“La gente que dice ‘si quieres, puedes’ ha tenido unos privilegios que no es capaz de reconocer”

La positividad tóxica

La popular psicóloga Lorena Gascón ‘Cómo sobrevivir a las putadas de la vida’, donde censura a los  “optimistas empalagosos” que en lugar de afrontar la cruda realidad prefieren ver arcoíris​​ y unicornios

Lorena Gascón

Lorena Gascón, psicóloga con varios libros publicados y  más de 660.000 seguidores en Instagram

LVD

Lorena Gascón es una psicóloga valenciana que cuenta con más de 660.000 seguidores en Instagram, donde es conocida como @lapsicologajaputa. Su especialidad es hablar de psicología como si conversara con una amiga o amigo en una cafetería. “En el proceso de hacer los mochis, los japoneses, para moldear la masa y darle esa consistencia tan perfecta, le dan de hostias a la masa con un martillo de madera repetidamente”, explica en Cómo sobrevivir a las putadas de la vida (Martínez Roca), su último libro. “Pues esto es justo lo que hace la vida con nosotros, somos esa masa de arroz golpeada pero que a pesar de eso, se adapta y mantiene su consistencia. Podemos estar un poco resquebrajados, pero somos resilientes y al final podemos llegar a ser un mochi muy digno y rico”, recalca.

A Gascón le irritan especialmente los optimistas empalagosos que en lugar de afrontar la cruda realidad prefieren ver por todas partes arco iris y unicornios. Sin embargo, según explica esta psicóloga, la experiencia demuestra que el camino hacia una vida plena no está pavimentado solamente con risas, sino también con ceños fruncidos y lágrimas.

Lo que no somos capaces de exteriorizar en su debido momento nos sale luego en forma de ansiedad o diarrea

News CorrespondentPsicóloga

¿Qué es lo más negativo del pensamiento positivo?

Pues que anima a reprimir emociones que necesitamos sentir como, por ejemplo, la tristeza o el enfado. También nos impulsa a seguir adelante cuando lo que necesitamos a lo mejor es parar. Lo que no somos capaces de exteriorizar en su debido momento nos sale luego en forma de ansiedad o diarrea.

¿Cuál es la diferencia entre el optimismo sano y la positividad tóxica?

En mi opinión, sería optimismo sano cuando tenemos en cuenta las circunstancias de alguien y validamos sus sentimientos. Si se trata de ayudar, puede valer, incluso, mantenerse en silencio y no dar consejos, a no ser que la persona nos lo pida. La clave es acompañar a la persona que sufre en todo lo que está sintiendo. El positivismo tóxico es lo contrario: es querer ayudar pero sin tener en cuenta las circunstancias de quien sufre. Los optimistas tóxicos suelen lanzar mensajes azucarados para que la persona deje de estar mal, porque les molesta que esté así y no tanto porque les importe.

Afirma que no podemos elegir nuestras desgracias pero sí la forma de surfearlas. ¿Cómo recomienda mantener el equilibrio?

Teniendo recursos para saber manejarse en estas situaciones. Estos recursos a veces nos vienen de serie cuando tenemos la suerte de nacer en hogares propicios en este sentido en donde nos enseñan a gestionar nuestras emociones, a ser resilientes y a todas estas cosas. Estos recursos para resolver problemas se pueden mejorar luego en terapia. Por otro lado, también es importante tener el apoyo de quienes de verdad nos quieren. Los recursos vendrían a ser como la tabla de surf en la que vamos, mientras que las personas en las que nos apoyamos serían como las barcas que hay a nuestro alrededor por si nos caemos y tienen que ayudarnos a salir del agua.

En las redes sociales se hace llamar la “lapsicologajaputa”. ¿Qué hueco cree que ha contribuido a llenar con un apodo tan sonoro?

El hueco que trato de llenar, más que el que he llenado, porque eso no debería decirlo yo, es hablar de psicología de una manera desenfadada, sin palabras raras y con humor.

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¿Cuál ha sido la última trastada que ha vivido en primera persona?

La última putada que he vivido fue que les diagnosticaran cáncer a dos personas muy cercanas. ¿Qué hice? Llorar y decirles que podían contar conmigo. Me hubiera gustado hacerles croquetas, porque eso ayuda siempre, pero al final no las hice. Lo que más les ayudó a ambos fue que sus tratamientos les fueron bien. Lo que recomiendo hacer es transmitir que estás ahí y, sobre todo, respetar los tiempos de quien sufre.

