En los calendarios de efemérides astronómicas, el mes de diciembre marca uno de los períodos más interesantes del año gracias a la actividad de la lluvia de estrellas de las Gemínidas, tradicionalmente una de las mejores del año gracias a la cantidad de meteoros (de estrellas fugaces) que genera.
Las estimaciones indican que el máximo número de trazos luminosos alcanzará el máximo en la noche del sábado al domingo, especialmente en las primeras horas cuando la Luna, en fase menguante, aún no se haya elevado por el horizonte. En condiciones ideales de oscuridad y bajo cielos totalmente transparentes, se podrían llegar a observar hasta 150 estrellas fugaces por hora.
Las lluvias de estrellas son el resultado de la entrada, en nuestra atmósfera, de gran cantidad de diminutos trozos de material que, dejados atrás generalmente por cometas, friccionan con el aire y se desintegran generando los trazos de los meteoros. Pero en el caso de las Gemínidas, el objeto progenitor es un asteroide, un hecho nada habitual ya que este tipo de objetos no se fragmentan tan fácilmente como los cometas.
Polvo cósmico
Los cometas están formados por gran cantidad de hielos (gases congelados y también hielo de agua) y esto les convierte en cuerpos muy poco compactos. Cuando se aproximan al Sol, en la parte más interna de su órbita, se calientan y los materiales volátiles que los componen se vaporizan, arrastrando con ellos partículas de polvo.
Cuando la Tierra cruza, ocasionalmente, la trayectoria de algunos de estos objetos, muchos de los fragmentos que se han eyectado al espacio ingresan en nuestra atmósfera y, por rozamiento, se desintegran dando lugar al fenómeno que conocemos con el nombre de lluvias de estrellas.
La órbita de la Tierra cruza la del asteroide 3200 Faetón a mediados de diciembre, lo cual genera los meteoros de las Gemínidas
Sin embargo, no siempre es un cometa el responsable de estos espectáculos. En el caso concreto de las Gemínidas, se trata de un asteroide: el 3200 Faetón. Una circunstancia que resulta sorprendente ya que estos cuerpos, a diferencia de los cometas, suelen ser mucho más compactos y con menor tendencia a desprender materiales.
El máximo
La lluvia de estrellas de las Gemínidas tiene lugar cada año aproximadamente desde el 4 al 20 de diciembre, justamente cuando la Tierra atraviesa la trayectoria de 3200 Faetón (que completa una órbita alrededor del Sol en unos 524 días). Dentro de este rango temporal, la cantidad de meteoros que se producen va aumentando estadísticamente, hasta llegar a un máximo que, para 2025, está previsto que se alcance en la noche del 13 al 14 de diciembre. A partir de este pico de actividad, el número de estrellas fugaces empieza a disminuir progresivamente día tras día.
Las Gemínidas son, tradicionalmente, una de las mejores lluvias de estrellas del año, junto a las Perseidas de agosto (las famosas Lágrimas de San Lorenzo), por la gran cantidad de meteoros que producen. Sin embargo, siempre resulta muy difícil realizar predicciones cuantitativas al respecto debido a los diversos factores que intervienen.
Así, por ejemplo, no siempre se produce una coincidencia perfecta entre la órbita de la Tierra y la del objeto causante del fenómeno. Además, existen muchas otras variables que pueden favorecer o dificultar la experiencia del observador: las condiciones de oscuridad del cielo, la presencia de la Luna y, por supuesto, la meteorología.
Meteoros de la lluvia de estrellas de las Gemínidas, capturados durante unos minutos en 2021
Este año algunas de las previsiones, como la realizada por el Instituto Geográfico Nacional, apuntan a máximos que pueden alcanzar los 150 meteoros por hora en condiciones ideales de observación. Estas cifras deben interpretarse, con cautela, como puntas teóricas.
Recomendaciones
Como también sucede con otros fenómenos astronómicos, la elección del lugar de observación resulta ser un factor crucial. Se trata de alejarse al máximo de la iluminación urbana y, si ello no es posible, es aconsejable situarse por encima de las luces de las calles. Asimismo, para asegurar la dilatación óptima de las pupilas, se debería evitar la exposición a fuentes luminosas cercanas (incluso las generadas por las pantallas de los teléfonos móviles).
Una espectacular composición de las Gemínidas del 2023, capturadas desde Gran Canaria
Los meteoros de una lluvia de estrellas pueden aparecer en cualquier lugar del cielo, por lo que es recomendable escoger lugares de observación desde los que se pueda contemplar la máxima región de firmamento posible y, a la vez, adoptar una posición cómoda que permita mirar en vertical. La observación debe realizarse a simple vista, ya que la utilización de instrumentos, como por ejemplo prismáticos, reduce drásticamente las opciones de cazar meteoros.
Las Gemínidas de este año coinciden con una fase lunar menguante. En concreto, la Luna no saldrá por el horizonte hasta aproximadamente las tres de la madrugada, lo cual significa que las mejores horas para ver estrellas fugaces serán las de la primera parte de la noche.
El nombre
Todos los meteoros pertenecientes a una determinada lluvia de estrellas parecen provenir de un punto concreto en el firmamento. Esto quiere decir que, si bien los trazos luminosos pueden surgir en cualquier sitio de la bóveda celeste, si imaginariamente se prolongan hacia atrás todos ellos convergen en el denominado radiante.
El radiante de las Gemínidas se localiza visualmente cerca de la estrella Cástor, la segunda más brillante de la constelación de Géminis
El radiante es, justamente, el lugar por el que ingresan en la atmósfera los diminutos fragmentos que acaban generando los meteoros. Y es la localización visual del radiante lo que le da el nombre a cada lluvia de estrellas. Así, las Gemínidas parecen provenir de un punto en el cielo que se ubica en la constelación de Géminis.
Un objeto enigmático
Son diversas las hipótesis que se han planteado para explicar el por qué un asteroide como 3200 Faetón eyecta material hacia el espacio como suelen hacer los cometas. Algunos de estos modelos contemplan la posibilidad que el objeto haya sufrido, en el pasado, una colisión.
Imágenes del asteroide 3200 Faetón obtenidas por el radiotelescopio de Arecibo
Pero en 2023 un estudio dirigido desde la Universidad de Helsinki sugirió que la composición de este asteroide podría ser similar a la de un tipo de meteoritos llamados condritas carbonáceas CY, que son capaces de emitir dióxido de carbono, vapor de agua y azufre cuando se eleva la temperatura.
Este escenario prevé que, cada vez que 3200 Faetón se acerca al Sol, su temperatura puede alcanzar los 750ºC. Un proceso que activaría la vaporización de gases y, como consecuencia, la expulsión de partículas de polvo.
