“Muchas personas mayores a las que he entrenado han mandado mensajes dándome las gracias y diciéndome que les he cambiado la vida, y esto me llena mucho. Recuerdo un señor que iba en silla de ruedas y hacía años que no se levantaba, tenía un cuidador y hacía muchos años que no podía ponerse en pie. Yo le ponía en pie y, con ayuda, andábamos. Eso para mí fue el mayor aprendizaje, ver cómo lo que era imposible se pudo conseguir”.
Lo cuenta Oriol Simó, entrenador personal ampliamente formado en actividades físicas y deportivas. En 2011 se atrevió a explotar su faceta como entrenador, haciendo servicios a domicilio y visitando algunos gimnasios. Además del Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y su titulación de entrenador, tiene formación certificada en nutrición deportiva, entrenamiento metabólico o entrenamiento MMA (Artes Marciales Mixtas), además de cursos en entrenamiento funcional o CrossFit. En una entrevista en Longevity explicaba las ideas básicas del entrenamiento para séniors, y aquí repasamos alguna de ellas.
1.
Antes de entrenar
Es crucial, según Simó, “saber qué lesiones tiene la persona, si tiene alguna patología, si tiene alguna lesión o algún problema, para poder tenerlo en cuenta a la hora de preparar una sesión”. A partir de ahí, “se deben hacer unas pruebas físicas para valorar el estado; las piernas, el tipo de movilidad, si se pueden agachar o no… Es como una pequeña prueba donde evaluamos la salud del alumno, y a partir de ahí, actuamos. Simplemente, es tener en cuenta su estado físico actual”.
Hay que prevenir lesiones. “Si tienen una lesión de rodilla, habrá que fortalecer la musculatura de la rodilla, pero siempre sin hacer nada que vaya en contra de la lesión, porque están ahí para ganar salud y calidad de vida, no para empeorar”.
Los dolores de rodilla son de los más frecuentes a partir de los 60 años.
2.
Entrenar la fuerza
El ejercicio de fuerza, como se sabe, tiene muchísimos beneficios en mayores. “Sobre todo, para la sarcopenia, la osteoporosis o incluso el Alzheimer. Los beneficios del entreno y el deporte están estudiados científicamente y son innumerables. Les va a dar mucha más energía, sentirse mejor y tener menos dolores, poder hacer su día a día o vestirse solos, levantarse, pasear. También que, si hay una caída, los huesos estén más fuertes. Es mejorar la calidad de vida en todos los sentidos. Incluso me atrevería a decir que, a partir de los 30 años, es fundamental entrenar la fuerza”, apunta el entrenador.
Una reflexión extra: “Hay que partir de la base de que entrenar la fuerza no significa mover 100 kilos, puede ser simplemente trabajar con tu propio peso. Pero hay que tener en cuenta que hay que adaptarlo todo a cada persona ”.
3.
La frecuencia
Solo con entrenar “un día a la semana, ya van a notar muchísimo cambio. Hay personas que quieren entrenar cinco o seis días a la semana, y yo siempre les digo que es demasiado. Es mejor que puedan hacer algo que puedan cumplir en el tiempo y no les amargue la vida. Lo ideal siempre sería hacer dos o tres sesiones a la semana con entrenador, son supereficientes, y creo que es de sobras lo que necesitan”, cuenta Simó.
4.
Actitud
La actitud es crucial según el especialista. “Si la persona tiene una actitud muy negativa, se va a limitar mucho más, o va a parar, aunque pueda tirar más, o va a decir que algo le duele cuando no es verdad. La actitud es fundamental. Por eso hay que hacer que se sientan a gusto y escuchados, porque cuando se genera esa conexión con el alumno, confía más, nos hace más caso y suele rendir mucho más”, apunta el entrenador.


