El fuego iluminaba sus rostros, pero el calor no venía solo de las llamas. Manuel y Montoya se enfrentaron bajo la mirada atenta de todos, en un careo en la hoguera de La Islas de Tentaciones que destilaba tensión desde el primer segundo.
No hubo presentaciones amables ni saludos cordiales. Manuel, sin perder ni un segundo, disparó la primera bala incluso antes de posicionarse en el lugar asignado para recibir las tres preguntas de Montoya: “¿Dónde están mis cornudos favoritos? Huele a cuerno quemado. No le quiero ni apretar”.
Montoya, que no iba a quedarse callado, devolvió el golpe con ironía, haciendo referencia al historial amoroso de Manuel en el programa: “Con esa edad que tienes ya deberías de ir al programa de Juan y Medio”. Era evidente que no había límites ni respeto en este duelo verbal.
El cruce de insultos siguió escalando, como un combate en el que cada frase buscaba el golpe más bajo. Manuel, sin filtro alguno, soltó: “Tienes la cara derretida de tantas hogueras, caricato, papafrita”.
Pero Montoya, lejos de amedrentarse, había llegado con las municiones cargadas y desveló finalmente el misterio de sus constantes referencias a una gamba: no era otra cosa que una burla al tamaño del pene de Manuel. Y por si eso fuera poco, añadió con desdén: “Ni me levanto para estar a tu altura, que eres un centímetro, me cabes en la mano”.
El enfrentamiento se volvió aún más personal cuando Manuel atacó directamente la apariencia de Montoya: “Eres feo como un frigorífico por detrás, que te pusieron en una incubadora con los cristales tintados”. La intención de humillar era evidente. Pero Manuel no se conformó solo con eso. También sacó pecho por haber conquistado a Anita en un abrir y cerrar de ojos: “Te he quitado tu mujer en cinco días”. Remató su ataque con otra de sus frases incendiarias: “En cinco días tenías más cuernos que un saco de caracoles”.
La situación se volvió tan tensa que hasta Sandra Barneda tuvo que intervenir. Visiblemente incómoda, trató de calmar los ánimos: “Me lo estás poniendo muy complicado Montoya. Es la décima vez que te lo digo”. Sin embargo, ni siquiera su presencia logró detener el intercambio de pullas y descalificaciones.
El enfrentamiento continuó hasta el último segundo. Cuando todo terminó, Manuel se fue mirando hacia atrás, dejando un gesto de cuernos en el aire, dedicado a Montoya. El utrerano, por su parte, contestó con una nueva ronda de insultos.