Los optimistas tóxicos lanzan mensajes azucarados para que la persona deje de estar mal, porque les molesta que esté así y no tanto porque les importe

News CorrespondentPsicóloga

A muchos pacientes con cáncer se les empuja al optimismo con frases como “ve el lado bueno” o “todo pasa por alguna razón” o “mira lo que puedes aprender” como la forma “adecuada” de afrontar el sufrimiento. Sin embargo, estas frases, según coinciden en señalar muchos terapeutas, tienden a empeorar su estado.

Es verdad, pero es que nadie nos enseña a lidiar con el malestar propio ni con el ajeno. Estas frases azucaradas, muy manidas, como “no es para tanto, ya tendrías que haberlo superado” o “si tú quieres, vas a poder” lo que suelen conseguir es que la persona que las escucha permanezca callada y reprima sus sentimientos. Es bastante habitual que algunos de nuestros conocidos intenten quitarle hierro a las cosas que nos pasan, como si no fuera para tanto. En mi opinión, es más fuerte quien llora o se enfada, que quien se reprime y es incapaz de saber qué es lo que necesita.

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Si quieres, no siempre puedes: los límites del pensamiento positivo

Leyre Flamarique
Discovering solitude and restoration, a lone male hiker reclines in a hammock strung between two pine trees next to an idyllic mountain lake. He is barefoot and wears a plaid wool shirt, reading a book, while clouds and sky offer up prisms of magical afternoon sunshine. Snowy mountains are nearby, but before he climbs them, this hiker is resting up, in balance with himself and his momentary place in the world.

El llamado “pensamiento positivo extremo”, popularizado por libros como El secreto (donde Rhonda Byrne propuso la teoría de que imaginar lo bueno repetidamente puede atraer el éxito, la riqueza o la felicidad) ha calado muy hondo. ¿Cuál es la razón de que necesitemos seguir creyendo en los Reyes Magos?

Posiblemente se trate de algunos sesgos de nuestro cerebro que nos llevan a pensar que las cosas que hacemos tienen sentido. Es como si pensáramos que desear alguna cosa puede facilitar que la consigamos más fácilmente. A esto en psicología a esto se le llama “pensamiento mágico” por llevarnos a creer que tenemos un cierto control sobre todo lo que nos pasa. En cambio, asumir que la vida es un caos y que hay cosas que escapan completamente de nuestro control es muchísimo más frustrante. Pero quiero decir una cosa antes de que se me olvide: tener una actitud positiva puede ayudar un poco a centrarse mejor en las soluciones.

La teoría de que es posible atraer con el pensamiento las cosas buenas (como un buen trabajo o alguien que nos quiera) se cumple sin duda para las malas: cuando se estropea la televisión, a continuación deja de funcionar el calentador y sufrimos un pinchazo con el coche. ¿Podría decirse, entonces, que esto nos pasa por no mirar con buenos ojos al calentador, a la televisión y al coche?

¡Total! ¿Te imaginas? Para quienes creen en Dios igual puede tener sentido pensar que si se portan bien y realizan buenas acciones serán algún día recompensados. De hecho los creyentes llevan los duelos bastante mejor, porque piensan que al morir se reunirán con sus seres queridos. Pero volviendo a la pregunta, es verdad que a algunos de mis pacientes les he tenido que decir a veces: ¡pero como te pueden pasar tantas cosas malas y todas juntas!

“Cuando sufres una pérdida es como si fueras una croqueta que ha perdido su rebozado. Sigues siendo una croqueta pero, por dentro, sabes que has perdido algo que te hacía sentir tú”, afirma. La pregunta es: ¿da lo mismo que la croqueta esté rellena de pollo que de calamares en su tinta?

¡Totalmente! ¡Incluso si es vegana! Lo que trato explicar con las croquetas es que cuando perdemos algo que queríamos viene a ser como si perdiéramos una parte de nosotros, una parte de nuestra identidad.

Así pues, ¿qué es lo mejor que se puede hacer al sufrir una perdida?

Es muy complicado, porque cada persona es un mundo aparte, por lo que no hay una receta que sirva para todos. Hay a quien le puede ir bien contarlo, pero también a quien le puede funcionar refugiarse en el trabajo o quedarse hecha una bolita en la cama. En todo caso hay unas formas más sanas que otras. Seguramente, poder compartir la pérdida con alguien que nos quiera sea lo más saludable.

¿Y qué es lo peor?

Ponerse hasta el culo de alcohol, aislarse voluntariamente durante mucho tiempo en casa, no contárselo a nadie y seguir viviendo en el pasado.

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