Donald Trump se regaló ayer, por su 79º aniversario, una exhibición de músculo bélico en Washington; pero ni sus 6.600 soldados mostraron la coordinación que caracteriza los desfiles militares, ni al otro lado encontró las multitudes que le hubiera gustado recibir por su cumpleaños. La celebración, también, de los 250 años de historia de las Fuerzas Armadas, fracasó si se compara con la expectación creada durante meses, pero triunfó a la hora de enviar un mensaje: Trump ha puesto al ejército a su servicio.
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