Assumpta Serna, actriz, 67 años: “Acabaremos siendo una sociedad adolescente, que no aprende, de espaldas a una gran parte de la población, y más ahora, que vamos a morir mucho más viejos”

Vips Séniors

Serna ha recibido más de 25 premios en su exitosa carrera con directores como Pedro Almodóvar, Pilar Miró o Samuel Fuller. De películas de culto a la popular serie Aquí no hay quien viva, nada se resiste a esta actriz única que estrena la película La coleccionista el 22 de agosto 

Presidenta de la Fundación First Team y de la Asociación Internacional de Ética en la Cultura, ha fundado la comunidad Familia de cine y ha escrito tres libros sobre técnicas de interpretación

Assumpta Serna

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Assumpta Serna (Barcelona, 1957) no sólo ha trabajado con estrellas de Hollywood como Mickey Rourke, Helena Bonham Carter, Antonio Banderas o Rutger Hauer. Además, en una conocida agencia de representación de artistas en Los Angeles le ofrecieron novio famoso. “Me enseñaron una lista con gente como Warren Beatty, Tom Cruise… Yo respondí, no gracias, quiero trabajar por mí, no por estar con alguien”, cuenta. Carismática, con una fuerte personalidad y principios muy claros, se pregunta si tenerlos pudo lastrar su carrera, con títulos como Matador, de Pedro Almódovar o Dulces Horas, de Carlos Saura y el filme de miedo de culto, Jóvenes y brujas. 

Ahora estrena La coleccionista, con Maggie Civantos y Daniel Grao. Un fascinante thriller psicológico que se podrá ver a partir del 22 de agosto, donde está espectacular en un papel que bordea lo sobrenatural. “La vi hace poco y no puedes apartar la vista ni un segundo”, dice la intérprete, jurado en varias ocasiones en el Festival de Sitges.

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A sus 67 años, Serna defiende el movimiento -mental y físico- como base de la salud. Además de crear con el actor y cocah Scott Cleverdon, con quien lleva casada 31 años, Familia de cine –un proyecto formativo y comunidad de actores y directores–, la escuela Assumpta Serna y la Fundación First Team, ha escrito tres libros sobre interpretación, La ciencia de la actuación.

También preside la Asociación Internacional de Ética en la Cultura y en el Audiovisual (AIECA), detrás del Código de Buenas Prácticas del Actor en el Audiovisual. Un tema, el de los abusos en el cine, que le toca personalmente: “Estoy tan metida en ello por todo lo malo que me ha pasado a mí. Pero también por lo que he oído, hablado y visto en mis más de 47 años de carrera”.

Su último filme, La coleccionista, es un thriller psicológico con un toque a veces casi teatral. ¿Qué le atrajo del proyecto?

Que va más allá, que explora los límites entre la realidad y la ficción. Yo he sido jurado en el Festival de Sitges varias veces y el género me llama la atención.

Su personaje, con el de Paco Tous y el de Roman Rymar, recuerdan a las tres brujas de Macbeth, que advierten de lo que viene, y lo que viene es lo que has hecho.

Exacto. Tu propio pasado, tus propios remordimientos. Hubo mucha complicidad en el rodaje. Creo que Roman va a destacar como actor revelación y que Canco [Rodríguez] hace un trabajo maravilloso, y Paco… Hay mucho simbolismo en la película que me encanta. No es miedo por miedo, sino por ese pasado que nos acecha… Las equivocaciones permanecen, o no, según cómo tú te hayas enfrentado a ellas. Si no lo haces, se quedan como carcoma que te come. Y quizá tu vida se convierte en algo que no es lo que deseabas.

Las equivocaciones permanecen, o no, según cómo tú te hayas enfrentado a ellas 

Assumpta Serna

Cómo profesora de interpretación, ¿le llegan personas así?

Muchísimas. Siempre digo a mis alumnos que si uno no afronta sus problemas, no puede hacer un personaje completo y bonito. Esta profesión tiene que servir para encontrarse a uno mismo, ser más flexible y saber muy bien cuándo es ficción y cuándo realidad. Quien no lo sepa, mal va. He visto actores que, por ejemplo, tienen que hacer de imbécil y en su vida personal también les encanta hacer de imbécil. Y dices: vale, pero eso no es ser actor.

¿Ha notado edadismo en su carrera?

