Los padres que tienen hijos en paro tienen más síntomas depresivos que los que tienen a sus hijos con trabajo y el impacto que ese desempleo tiene sobre su salud mental es mayor entre los que tienen un nivel educativo bajo.
Así se pone de manifiesto en un estudio europeo que publica hoy la revista Perspectivas Demográficas, del Centre d’Estudis Demogràfics (CED-UAB), sobre el impacto que la precariedad laboral de la descendencia tiene sobre sus progenitores.
En numerosas ocasiones se ha analizado cómo impactan en la descendencia las dificultades laborales de los padres, pero este estudio es uno de los primeros que cuantifica el impacto del desempleo de los jóvenes sobre sus progenitores.

En España la familia juega un papel subsidiario muy importante en momentos de precariedad laboral o dificultades económicas
El estudio ha analizado un total de 14.566 personas de más de 50 años de ocho países europeos: España, Italia, Alemania, Francia, Suecia, Dinamarca, Polonia y la República Checa. La principal conclusión es que los padres se siguen preocupando por los hijos incluso cuando ya no conviven con ellos y el hecho de que pierdan el empleo hace que tengan un mayor número de síntomas depresivos que quienes tienen a sus hijos trabajando.
Pero el impacto del desempleo de los hijos no es el mismo en los padres de todos los países estudiados. Afecta mucho más a la salud mental de los progenitores de países del sur y el este de Europa que a los del norte. Las mayores diferencias de síntomas depresivos entre los padres que tienen a sus hijos en paro respecto a los que los tienen trabajando se observan en España, Italia, Polonia y la República Checa.
Quizá porque estos países ofrecen una menor protección a la población desempleada y son sociedades donde la familia juega un papel subsidiario más fuerte que en Suecia o Dinamarca, de modo que el hecho de que un hijo esté en el paro puede implicar una mayor carga sobre los progenitores, que probablemente hayan de proporcionarle algún tipo de ayuda, explican los autores del estudio, Jordi Gumà i Anna Baranowska-Rataj, en su artículo.
Diferencias de género
En el caso español, los investigadores analizan también si el desempleo de los hijos afecta de forma diferente a los padres y a las madres. Y la conclusión es que, a pesar de que las mujeres suelen tener un mayor protagonismo en la esfera privada y asumir más responsabilidades familiares, tener un hijo en paro no eleva sus síntomas depresivos más de lo que lo hace en los padres.
Gumà y Baranowska-Rataj lo relacionan con la importancia que los hombres de las generaciones mayores conceden al trabajo como elemento identitario, lo que les puede llevar a que perciban el desempleo de sus hijos de una manera más negativa que las madres.
No obstante, el efecto adicional que la situación laboral del hijo tiene sobre la salud mental de los padres implica que, en el caso de las mujeres -que en circunstancias normales ya presentan más síntomas depresivos por la mayor carga de responsabilidades domésticas que soportan-, superen el lindar que se identifica como depresión desde el punto de vista médico, que son tres síntomas.
Los padres con más formación tienen más recursos para revertir las consecuencias del desempleo del hijo
Pero más que el género, lo que dispara la preocupación y el impacto sobre la salud mental de tener un hijo en paro es el nivel educativo del padre o la madre. Los progenitores con poca formación que tiene hijos desempleados tienen más síntomas depresivos que los padres en la misma situación pero que tienen un nivel educativo más alto. De hecho, en este último colectivo el estudio no muestra una relación significativa entre el desempleo de los hijos y la depresión.
Según los investigadores, esto se debe, probablemente, “al hecho de disponer de más recursos para revertir las consecuencias negativas del desempleo”.
En cambio, los padres con un nivel educativo más bajo experimentan un incremento en los síntomas depresivos de hasta un 23% en comparación con los padres que tienen los hijos trabajando probablemente porque una situación laboral precaria de un descendiente supone un mayor desajuste económico también para ellos.
La investigación, que es resultado de una colaboración entre el Centre d'Estudis Demogràfics en la UAB y el Centre for Demographic and Ageing Research en la Univesridad de Umea (Suecia), sugiere que habría que integrar la influencia de las generaciones más jóvenes en los estudios sobre bienestar y desigualdad en salud a que se enfrentan las personas mayores.