El rugido del viento lo hacía imposible. La lluvia caía con una fuerza que impedía cualquier visibilidad, y las ráfagas golpeaban con tanta violencia que ni el mejor equipo técnico podía acercarse a la zona. Lo que estaba ocurriendo en Supervivientes 2025 no tenía precedentes, y la organización se veía forzada a tomar una medida jamás adoptada en la historia del programa.
La situación se tornó insostenible cuando las condiciones meteorológicas empezaron a empeorar sin pausa. Laura Madrueño, durante su conexión en directo, relataba durante la tormenta lo que estaba sucediendo.
Tormenta implacable
Evacuación inmediata de los concursantes en plena lluvia
La capucha de su chubasquero se movía sin cesar debido al viento, mientras intentaba explicar la gravedad del momento. “El temporal va de mal en peor. Tenemos que deciros que la situación es tan límite que tengo que daros una situación muy importante”, advertía con seriedad.
La organización, tras evaluar cada posibilidad, tomó la decisión más drástica posible: la evacuación inmediata de las tres playas donde se encontraban los concursantes. Playa Calma, Playa Furia y Montoya quedaban completamente deshabitadas en cuestión de minutos por motivos de seguridad.
Todo quedaba registrado en imágenes que mostraban a los supervivientes siendo trasladados en barcas bajo una lluvia incesante. Madrueño lo detallaba en tiempo real, destacando que prácticamente era imposible que la gala se desarrollara con normalidad. Además, se descartó que Anita Williams y Manuel, los nuevos náufragos, saltaran del helicóptero.
Este imprevisto, por lo tanto, afectaba no solo a los concursantes, sino a la estructura misma del programa. La escaleta de la gala debía cambiar sobre la marcha, sin posibilidad de prever si las condiciones mejorarían o empeorarían. “Hacía muchísimo tiempo que no se evacuaban las playas. Estamos con estas tormentas increíbles”, insistía la presentadora, remarcando lo excepcional de la situación.
La imposibilidad de acceder a los concursantes en directo generaba una tensión inusual en una edición que, hasta ahora, se había desarrollado con normalidad. A pesar de los intentos de la producción por garantizar la seguridad sin interrumpir la emisión, las circunstancias obligaban a priorizar la protección de los participantes, que se refugiaron en una carpa. “No me puedo imaginar por lo que están pasando”, aseguraba Carlos Sobera.