Claro. Por ejemplo, en los Goya. No se respeta a la gente que ha estado mucho tiempo en esta profesión. En el cine francés se respeta muchísimo a personas como Catherine Deneuve. No tenemos una cultura de proteger lo nuestro, y es una pena. Aquí dejamos de lado a las personas mayores y vamos quemando etapas según la moda. El problema es que vamos a acabar siendo una sociedad adolescente, que no aprende, de espaldas a una gran parte de la población. Y más ahora, que casi todos vamos a morir mucho más viejos.

Vamos a acabar siendo una sociedad adolescente, que no aprende, de espaldas a una gran parte de la población, los mayores 

Assumpta Serna

¿Cómo combatirlo?

Es labor de todos y tenemos que lograr que no esté en nuestras decisiones diarias. Por ejemplo, mirarte al espejo y decirte: “Oye, qué bien estas arrugas. Dicen que me gusta leer, que me gusta vivir”. Las arrugas informan mucho sobre nosotros. Hay que apostar por otra cultura, que no sea la del “uy, otra arruga, mecachis”.

¿Cómo ve el futuro del cine para las mujeres de más de 60?

Los personajes tienden a ser un poco clichés, porque aún no hay muchas mujeres que los escriban, creo. Yo pongo mi granito de arena. Lo último, una obra de teatro que hicimos en Mérida en 2022 sobre Minerva, la diosa de la sabiduría. Los 60 es un momento muy bonito porque ya distingues lo urgente de lo importante y mucho de lo que has aprendido en la vida puede servir a otros. Es un periodo en la vida de una mujer que sería necesario mostrar, pero pocas veces tienes la oportunidad. En octubre voy a rodar un cortometraje en Barcelona, El jardín cerrado, una historia de amor preciosa de una mujer mayor. Es interesante porque, aunque sabemos que la mujer puede reinventarse, lo vemos poco.

Los 60 es un momento muy bonito porque ya distingues lo urgente de lo importante y mucho de lo que has aprendido en la vida puede servir a otros 

Assumpta Serna
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En una sociedad que tiende a idealizar la juventud, ¿cómo es envejecer frente a la cámara?

Uno tiene una imagen de sí mismo, la que más ha visto. En mi caso era la de cuando hacía películas de protagonista, antes de mi etapa de maestra. Esa imagen a veces te produce cortocircuitos. Siempre me han dicho: “Pareces muy joven…”, no me encuadraban como adulta. Y cuando no te ven así, no te dan personajes de tu edad. Pero no tengo grandes problemas con mi edad. Al contrario, pienso que he sabido vivir bien.

¿Qué piensa al mirarse al espejo?

Es interesante la imagen que uno tiene de sí mismo y la que te refleja el espejo. A veces te sorprende. Siempre digo, cuando empiezas a ser mayor también empiezas a perder la vista, con lo cual es estupendo… Bromas aparte, es interesante no rehuir de ti misma. He visto tantas actrices y actores que pierden un poco el norte a esta edad. Empiezan con cirugías estéticas... Y acaban de un modo horroroso. No puedes ni debes parar el tiempo. La belleza natural, para mí, es impagable.

No puedes ni debes parar el tiempo. La belleza natural, para mí, es impagable

Assumpta Serna
Assumpta Serna

Assumpta Serna. 

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Aspirar a envejecer bonito…

Sí, y conforme contigo misma. Envejecer con la dignidad que tienes de haber pasado toda una época. Pero en la ficción hay un agujero negro, los personajes no te representan ni de lejos. Son caricaturescos, antiguos… Las mujeres ya no somos así. Por ejemplo, yo no tengo hijos y me siento feliz. Y no veo en el cine a una mujer así. Aunque en su momento, si no decides no tenerlos, es un dolor que se pasa como un duelo.

¿Sintió el duelo de no poder ser madre?

Claro, porque la sociedad te lo dice, tu familia… tú misma te lo dices. Dar vida es algo impresionante, pero si no lo has hecho, eso te permite usar tu tiempo en cosas que querías hacer. Cuando estás en la obligación de estar siempre para otro, quizás no tienes esa libertad de elegir tu vida. No tener ese esquema cerrado puede suponer una gran riqueza personal.

¿Ha cambiado con los años su relación con el amor, el deseo?

No sé si ha cambiado tanto. Ahora mismo observo un miedo, sobre todo en los chicos de mi escuela, en cómo dirigirse a una chica, cómo aproximarse. Antes era más fácil... Yo llegaba a un sitio, decía: “¿Quién me gusta? ¿Este? Pues con este voy”. Ahora parece que te lo tienes que pensar más. Siempre he tenido una manera masculina de ver las cosas, y si ahora yo fuera chico, sería más complicado. Eso me da lástima. Los miedos nunca son buenos.

