Las causas de este son tan diversas como sus consecuencias, un trastorno que afecta tanto a los adultos como a los niños. El bruxismo consiste en apretar o rechinar los dientes de una forma inconsciente, lo que origina un ruido muy particular. La Asociación Española de Pediatría (AEP), a través de su proyecto ‘En familia’, alerta de que se trata de algo “muy común” entre los niños pequeños, además de resultar más frecuente en aquellos con síndrome de Down, maloclusión dental o parálisis cerebral. Existen dos tipos, el que tiene lugar cuando el niño está despierto, conocido como ‘bruxismo despierto’, y el que se produce mientras duerme, ‘bruxismo de sueño’, explican los pediatras de AEP.
Los especialistas no señalan un motivo concreto detrás de los casos de bruxismo, sino más bien un conjunto de factores. Entre ellos se encuentran los antecedentes familiares, los trastornos del sueño, los casos de ansiedad o estrés, u otro tipo de causas, como pueden ser la maloclusión o el proceso de salida de los dientes en los bebés. La principal forma de detectar el bruxismo en niños se basa en percatarse de ese molesto ruido tan característico. La AEP explica que este trastorno de rechinar los dientes suele desaparecer a los seis años, aunque no siempre es así. Por lo que, si este persiste una vez han salido los dientes definitivos, los pediatras aconsejan acudir a un odontólogo profesional para valorar el tratamiento adecuado.
¿Qué debes hacer si tu hijo tiene bruxismo?
El bruxismo en niños es un trastorno que provoca consecuencias para su salud tanto a corto como a largo plazo. La Asociación Española de Pediatría destaca las cefaleas, el desgaste de los dientes, el aumento de la sensibilidad dental y la hipertrofia de los músculos masticatorios como algunas de ellas. En estos casos, tal y como adelanta la AEP, hay que consultar a un especialista.
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La pediatra Carmen Madrigal, de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), explica que el bruxismo, puesto que sus causas pueden ser variadas, necesita de una atención y tratamiento individualizados. Concretamente, bajo el criterio de un odontólogo, que determinará si es apropiado colocar una férula de descarga o corregir problemas dentales en el caso de haberlos, por ejemplo, las maloclusiones. Además, Carmen Madrigal puntualiza que no se recomienda recurrir a un profesional fisioterapeuta ni administrar relajantes musculares de manera habitual.
En cuanto al papel de los padres, la pediatra los anima a ayudar a sus hijos a cambiar de hábitos. De forma que puedan adoptar costumbres más saludables en su día a día, especialmente en lo relativo a su higiene del sueño, la alimentación y también a la práctica de ejercicio físico regular.