Candela Peña debutó en La Revuelta como solo ella sabe hacerlo: con lentejuelas, carcajadas y verdades sin rodeos. “Es que yo no había venido en esta nueva faceta”, dijo al pisar por primera vez el plató de TVE, entre bromas con David Broncano, halagos cruzados y abrazos a los colaboradores, a quienes llama en femenino: “La David”, “La Ricarda”, “La Grison” y “La Sergia”. Aunque ya había compartido plató con ellos en La Resistencia, esta visita tenía un propósito claro: visibilizar a las mujeres maduras y romper el tabú de la menopausia.
Todas las tías vamos a vivir un tercio de nuestra vida en este tomatón”
“En cinco años no me ha salido una película. Si tan divinamente lo hice en El caso Asunta, debería estar todo el rato rodando”, soltó con ironía. Desde La boda de Rosa (2020), dirigida por Icíar Bollaín, su carrera se ha centrado en series. Ahora regresa con Furia, una ficción dirigida por Félix Sabroso que se estrenará en julio en HBO y que protagonizan cinco mujeres “en situaciones límite”: “Es una sátira del mundo contemporáneo. El mío es el capítulo del mundo de la moda y me gusta mucho, claro”. Además, desveló que ya se está escribiendo la segunda temporada y que volverá a estar protagonizada por “las mejores artistas de este país”.
De hecho, Félix Sabroso es el único director hombre con el que ha repetido. “Cuando era pequeña soñaba con trabajar con un director, entenderme con él y que me volviera a llamar. Eso solo se ha cumplido con Félix... y con Icíar”, recordó. Para ella, volver a trabajar con Sabroso ha sido “un sueño”, tanto profesional como personal.
Una crítica sin rodeos al machismo en plató
Peña reclama más mujeres en el equipo del programa y pone nombre al problema: “sois muy machos”
Pero su paso por La Revuelta fue mucho más que promoción. Entre carcajadas y confesiones, Peña volvió a hacer de la risa una trinchera desde la que hablar de lo que importa. Con la complicidad de Broncano, abordó de lleno su menopausia: “He empezado a hormonarme ya, con estrógenos y progesterona, porque si no, se abre la puerta al ancianismo galopante”. Lo dijo sin rodeos, pero con su habitual humor: “Es un tema un poco tabú, pero todas las mujeres vamos a pasar un tercio de nuestra vida en este tomatón”. Y añadió que, aunque no ha sufrido los típicos sofocos, sí ha notado cambios de humor e insomnio. “De repente estás sentada y tienes una ráfaga...”, explicaba, recordando que su ginecóloga le aconsejó en esos momentos “trabajar tu pedo”.
Aprovechó para reivindicar una mayor representación femenina en el programa y en televisión en general: “Traed a más mujeres talluditas, de más de 40, entre tanto macho. Sois muy raras”.
En lo personal, Candela también se mojó. Y lo hizo con una de sus frases más celebradas de la noche: “A mí me gustan los pijos, pero yo a ellos no. Yo creo que me pillan con la matrícula cambiada y deben creer que soy otro perfil de señora”. Aun así, confesó su debilidad por los que son “educados y un poco progres”, aunque nunca le haya funcionado la fórmula. “Ni apuntándome a clubs de pijos”, bromeó.
A lo largo de la entrevista, no faltaron anécdotas delirantes —como la vez que una tortuga mordió la oreja a una amiga en mitad de una fiesta—, referencias a su infancia viendo películas de escondidas en el cine Maragall de Gavà y guiños a su hijo, que en ese momento estaba “haciendo una clase de mates online que me ha costado un quintal”.
Antes de despedirse, Broncano le entregó simbólicamente un carnet del club náutico “para que ligue con pijos” y Bezos le dedicó una pieza de jazz. Entre besos, risas y tubos sorpresa, la actriz volvió a dejar claro por qué cada vez que pisa un plató convierte lo anecdótico en universal.