Ahora mismo observo un miedo, sobre todo en los chicos de mi escuela, en cómo dirigirse a una chica, cómo aproximarse

Assumpta Serna

Usted tiene pareja…

Sí, Scott, mi marido desde hace 35 años, creo. Lo sabe mejor él que yo. Para mí, estos son los años más maravillosos de mi vida. Construir, hacer proyectos juntos, como la escuela, los libros...

¿Da mucho trabajo mantener el amor?

No sé si lo llamaría trabajo, pero sí es un constante ser consciente. Al principio damos la mejor imagen de nosotros mismos, en el enamoramiento. Esa imagen idealizada que proyectamos, el otro se la cree. Son trampas que nos ponemos para no ver la realidad que solo la otra persona te puede mostrar. Yo no creo en personajes ni en personas estancas, somos flexibles. Es decir, yo quiero a esta persona, y decido cada día que es inteligente, es divertida, es lo que necesito para mi vida. Eso es esencial para seguir.

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¿El deseo sigue, aunque pasen los años?

Claro. A partir de los 60 es como un tabú, pero simplemente interesa un poco menos, y tienen que aparecer otras cosas. La comunicación es fundamental porque si no puedes hablar, el deseo no sirve de nada, te aburre. En realidad, procede de algo que no tienes. Así que averiguar con el otro qué podría ser y ponerse de acuerdo, te ayuda y enseña.

O sea que recomienda la vida en pareja.

Sí, creo que es mucho más rica una vida con alguien, que sola. He visto personas que se han creído que podían con todo, pero esta es una edad difícil de gestionar, porque tienes que enfrentarte a muchas cosas: la propia muerte, el dejar ir esta vida… Comunicarte o compartir algo tan simple como una puesta de sol cada día, con pareja, es más bonito. Y quizás incluso más práctico. Útil.

Creo que es mucho más rica una vida con alguien, que sola. Es una edad difícil de gestionar, porque tienes que enfrentarte a muchas cosas: la propia muerte, el dejar ir esta vida…

Assumpta Serna

Usted ha trabajado en el cine americano, ¿han cambiado las dinámicas de poder en la industria desde el MeToo?

Hay cosas que se están poniendo más claras. Como la figura del coordinador de intimidad. Antes, cuando rodaba escenas de sexo, simplemente en el guion ponía: “Secuencia 23: hacen el amor. Punto”. Nadie te decía por qué lo hacían, qué pasaba emocionalmente Nadie quería hablar sobre eso. Pero yo decía: “A ver, ¿quién tiene el orgasmo primero? ¿Qué pasa aquí?”.

Porque también es narrativa…

Exacto, pero nadie lo trataba así. Por eso creo que el MeToo ha servido, algo ha cambiado. Y el poder denunciar también… Aunque creo que el problema es más ético: qué le pasa a quien dice que no. Porque si yo digo que sí, tendré más trabajo… Eso se tiene que hablar, porque el abuso no empieza en el abuso en sí, empieza antes. No es culpabilizar a la víctima, para nada. Pero cada uno tiene que saber reaccionar según lo que quiere para sí mismo. Como mujer, ha habido momento en los que he sufrido mucho.

¿Como cuáles?

Esas épocas en las que te decían que las mujeres, calladitas, eran más monas. En los 80, eso todavía pasaba mucho aquí. Piensa que era la época posterior al destape. Si no te callabas, no trabajabas.

Me han acosado, claro. Estoy presionando para que entre el código ético del audiovisual en la Academia de Cine 

Assumpta Serna

Me da la impresión de que usted no era de quedarse callada…

No, pero ha habido situaciones muy duras donde me he quedado desconcertada, no me lo podía creer. Con el tiempo, he buscado resolver esa situación, porque sabía que si no, volvería. Eso generaba una agresividad en mí. Venía de que mis padres no entendían por qué yo quería hacer esta profesión y yo, al encontrarme situaciones desagradables en el cine, pensaba, ¿esto es por lo que he sacrificado tanto? Se me hacía un cortocircuito enorme, me generaba ansiedad.

¿Alguna vez la han acosado?

