“Si el paciente está sano para afrontar la cirugía y la recuperación, puede hacerse de forma segura, aunque tenga 70 o 75 años”: ¿cuándo es una buena idea una operación estética en séniors? 

Longevity

El anhelo de verse como a uno le gustaría, no tiene edad, y la cirugía estética es una herramienta. Recurrir a esta vía es una opción, pero ¿es la más recomendable?

En personas mayores, el enfoque suele ser restaurativo o de rejuvenecimiento.

En personas mayores, el enfoque suele ser restaurativo o de rejuvenecimiento. 

Stevica Mrdja

El edadismo no es algo que esté presente solo en el ámbito laboral; la discriminación por razones de edad extiende sus tentáculos por numerosos sectores y capas de la sociedad, en muchas situaciones. Una de ellas tiene que ver con la belleza y el cuidado personal, pero también con la autoestima y el bienestar emocional: nos referimos a la cirugía estética. En general, la sociedad no ve con los mismos ojos a alguien de 44 años que se somete a un aumento de pecho, que a una persona de 72 que entra en un quirófano para una blefaroplastia (cirugía que remodela los párpados y las bolsas). 

Sin embargo, las diferencias que hay entre una y otra, no son ni muchas, ni destacables. Entre estas desemejanzas, Violeta García, profesora del Grado de Psicología de la Universidad Europea, señala que “mientras las personas jóvenes suelen moverse más por motivos de estética, moda o tendencias, o incluso empujadas por la presión social o profesional, en personas mayores, el enfoque suele ser restaurativo o de rejuvenecimiento, más vinculado a la percepción del paso del tiempo y al bienestar emocional”.

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“Las motivaciones más frecuentes de las personas de 65 años o más suelen estar relacionadas con el deseo de sentirse mejor consigo mismas, mantener una apariencia más juvenil o disminuir señales visibles del envejecimiento que afectan a su confianza, o puntos concretos, pero son acciones estudiadas y planificadas en su gran mayoría. También pueden estar ligadas a la autoestima, la percepción social y el deseo de seguir siendo activas y aceptadas en contextos sociales o familiares”, apunta la experta.

En esta misma línea se mueve la doctora Alicia González González, cirujana plástica del equipo DEMYA Madrid Martín del Yerro de Olympia Quirónsalud, quien confirma que “los pacientes mayores de 65 años, tanto hombres como mujeres, buscan fundamentalmente cirugías encaminadas al rejuvenecimiento, especialmente de la región facial”.

En personas mayores, el enfoque suele ser restaurativo o de rejuvenecimiento, más vinculado a la percepción del paso del tiempo y al bienestar emocional

Violeta GarcíaProfesora del Grado de Psicología de la Universidad Europea

Prueba de que la principal motivación es reducir los signos de la edad es que las operaciones más frecuentes, según la cirujana, son las de blefaroplastia, queiloplastia (lifting de labios) y lifting cervicofacial, es decir, “aquellas en las que combatimos la flaccidez de la piel y los principales signos del envejecimiento”. Además, en el caso particular de las mujeres, añade, “cabe destacar, dentro del campo de la cirugía mamaria, los procedimientos de retirada o recambio de implantes, que, con el paso del tiempo, pueden empezar a deteriorarse o sufrir cambios”.

Podría decirse que a medida que cumplimos años, el número de operaciones va aumentando en la cara, mientras que se va reduciendo en el resto del cuerpo, lo cual tiene mucho que ver con el cambio de prioridades que, en general, tienen las personas.

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Así, según la doctora, “los pacientes más jóvenes habitualmente buscan mejorar alguna parte de su cuerpo que les acompleja o les produce incomodidad. En estas edades son usuales las rinoplastias, la otoplastia, el aumento o corrección de asimetrías mamarias, o la cirugía de ginecomastia (eliminación del tejido mamario en el varón)”. 

Por otro lado, “en la edad media, en torno a los 40-50 años, se hacen más habituales los procedimientos de remodelación corporal como las liposucciones, las abdominoplastias, las elevaciones o reducciones mamarias”, apunta la cirujana.

¿Existen diferencias dentro del quirófano?

