Santiago Medina, de 77 años, tiene parkinson. Fue diagnosticado hace dos años y medio. Durante una excursión por la montaña, un compañero se percató de que andaba ladeado. Fue el primer síntoma. Un poco más adelante sufrió una lipotimia debida a un cambio de temperaturas. “Fuimos de urgencias en el primer pueblo que encontramos, me hicieron unas pruebas y ya me dijeron que tenía parkinson”, rememora. Hasta ese día, la enfermedad no había dado ninguna señal de su presencia. Pero, rebobinando, Medina recuerda que hace más de 15 años perdió, de repente, el olfato. El otorrino especuló que la incidencia podía deberse a una desviación del tabique nasal, por lo que el paciente fue intervenido dos veces. Pero su nariz ya no ha vuelto a percibir olores.
La pérdida del olfato parcial (hiposmia) o total (anosmia) es un marcador temprano del parkinson. “Probablemente, la degeneración cerebral ha empezado muchos años antes de que empiece la enfermedad desde un punto de vista motor, con el temblor o la rigidez, y han ido apareciendo pequeños síntomas no motores que hasta ahora no sabíamos reconocer”, explica Maria Josep Martí, neuróloga del hospital Clínic.
El hospital busca voluntarios para hacerse un sencillo test olfativo en casa en el marco de un estudio
“Entre ellos –prosigue– figuran el trastorno del sueño REM y la pérdida del olfato”. Se calcula que este problema está asociado a entre el 70 y el 90% de los casos de parkinson y que quienes pierden el olfato tienen tres veces más posibilidades de sufrir la enfermedad. “Por lo tanto, es un parámetro importante para reconocer el riesgo de parkinson, una patología que ahora sufren 8 millones de personas, cifra que se duplicará en 20 años”, razona la doctora.
¿Qué hubiera ocurrido si Santiago Medina hubiera podido ser diagnosticado con más de 15 años de antelación por la señal del olfato? Poca cosa, probablemente, porque entonces no había medicamentos efectivos, pero la situación ha cambiado. “Si podemos actuar cuando todavía no hay los síntomas y empieza la neurodegeneración, seguramente muchos de estos fármacos que hemos estado probando podrían tener la capacidad de hacer algo, de detener la enfermedad o incluso revertirla”, señala Martí. “Ahora, con un 60% de las neuronas, que es lo que suele quedar cuando hacemos el diagnóstico, esto es mucho más difícil”.
El test olfativo que los voluntarios pueden realizar en casa
En este contexto, el Clínic ha puesto en marcha el Smell Test Direct, un proyecto dirigido a detectar la enfermedad de Parkinson en fases muy iniciales mediante un sencillo test de olfato a personas mayores de 40 años. El de Barcelona coordina esta iniciativa a nivel estatal y es uno de los pocos centros europeos que participa. Los voluntarios podrán realizar un sencillo test –desarrollado en EE.UU.– en casa que permite detectar alteraciones en la capacidad olfativa.
Las personas con una disminución significativa podrán ser candidatas a seguir con pruebas más específicas en el marco del PPMI, un estudio internacional promovido por la Fundación Michael J. Fox que tiene como objetivo identificar biomarcadores que permitan predecir y seguir la evolución del parkinson antes de que aparezcan los síntomas.
“Uno de los objetivos es poder afirmar: ‘Mire, usted está en riesgo de la enfermedad porque un 80% de los casos pueden empezar de esta manera’”, afirma la neuróloga.
El Clínic busca la mayor cantidad de voluntarios posible para explorar qué ocurre en el periodo de latencia del parkinson, una patología neurodegenerativa sobre la que cuantas más preguntas se responden, más interrogantes aparecen. Santiago Medina la mantiene a raya a base de medicación, dieta y ejercicio. Espera recuperarse de una lesión en el pie para volver a escalar montañas.


