Bruno es hoy un chico feliz. El joven de 13 años y con una enfermedad neurodegenerativa que pedía cambio de instituto en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) para poder compartir aula con sus amigos de primaria después de una mala experiencia en el primer año de secundaria, podrá ir al instituto deseado. Mariela Whu, la madre, denunció la situación en redes sociales y también en La Vanguardia y este miércoles ha recibido la llamada de que el joven podrá finalmente estudiar en el instituto solicitado. Solo falta formalizar la matrícula.
Aplausos, un “vamos” y mucha alegría. Así ha reaccionado Bruno con la noticia de que finalmente podrá estudiar el próximo curso en el instituto que deseaba. Porque el primer año de Bruno -con 13 años y Pelizaeus-Merzbacher, una enfermedad neurodegenerativa similar al ELA por la que se desplaza en silla de ruedas- en secundaria no ha sido como esperaba, explicaba su madre en La Vanguardia. Sus padres decidieron al finalizar la primaria llevar al chico a un instituto más alejado de casa, pero que contaba con adaptaciones que lo hacían idóneo para Bruno. Pero no fue un buen curso para el joven. No se respetaron las adaptaciones pensadas para el chico, que es deportista de alto rendimiento. Y lo que peor llevaba Bruno y su familia era la poca interacción social que tenía con sus iguales. Hasta el punto que lamentaban que el mejor amigo de este joven durante el primer año de instituto había sido el conserje. No se había sentido integrado ni a gusto y por eso pidieron cambiar al centro educativo al que asisten sus compañeros de primaria, con los que Bruno sí era uno más y con los que podía jugar a fútbol y a lo que surgiera en el patio. Porque la familia pedía que no le cortaran las alas y que el instituto cuidara la fundamental parte social.

Bruno, junto a sus padres en el que será su nuevo instituto a partir de septiembre
Pero hasta la semana pasada no existía plaza disponible que facilitara el cambio de centro. Su madre decidió presionar a través de las redes sociales contando la situación de Bruno. Y dio sus frutos. El primero: un primer contacto por parte del departament d'Educació interesándose por el caso y asegurando que harían todo lo posible por mejorar la situación. El segundo, este miércoles después de denunciar la situación en este diario, con una llamada del EAP asegurando que Bruno tenía finalmente plaza en el centro deseado. “Ahora solo falta formalizar la matrícula”, cuenta la madre del joven, que confiesa que no puede parar de sonreír por haber cumplido la misión de hacer a su hijo feliz.
Después de recibir la noticia del esperado cambio de instituto, Bruno está deseando llamar a sus amigos para informarles de que el curso que viene volverá a ser uno más en el nuevo instituto a partir de septiembre.