Vistas las diferencias desde el punto de vista psicológico entre grupos de edad, giramos ahora la mirada al ámbito médico. ¿Se emplean las mismas técnicas quirúrgicas que en pacientes jóvenes? ¿Existen más riesgos para el paciente mayor? Es más, ¿debería haber una edad máxima para someterse a este tipo de operaciones?

Desde la práctica en quirófano, la doctora González asegura que “aunque es cierto que la anatomía del paciente más maduro tiene algunas particularidades que debemos atender, lo cierto es que se emplean las mismas técnicas”. Eso sí, “hay que tener en cuenta que el resultado estético que persiguen los pacientes va variando con la edad. Por ejemplo, el tipo de mama que busca una paciente joven no es el mismo que una paciente mayor, por lo que tenemos que adaptar la técnica para conseguir dichos resultados”.

El resultado estético que persiguen los pacientes va variando con la edad 

Alicia GonzálezCirujana plástica

La doctora considera necesario adaptar las técnicas en quirófano a las características específicas del paciente, pero no cree que deba limitarse este tipo de operaciones fijándonos solo en la edad, ya que lo que se ha de tener en cuenta es su estado de salud, tenga la edad que tenga. “Si el paciente está sano para afrontar la cirugía y el postoperatorio, la intervención puede realizarse con seguridad, aunque tenga 70 o 75 años. Del mismo modo, en pacientes más jóvenes que tienen enfermedades importantes puede ser sensato adaptar el procedimiento a su condición o incluso no realizarlo”, sostiene.

Así, ella misma relata cómo, recientemente, operó a una mujer de 83 años que llevaba implantes mamarios desde la juventud y que presentaba una complicación llamada contractura capsular o encapsulamiento de las prótesis. “La paciente tenía un excelente estado de salud, tanto es así que incluso hacía running todas las mañanas. Era una mujer muy presumida, por lo que no quería retirar los implantes, sino recambiarlos, por miedo a que la retirada dejase una secuela estética importante”.

El levantamiento de párpados es una de las cirugías más demandadas en la madurez.

El levantamiento de párpados es una de las cirugías más demandadas en la madurez.

Getty Images

“Hablando con ella, —continúa la doctora— decidimos que su estado de salud era lo suficientemente bueno como para afrontar la cirugía, pero que en su caso era más razonable la retirada y remodelación de mama que un recambio por unos nuevos implantes, ya que con las prótesis nos exponíamos a potenciales problemas en un futuro cuando su estado de salud quizá no fuese tan bueno. Actualmente está encantada”, añade.

La clave, pues, es que, aunque el estado de salud en el momento de la cirugía sea bueno, las personas mayores tienen más riesgo de que en el corto o medio plazo esa situación pueda deteriorarse. Por tanto, “hay que hacer procedimientos que no vayan a precisar retoques futuros y que no tengan alto riesgo de complicaciones en el medio plazo”, asevera la especialista. “También tratamos de evitar cirugías excesivamente largas por los riesgos asociados a la anestesia prolongada”.

El lado positivo de tener más años

La edad avanzada es un factor a tener en cuenta para evitar o reducir riesgos, pero también puede jugar a favor de los pacientes mayores en un aspecto muy concreto: la cicatrización. Según González, su apariencia final suele ser mejor, porque “las cicatrices raramente se vuelven hipertróficas o excesivamente visibles en las personas mayores, sino todo lo contrario, suelen ser casi imperceptibles”.

Por el contrario, “la recuperación puede ser peor, por ejemplo, en cirugías en las que hay que hacer reposo durante un tiempo prolongado, ya que a las personas mayores les cuesta un poco más ‘arrancar’ de nuevo después de ese tiempo”.

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Otra circunstancia que podría convertirse en algo positivo es que, debido a una simple cuestión de haber vivido más años, muchas veces, los mayores tienen experiencia previa en quirófano, ya sea por motivos estéticos o por causas médicas, lo que se traduce en que tienen menos miedo a lo desconocido. Ahora bien, en cualquier caso, “es importante transmitirles que realizamos toda una serie de estudios preoperatorios. Cuando detectamos problemas importantes, adaptamos o incluso podemos llegar a suspender el procedimiento. Siempre hay que tener en cuenta la edad y priorizar la seguridad del paciente”, apunta la doctora.

