La tempestad del fuego amaina pero persisten focos de alta peligrosidad
España en llamas
El incendio orensano de Valdeorras se desboca hasta alcanzar las 30.000 hectáreas, según la Xunta
Un bombero, en labores de extinción del incendio declarado ayer en A Gudiña, Orense.
Había caos en los andenes. A los viajeros con el billete en regla se añadían algunos de los 50.000 afectados por seis días de cierre de la conexión ferroviaria entre Galicia y Madrid a los que se les va haciendo acomodo. Poco después de las cinco de la tarde ayer, tras una última jornada de frustración, agravada esta vez por las expectativas fallidas de vuelta a la normalidad, dos trenes, uno con destino a Alicante y el otro, a la terminal madrileña de Chamartín, salieron de la estación de Ourense. Los vagones rumbo al sur reflejan que la tempestad del fuego en el oeste de España empieza a amainar por fin. Pero no lo hace de forma general, pues persisten situaciones de elevada peligrosidad como las de Jarilla, en Cáceres, de Sanabria, en Zamora, o de Valdeorras, que afecta a las provincias de Ourense, Lugo y León. Ni tampoco hay una perspectiva sobre cuándo acabará la crisis.
Después de las seis de la tarde el tren de Madrid paraba en la estación de A Gudiña, denominada “ Porta de Galicia”. Con retranca gallega, en la versión macabra dictada por las circunstancias, el alcalde de este municipio de alta montaña, Néstor Ogando, la rebautizó estos días como la “puerta del infierno”, pues está en el territorio del megaincendio de A Mezquita, que se extendió a tierras zamoranas. Fue en ese tramo entre Ourense y Zamora el que el Adif cerró al tráfico de trenes el jueves 14, cuando empezaba el puente, después de ya haber efectuado varios cortes intermitentes desde el lunes de la semana pasada.
Varias personas tratan de extinguir un fuego en el Puerto de San Glorio, León.
El AVE circula de nuevo pero en Zamora, León, Cáceres y Ourense aún hay enormes incendios fuera de control
Los servicios de emergencias de Ourense y Zamora no garantizaron hasta ayer la seguridad de las vías. El cierre provocó un sinfín de dramas personales, al no ofrecerse soluciones alternativas. Esos 50.000 viajeros, buena parte de ellos después de terminar el Camino de Santiago o con el plan de hacerlo, se buscaron la vida como pudieron, alquilando coches o hasta autobuses, compartiendo taxis o prolongando sus estancias.
En esa “puerta del infierno” de A Gudiña estaba ayer por la tarde uno de los puntos concretos que más preocupaba al servicio de extinción de incendios de la Xunta en Ourense, según explicó en la Cadena Ser su responsable, Sandra Martínez. “La situación sigue siendo muy complicada, pero no tanto como en los días previos. Varios incendios continúan dando sobresaltos, pero está todo más calmado en materia de Protección Civil”, afirmó Vázquez. El domingo había alertado del peligro de la unión de uno de los grandes focos de Ourense, el de Valdeorras, con el también terrible del Bierzo, de León, riesgo que no llegó a materializarse. Según Vázquez, en Valdeorras ayer se vivieron momentos de tensión por la reactivación del fuego en puntos en los que ya se había sofocado, mientras en la comarca de Verín persistía la grave crisis por el siniestro de Oímbra, que entró con fuerza en Portugal. El de Valdeorras ya es con diferencia el mayor de Galicia, con 30.000 hectáreas quemadas.
Se pasa del combate defensivo, centrado en la protección de personas y bienes, al ofensivo contra el fuego
Por la mañana, la responsable de extinción en Ourense celebraba que “por fin” se pudiese pasar de un combate defensivo, centrado en la protección de personas y bienes, a otro ya ofensivo, para apagar el fuego. Declaraciones semejantes se escuchaban en simultáneo en diferentes puntos de la España quemada, como León o Extremadura.
Sin lluvia prevista en las zonas afectadas hasta el domingo, la notable bajada de las temperaturas desde el lunes sí que servía ayer por fin para ir vislumbrando un cambio de tendencia tras una semana y media catastrófica en el Oeste de España. Pero se trata de un avance precario y con una marcada desigualdad territorial. En la localidad leonesa de Igueña, la Junta de Castilla y León tuvo que declarar ayer el nivel 2, por el riesgo de cercanía a las viviendas de unas llamas que habían llegado el martes procedentes del foco de Fasgar, que comenzó hace ya trece días. Y el Bierzo sigue bajo el azote de la ola incendiaria, al igual que la comarca zamorana de Sanabria. Allí la situación por la tarde era de menor gravedad que 24 horas antes, pero la muy seria amenaza persistía.
El viento se erige ahora como el gran enemigo de los bomberos. Su rumbo cambiante provoca giros inesperados que ponen de súbito en peligro a vecinos que parecían a salvo, al avanzar las llamas a gran velocidad. Y además a menudo reactiva lo ya apagado.
Detenidos 37 presuntos incendiarios
Las fuerzas de seguridad del Estado han detenido desde el 1 de junio a 37 personas por incendios forestales, en tanto que investigan a otras 113, según el Ministerio del Interior. Son datos hechos públicos en la reunión mantenida del comité estatal de coordinación. La Policía Nacional ha detenido a diez personas y ha investigado a otras 21, mientras que la Guardia Civil ha arrestado como presuntos responsables de incendios a 27 personas y ha investigado a 92 más. En las últimas horas, el juez ha enviado prisión a un vecino del municipio ourensano de Vilardevós, de 47 años, detenido como presunto autor de un incendio forestal registrado en esa localidad el pasado 1 de agosto que arrasó 578,7 hectáreas y en el que resultaron heridas dos personas. Este presunto incendiario ingresará en prisión provisional por estos hechos, tal como pedía el fiscal.