber estado de servicio esa noche; luego admitió que, en realidad, estuvo bebiendo en un bar.

Por su parte, Laurie declaró que se encontraba en su casa, en el apartamento que compartía con Fred, dado que tenían planes de mudanza inminentes. La sospechosa alegó haber estado empaquetando objetos personales antes de dormir e insistió en que había sido víctima de una conspiración para silenciar sus denuncias sobre la corrupción en el cuerpo de policía.

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Laurie Bembenek fue oficialmente arrestada el 24 de junio de 1981 en las instalaciones de la Universidad Marquette, donde trabajaba en el departamento de seguridad. Ese día, los detectives de la Policía de Milwaukee, acompañados por autoridades universitarias, registraron su casillero personal, donde hallaron un cepillo de pelo.

Tras el análisis de este objeto, el examen forense determinó que ese cabello era compatible con las fibras encontradas en la escena del crimen, en particular, con el pañuelo usado para amordazar a la víctima. La exagente fue imputada por asesinato en primer grado, pero se decretó su libertad bajo fianza tres días después. Pagó 10.000 dólares de caución.

El juicio de ‘Bambi’

El juicio contra Laurie Bembenek se celebró entre el 22 de febrero y el 9 de marzo de 1982 en el Condado de Milwaukee, y despertó el interés mediático. De hecho, no faltó dramatismo, testigos cruzados, debates intensos sobre la validez de las pruebas forenses y el debido proceso y, por supuesto, el apelativo que le puso la propia prensa. Bambi.

Los periodistas y la opinión pública de los años 80, fascinados por su belleza rubia, su complexión atlética y sus grandes ojos azules, empezaron a llamarla Bambi, en referencia directa al personaje tierno e ingenuo de Disney, pero con un tono sarcástico y sensacionalista. 

Laurie Bembenek, durante el juicio

Laurie Bembenek, durante el juicio

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Explotaron esa dualidad: la mujer de rostro dulce acusada de un crimen brutal. Esa contradicción entre “la inocencia del ciervo y la frialdad del disparo” se convirtió en el corazón narrativo del caso y en el motor de su fama.

Uno de los momentos más destacados del juicio fue cuando se leyó una emotiva carta donde la acusada aseguraba: “Nunca disparé a Christine. Soy inocente, aunque los indicios me maten”. Su defensa usó esa expresión como símbolo de la incapacidad de la fiscalía para probar los hechos más allá de toda duda. No le valió de nada.

Laurie Bembenek declara durante el juicio

Laurie Bembenek declara durante el juicio

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El 9 de marzo de 1982, tras las deliberaciones del jurado, se dio a conocer el veredicto: culpable de asesinato en primer grado. El mismo día se emitió la sentencia correspondiente: prisión perpetua en la institución femenina Taycheedah Correctional Institution, en Fond du Lac, Wisconsin.

La asesina apeló la sentencia, pero el Tribunal de Apelaciones de Wisconsin mantuvo la condena. En ese documento, los jueces defendieron que, aunque la mayoría de la evidencia era circunstancial, estaba sólidamente conectada.

Laurie Bembenek, en prisión

Laurie Bembenek, en prisión

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Ya en prisión, Bambi no se contentó con el silencio. Fundó un periódico entre internas, cursó estudios universitarios y escribió su autobiografía Woman on Trial. Presentó apelaciones y demandas por conspiración judicial y, a su vez, su exmarido le pidió el divorcio en 1984.

La fuga

En 1990 Laurie decidió que no tenía nada que perder. El 15 de julio escapó por una ventana de la lavandería de la prisión y escaló una cerca de alambre de púas. Se reunió con su novio Dominic Gugliatto, quien la esperaba en una camioneta, y juntos huyeron hacia Canadá, usando identidades falsas.

Laurie fue detenida el 17 de octubre en Thunder Bay, Ontario, gracias a la difusión de su fotografía en programas tan importantes como America’s Most Wanted

La detención de Laurie Bembenek en Canadá

La detención de Laurie Bembenek en Canadá

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La prensa explotó el episodio: se vendieron camisetas con el eslogan “Run, Bambi, Run” (“Corre, Bambi, corre”) en kioscos, se hicieron pancartas y simpatizantes de la asesina se manifestaron pidiendo su absolución. Así fue cómo se alimentó aún más el mito de esta asesina.

Las autoridades canadienses negociaron su extradición condicionada a un nuevo juicio, y la presión mediática, junto con descubrimientos de errores de la policía -se documentaron siete fallos graves en la investigación original-, le otorgaron a Laurie una nueva oportunidad judicial.

Pancarta con el eslogan 'Run, Bambi, Run' sobre la fuga de prisión de Laurie Bembenek

Pancarta con el eslogan 'Run, Bambi, Run' sobre la fuga de prisión de Laurie Bembenek

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El 9 de diciembre de 1992, la asesina aceptó un acuerdo judicial nolo contendere (no me opongo), equivalente a no admitir culpabilidad, pero tampoco impugnar los cargos. A cambio, se le redujo la condena a 25 años, y fue liberada ese mismo día tras once años de encierro. “Soy libre”, dijo frente a la corte. “Prefiero una libertad imperfecta a una prisión perfecta”, declaró poco después ante los periodistas.

Los fantasmas

Tras abandonar la prisión, Laurie se trasladó al estado de Washington, cerca de la residencia de sus padres. Trabajó como artista y escritora y se casó finalmente con Marty Carson en 2005. En 2002 Laurie sufrió una caída cuando intentaba escapar de un programa de televisión.

Según la asesina, el show del Dr. Phil la mantuvo retenida ilegalmente en una habitación antes de la emisión del espacio. Ante esta situación de estrés, nuestra protagonista trató de fugarse por la ventana, pero debido a la gravedad de las fracturas, terminó perdiendo la pierna izquierda.

Laurie Bembenek habla ante los medios tras quedar en libertad

Laurie Bembenek habla ante los medios tras quedar en libertad

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Durante los siguientes años, investigaciones posteriores revelaron inconsistencias graves en las pruebas balísticas y de ADN del caso: ninguna vinculaba de forma concluyente a Laurie Bembenek con el asesinato de la enfermera. Pese a ello, los tribunales rechazaron reabrir el proceso.

Finalmente, Bambi murió en Portland, a los 52 años, víctima de una insuficiencia hepática y renal. Era el 20 de noviembre de 2010. Hasta el final, la asesina sostuvo su inocencia. “La verdad siempre estuvo ahí. Solo que nadie quiso verla”, escribió poco antes de morir. Su entierro congregó a centenares de personas, pero entre ellas no estaban ni Fred Schultz ni Dominic Gugliatto. 

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