Más allá de las técnicas quirúrgicas, los riesgos asociados a las operaciones o las facilidades para la recuperación, si nos centramos en el uso que se puede hacer de la cirugía estética a estas edades, la profesora de psicología Violeta García aboga por un punto intermedio en el que la cirugía estética “es una opción complementaria que no debería sustituir la aceptación natural del envejecimiento ni convertirse en un requisito para sentirse valioso o válido. La clave está en equilibrar el cuidado personal con la aceptación del proceso natural de la vida y, sobre todo, en plantear un abordaje de la situación individual, estudiando cada caso y sus motivos”.

[La cirugía estética] es una opción complementaria que no debería sustituir la aceptación natural del envejecimiento

Violeta GarcíaProfesora del Grado de Psicología de la Universidad Europea

Por supuesto, este tipo de intervenciones puede “ayudar a mejorar la autoestima y la percepción de uno mismo (como podría ocurrir en cualquier etapa evolutiva) sobre todo, si la persona se siente limitada o molesta por ciertos cambios físicos. Sin embargo, —continúa la psicóloga— la mejora será más duradera si se combina con un trabajo de aceptación y bienestar emocional, evitando depender únicamente de la apariencia, contemplando quizá otros aspectos que puedan estar incidiendo en la decisión de la persona que recurre a ellos”.

Así que, “aceptar las arrugas y los signos del envejecimiento es un enfoque saludable y recomendable, ya que promueve una relación más positiva con el propio cuerpo y la vida”, asevera García.

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Ahora bien, eso no significa que decidir operarse sea una mala decisión per se. Para la psicóloga, “eso depende de la salud general, expectativas y motivos personales de cada individuo. Puede ser positivo si la persona busca mejorar su autoestima o corregir un aspecto funcional que le limita, siempre que tenga expectativas realistas y se priorice la seguridad. No sería recomendable si se hace por presiones externas o con expectativas poco realistas, ya que podría generar frustración o riesgos innecesarios”.

Aceptar el paso del tiempo favorece la longevidad

Según la Sociedad española de cirugía plástica, reparadora y estética, más del 90 % de las intervenciones de cirugía estética se concentran entre los 18 y los 60 años, siendo más minoritarias a partir de los 60 años. A partir de esa edad, las intervenciones de cirugía de cabeza representan el 56 % del total, posicionándose la blefaroplastia en primer lugar (46,8 %), seguida del lifting facial (8,2 %).

En estos porcentajes hay muchos aspectos involucrados, pero el doctor Diego Bernardini, médico e impulsor del concepto nueva longevidad, destaca tres de ellos: la presión social, la propia identidad y la libertad en la toma de decisiones. Y es que la industria, las modas y, muy especialmente, las redes sociales, ejercen una presión muy importante en todas las personas, independientemente de la edad. Una influencia que empuja a muchas de ellas a tomar la decisión de utilizar la cirugía para cumplir con los cánones de belleza establecidos.

La cirugía estética elimina la singularidad y la particularidad de cada uno de nosotros, la cual se manifiesta a través de las arrugas

Diego BernardiniMédico 

El problema es que la cirugía estética, en parte, se ha convertido en “cómplice” de la homogeneización de la apariencia personal de la sociedad, ya que “elimina la singularidad y la particularidad de cada uno de nosotros, la cual se manifiesta a través de las arrugas, los gestos y las cicatrices”, apunta Bernardini. Por otro lado, y muy relacionado con escuchar más al entorno que a uno mismo, el doctor hace especial hincapié en que “al envejecer se puede, y se debe, potenciar la aceptación, entre otras razones, porque está comprobado que las personas que no aceptan el paso del tiempo sufren más y viven menos”.

Ahora bien, no hay que olvidar que una operación de estética es, ante todo, “una decisión personal que se ha de respetar”, apostilla Bernardini quien considera fundamental que “la persona que está pensando en someterse a una operación de cirugía estética debe conocer el impacto que podría tener en su salud mental”.

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