“Tengo 13 años y mi única pasión es el tren”: la emocionante historia de Izan, el niño que graba trenes con su abuela

'Conexiones de tren'

Izan tiene 13 años y lo sabe todo sobre los trenes. Graba locomotoras, entrena con un simulador hiper realista y sueña con ser maquinista. En el segundo capítulo de ‘Conexiones de tren’, un proyecto realizado en colaboración con iryo, descubrimos su historia y la de su abuela Gloria: “Mi nieto por el tren va al fin del mundo”

“Tengo 13 años y mi única pasión es el tren”: la emocionante historia de Izan, el niño que graba trenes con su abuela
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‘Conexiones de tren’ – Cap. 2 | La emotiva historia de Izan, el niño que graba trenes con su abuela

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Como cada mañana, Izan, de tan solo 13 años, se sienta a los mandos de su particular tren. Lo primero es subir el parasol. Con precisión quirúrgica y la meticulosidad de quien ya ha repetido esta operación decenas de veces, activa el control auxiliar, el pantógrafo y el disyuntor, dos elementos imprescindibles para que la electricidad pase desde la catenaria al tren. A continuación, enciende el faro principal y rearma el ASFA (Anuncio de Señales y Frenado Automático), un sistema de alarma automático que avisa con tiempo de antelación al maquinista de las señales que va a encontrarse en la trayectoria del tren. Enciende el ‘Tren-Tierra’ y entra en banda en el canal 66. Este sistema de comunicación le permite estar en contacto permanente con el puesto de mando. Ya solo queda habilitar las puertas, retirar el freno de estacionamiento, encender la megafonía y salir de la estación.

A su lado, su abuela Gloria observa fascinada. Parece que fue ayer cuando aquel niño aún en pañales se inventaba historias en el suelo del salón con un tren de juguete. Hoy gestiona los mandos de la cabina con seriedad. Solo hay un pequeño detalle: la cabina no es real, sino un simulador hiper realista en el ordenador de su habitación. Izan tampoco es maquinista. Al menos por ahora. Pero a sus 13 años lo tiene claro: en cuanto alcance la edad necesaria, comenzará la formación como maquinista para cumplir su sueño de conducir uno de verdad. Gloria e Izan son los protagonistas del segundo capítulo de Conexiones de tren, un proyecto realizado en colaboración con iryo, lleno de historias emocionantes con el ferrocarril como nexo entre personas.

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Gloria e Izan, abuela y nieto, en un momento de la grabación

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El latido de las vías del tren

Sin separar la mirada de las vías, Izan comienza a frenar. “Estoy entrando en Vilanova y la Geltrú. Este tren va a Barcelona. Ahora voy a parar para que la gente que está en la estación se suba al tren”, apunta señalando al andén con el aplomo de un maquinista avezado. Su pasión por los trenes le viene de muy pequeño. Su abuela aún se acuerda de cuando montaban el circuito de un tren de juguete en el salón de casa. Y del zafarrancho de piezas que se montaba en el suelo, mientras el pequeño Izan disfrutaba imaginando historias sobre las vías. “Los Reyes le trajeron uno de madera, con sus vías. ¡Le hizo una ilusión tremenda! Era muy pequeño y como no sabía conectarlas bien, se las montaba yo. Le encantaba hacer ese recorrido una y otra vez. ¡Y cómo se enfadaba cuando descarrilaba el tren!”, recuerda divertida Gloria con un inconfundible acento asturiano.

Siendo bien pequeño, el ferrocarril también se convirtió en la conexión secreta de Izan con su padre. “Él no tenía carnet de conducir. Cuando no estaba trabajando, me llevaba en tren a Oviedo o al museo de Gijón los miércoles por la tarde”, recuerda el joven. Poco después llegaría su primera gran aventura: un viaje desde Asturias a Madrid con su abuela. “Recuerdo, como si fuera hoy, el sonido de las vías. Es como el latido de un corazón, taca, taca, taca…”, comenta.

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La pasión de Izan por los trenes le viene desde bien pequeño, como demuestra en este vídeo casero grabado por su padre en uno de sus primeros viajes en tren

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‘Ahí estaré yo de mayor’

Cuando ve pasar un tren no imagina cómo serán los viajeros. No fantasea con historias de enamorados que se encuentran al llegar a la estación. Tampoco con aventuras locas de estudiantes en viaje de final de curso con sus amigos. Izan radiografía mentalmente el modelo del tren. Sabe qué tecnología lleva, cuándo se puso en funcionamiento y qué luz es la más adecuada para grabarlo. Porque, si no está entrenando en el simulador, su otra gran pasión es coger una cámara, irse a la estación y grabar trenes. “Unas veces grabo vídeos. Otras, solo son fotos de detalle. Luego las subo a las redes sociales”, declara.

En esta faceta de creador de contenido – ferroviario, en este caso – cuenta con el apoyo y la admiración infinita de su abuela. Gloria es su compañera de fatigas. Siempre al lado de su nieto mientras él graba imaginando ser quien va a los mandos de cada tren. Unas veces, con gesto afable saliendo de la estación a poca velocidad. Otras, con rictus de máxima concentración mientas cruza los valles a muchos kilómetros por hora. 

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Izan enseña a su abuela cómo funciona su simulador de trenes

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“Me veo a mí mismo así, en un futuro. En la cabina estás tú solo y las vías, pero para mí eso es la máxima felicidad”, relata imaginando que cruza los bosques asturianos, atraviesa túneles y recorre una y otra vez la descarnada estepa castellana. Sabe que llegado el día tendrá que estudiar y aprender mucho de las nuevas locomotoras y de todas las especificaciones de los vagones. “Los de iryo son formidables. Tienen una tecnología increíble”, apunta.

Antes de todo eso, le tocará estudiar y formarse bien. Pero no lo ve difícil. Ni siquiera teme tener que competir con otros candidatos para convertirse en maquinista. “Para entonces tendré muchos años de experiencia con el simulador. Y toda la vida apasionado por los trenes. ¡Voy con ventaja!”, bromea ante la tierna mirada de la abuela.

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