Sí, claro. Estoy presionando para que entre el código ético del audiovisual en la Academia de Cine y se distribuya… Lo hemos hecho desde la Asociación de Buenas Prácticas en el Audiovisual. La razón por la que estoy tan metida en ello es por todo lo malo que me ha pasado a mí. También por lo que he oído, hablado con compañeras y compañeros, lo que he visto. Abusos de poder, sobre todo.

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¿Más que abusos sexuales?

Sí, aunque también he tenido. Hay personas claramente tóxicas, sin ningún tipo de calidad humana. Pero también hay problemas éticos más pequeños: faltas de respeto, gente que no sabe trabajar en equipo, que no tiene unos valores de base.

¿Cómo se afronta eso?

Hay que saber decir que no en ciertas situaciones complicadas, defenderte, pero es difícil por muchas razones. Yo, con siete años, me encontré con un tipo borracho en un ascensor, en mi propio edificio, que intentó abusar de mí. Esto pasa en todas partes. Mi madre también sufrió cosas horribles durante la guerra. Casi todas las mujeres, y muchos hombres, han vivido abusos.

Con siete años, me encontré con un tipo borracho en un ascensor, en mi propio edificio, que intentó abusar de mí

¿Y en su caso concreto?

Por ejemplo, un director que se llamaba Larraz. Hice una película con él, que se llamaba Polvos Mágicos. Yo era muy joven, tendría 22 o 23 años. Me dijo que teníamos que ensayar en su casa. Pero era para intentar algo conmigo. Otro caso, de una persona que no te voy a decir el nombre, que ahora es alguien influyente en el mundo del cine, quiso abusar de mí. Decir no es fuerte, porque luego te preguntas: ¿Hasta qué punto no he trabajado más por eso? Esa disonancia, si no tienes los valores bien puestos, te puede llevar a situaciones muy malas.

¿Aprendió a decir que no?

Sí, porque sabes que no es bueno para ti. En una agencia de actores en Los Angeles me preguntaron si quería triunfar y me dijeron, para eso tenemos que buscarte un novio. Me enseñaron una lista con gente como Warren Beatty, Tom Cruise… Y me preguntaron con quién me apetecía. Yo dije, no gracias, quiero trabajar por mí, no por estar con alguien. Me pasó a mí y supongo que a mucha más gente. En Hollywood hay muchas parejas de conveniencia…

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¿Cómo se cuida?

Saber elegir a las personas es fundamental. No hay que perder tiempo con los tóxicos, que te hacen daño, no son claros, o mienten. Y luego, no cometer muchos excesos. Un día te puedes dar una comilona estupenda, pero luego tienes que acostumbrar al cuerpo, decirle: “Por aquí no vamos, vamos a hacerlo bien”.

¿Buscar un equilibrio?

Exacto, una especie de compensación. No hago dietas, pero sí intento observar a mi cuerpo, qué necesita cada día. A veces digo: “¿Por qué tengo ganas de Cacaolat?”. Y pienso: “¿No será que tengo sed y lo que necesito es agua?”. Intento decidir siempre lo que me va a venir mejor. Yo soy muy impulsiva y muy intuitiva. Scott, mi marido, es todo lo contrario. Ahí está esa complementariedad.

Saber elegir a las personas es fundamental. No hay que perder tiempo con los tóxicos, que te hacen daño, no son claros, o mienten

Assumpta Serna

¿Hace ejercicio?

De joven hice mucho balonmano, era delantero centro, muy buena. Luego hice algo de natación, pero siempre me han costado los deportes. Cuando veo que el cuerpo me avisa, que subir escaleras me cuesta, me digo: ¿qué está pasando aquí? Y me pongo en marcha. Una vejez saludable es movimiento, del cuerpo y de la mente. Para mí, leer también es muy importante. Y estar en contacto con gente joven.

¿Cómo era de niña?

Respondona, preguntona, queriendo ser siempre la primera. Debía ser bastante horrorosa. Era la hermana pequeña, siempre con esa cosa de hacerlo todo mejor. Pero he tenido la suerte de tener amistades que aún conservo. Tenemos, por ejemplo, un grupo de WhatsApp que se llama Las chicas Verdaguer, del instituto, y nos vemos una o dos veces al año.

¡Qué bonito!

Sí. Es bonito ver lo que pensabas entonces de alguien y en qué se ha convertido. A veces lo que tú creías no era más que un prejuicio, y esa persona ha hecho algo completamente distinto en su vida. Creo que es una buena enseñanza.

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