Picotear unas tapas en un chiringuito con los pies hundidos en la arena, comerse una crepe en una terraza o refrescarse con un helado son planes aparentemente al alcance de todos. No es así para los celiacos, que todavía siguen rompiéndose la cabeza para encontrar restaurantes, bares, pastelerías y heladerías con una oferta ajustada a su condición, más aún si se encuentran fuera de grandes ciudades. Por fortuna, cada vez hay más empresarios y empresarias que empatizan con este colectivo y que abren establecimientos libres de gluten.
Es el caso de Marta Araujo, quien presume de regentar el único chiringuito de Catalunya con una carta 100% apta para celiacos. Cuando hace más de una década abrió su Blue Monkeys Beach Bar, en la playa de la Platera de l’Estartit, ofrecía los típicos platillos de esta clase de establecimientos, “pero yo misma soy celiaca y me propuse ir adaptándola poco a poco”. Entonces, encontrar ingredientes sustitutivos sin gluten era todo un reto, pero hace cinco años logró tras mucho esfuerzo la acreditación de la Associació Celíacs de Catalunya. Hoy, quienes se sientan en sus mesas pueden pedir desde pescados a la plancha a todo tipo de tapas, incluidos rebozados como calamares a la romana o croquetas que elaboran con harina de garbanzo, además de postres como el carrot cake y el brownie. “Ahora vienen muchos celiacos, pero sigo manteniendo los clientes de siempre. La mayoría no han notado cambio alguno”, asegura esta hostelera.
Marta Araujo prepara las croquetas, calamares y otros fritos de su chiringuito de l’Estartit con harina de garbanzo
Los churros son otra delicia que no hace tanto los celiacos de Barcelona no podían disfrutar en su versión artesana. Hasta que Albert Vernet llegó a la ciudad para cambiarlo todo. Hace tres años que este churrero con más de dos décadas de experiencia subió la persiana de la Xurreria Can Vernet, donde ofrece churros con y sin gluten. Para evitar la contaminación cruzada, dispone de dos cocinas y dos mostradores. Cuenta que empezó a elaborar alternativas sin gluten por la hija celiaca de una vecina de toda la vida y porque él mismo era alérgico a muchos alimentos y sabía lo frustrante que podía ser no comer lo deseado. “A veces me vienen críos celiacos que cuando ven que pueden comer churros, se echan a llorar de alegría”. Si piensan acercarse a este negocio de la calle Comte Borrell, háganlo antes de que llegue agosto, cuando Vernet se va de vacaciones.

Albert Vernet en su churrería de Comte Borrell

Una de las cocas de Sant Joan de Lucila Canero, de La Luciérnaga
Los celiacos también se sentirán de maravilla en la coqueta terraza de Krampus, en Sant Gervasi, perfecta para las noches de verano. En este espacio cuyos impulsores definen como “un obrador de crepes creativas y originales” sirven esta elaboración francesa con todo tipo de ingredientes. Pueden pedirla a la catalana, con espinacas, pasas y piñones; con provolone, tomate seco y olivada; con pollo, salsa romesco y almendras... Las preparan con harina de trigo sarraceno. También las dulces, que pondrán la nota golosa a la velada.
Son muy golosas, igualmente, las elaboraciones que descansan en el escaparate de Jansana, la pastelería de la calle Balmes cuyos orígenes se remontan a 1930 y con sede en Santa Perpètua de Mogoda. En el 2013 subieron la persiana en Barcelona, y dos años después se especializaron en repostería sin gluten. Hacen pan, bollería de todo tipo y unos pasteles fríos (selva negra, tiramisú, lemon pie, massini...) que con la subida de temperaturas seguro que salvarán a más de un celiaco. Estos días, además, no falta en su oferta la tradicional coca de Sant Joan, que también venden en las tiendas sin gluten de Chök de las calles Ramelleres y Urgell, sumándose a una amplia oferta de tartas, rolls, cookies, muffins y brownies; o en Luciérnaga, la pastelería vegana y sin gluten de Castelldefels de la chef pastelera Lucila Canero, donde se puede escoger entre la de crema, la de chocolate, la de piñones y la de frutas.

En Jansana tienen varias tartas frías, además de cocas de Sant Joan

La mayoría de helados de Cloud no llevan gluten, aunque pueden presentar trazas
Y qué mejor modo de terminar esta ruta que con un helado. En la Gelateria Palermo, también en Castelldefels, todos sus sabores son aptos para celiacos, incluido el de tiramisú, el de crumble de limón o el de Oreo, al igual que sus cucuruchos. Mientras que Delacrem y Cloud son algunas de las heladerías de Barcelona que ofrecen alternativas sin gluten, aunque en estos casos pueden presentar trazas.