Ninguna política de prevención de la obesidad ha logrado detener el crecimiento de esta enfermedad, considerada ya un problema de salud de primer orden, pero ahora existen fármacos que pueden solucionarlo y el problema es que no llegan a todo el mundo. Esa es la denuncia que hacen los profesionales especializados en el estudio y el abordaje de esta enfermedad, reunidos desde hoy en Toledo con motivo del encuentro anual de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).
“Tenemos fármacos y continuidad en el desarrollo farmacológico de los mismos, y el debate ya no está en su eficacia (que la tienen) sino en su distribución equitativa: no pueden ser un tratamiento para privilegiados”, declaró hoy en rueda de prensa la vicepresidenta de la SEEDO, Gema Medina. Y subrayó que, puesto que la obesidad es una enfermedad crónica, no debe permitirse que pacientes que necesiten tratarse con esos fármacos vean limitado su uso porque son caros.
Por ello, tanto la presidenta saliente como el nuevo presidente de la SEEDO -Mar Malagón y Diego Bellido- creen que es hora de que “los decisores políticos” muevan ficha y legislen para que estos fármacos contra la obesidad estén financiados por la sanidad pública.
”Nosotros no tenemos capacidad de legislar, pero podemos colaborar con la difusión de los estudios sobre los beneficios que aportan para la salud y la prevención cardiovascular, metabólica, psicológica, motora...; y con estudios de costes, porque el tratamiento farmacológico de la obesidad también tiene un beneficio social en términos de menores costes sanitarios, y la sanidad pública debería poner todo eso en la balanza al valorar el impacto de garantizar la equidad de acceso a estos medicamentos”, afirmó el doctor Bellido.
Las cifras
Un 40% de la población tiene sobrepeso y un 15% obesidad
Porque, recordó, la obesidad en sí misma es el factor de riesgo de más 200 complicaciones -desde metabólicas hasta osteoarticulares pasando por cardiovasculares y de salud mental-, pero también tiene importantes costes laborales y de calidad de vida.
Según los datos que maneja la SEEDO, en España, un 40% de la población está en situación de sobrepeso y un 15% tiene obesidad, con unos costes sanitarios directos de 2.000 millones anuales que, de seguir las tendencias actuales, se convertirán en 3.000 millones y unas pérdidas macroeconómicas superiores al 3% del PIB dentro de cinco años.
Ninguna política de prevención de la obesidad ha funcionado pero ahora hay herramientas terapéuticas que reducen el peso un 20%
”Ninguna política de prevención de la obesidad ha funcionado para detener este incremento, pero la buena noticia es que actualmente se cuenta con herramientas terapéuticas que reducen el peso un 20% y mejoran la mayoría de las complicaciones relacionadas”, indicó el doctor Francisco Tinahones, que participa en el encuentro anual de la SEEDO con una conferencia sobre el presente y el futuro de la obesidad y se lamenta del bajo uso que se hace de estos nuevos fármacos debido a su precio y ausencia de financiación pública.
Y dejó claro que medicamentos como el Ozempic, Rybelsus o Wegovy son solo el principio de toda una batería de innovaciones terapéuticas contra la obesidad que están por llegar. Según Tinahones, “hay más de 20 fármacos en fases avanzadas de ensayo para el tratamiento de la obesidad”, por lo que el reto será lograr que lleguen a todas las personas que la padecen.
Pero en paralelo a la preocupación porque personas con obesidad no puedan acceder a los fármacos para bajar de peso por su precio, el presidente de la SEEDO mostró su inquietud ante la posible banalización de su uso en programas de pérdida de peso por razones meramente estéticas. “No entiendo que esos fármacos se prescriban fuera de su ficha técnica y sus indicaciones, aunque tampoco hay por qué pensar que los médicos no lo hacen así”, dijo Bellido.
En este sentido, Medina enfatizó la necesidad de que los profesionales sanitarios actualicen constantemente sus conocimientos sobre obesidad “porque hay fármacos distintos que tienen prescripciones distintas, y deben estar formados para recetar el más indicado para cada tipo de paciente”.
La prevalencia de la obesidad es más alta entre personas con bajo nivel formativo y pocos recursos económicos
Ahora bien, los profesionales tienen claro que la solución a la obesidad no está solo en los fármacos. Admiten que esta se ha convertido en una enfermedad “de clase” que tienen muchísima más incidencia en las clases más desfavorecidas y en determinados barrios y distritos de las ciudades.
“Hay determinantes sociales, económicos y educativos en el desarrollo de la obesidad y eso hay que tenerlo en cuenta para realizar políticas específicas”, apuntó la vicepresidenta de la SEEDO.


