Entre el 8 y el 10 por ciento de los estadounidenses toman actualmente algún GLP-1 —desde Ozempic a Wegovy, Victoza o Saxenda— según un informe de octubre de 2024 publicado por la consultora PricewaterhouseCoopers, una tendencia al alza que ha comenzado a afectar al tamaño de las raciones de los restaurantes del país del Tío Sam.
Clinton Hall, una popular cervecería-hamburguesería con varios locales en Nueva York, comenzó a servir versiones más pequeñas de sus platos en abril, recoge The New York Times en un reportaje. Ahora, su oferta incluye el menú teeny-weeny mini meal, una mini hamburguesa de 57 g acompañada de 42 g de patatas fritas y una bebida 147 ml.
Clinton Hall ofrece el menú ‘teeny-weeny mini meal’, una mini hamburguesa de 57 g acompañada de 42 g de patatas fritas
El propietario de la cadena, Aristotle Hatzigeorgiou, decidió añadir esta opción porque quienes tomaban fármacos como Ozempic “comían uno o dos bocados y un par de sorbos de bebida. No me gustaba el desperdicio de comida que generaba, y me preocupaba que los comensales se cansaran de pagar por cosas que desechaban”.
Sucede algo parecido en los establecimientos del grupo Renwick Hospitality Group, que también opera en Nueva York. En el Alderman de Times Square, la gente puede configurar su propia tabla de aperitivos con productos como pechuga de pato ahumada o frutos secos; mientras que en Lulla, un restaurante italiano de Chelsea, ofrecen desde hace un tiempo un pack con nueve tentempiés por 28 dólares para cuatro personas.

Algunos negocios también están ajustando el tamaño de los cócteles
Gary Wallach, socio gerente del Renwick Hospitality Group de Nueva York, explica al diario neoyorkino que ahora es habitual que los comensales busquen menús respetuosos con el GLP-1 o platos vegetarianos o veganos. “La gente se pregunta: ‘¿Hay algo que pueda comer aquí?’”.
Estos medicamentos también han reducido las ansias de alcohol, lo que ha llevado a algunos negocios a crear minicócteles como el snaquiri, un daiquiri diminuto, o martinis de tamaño medio (unos 60 a 88 mililitros).
Algunos establecimientos señalan abiertamente que son menús o versiones de platos y bebidas creados específicamente para personas que están recibiendo este tipo de tratamientos. Es el caso de la cadena Smoothie King, que el pasado octubre estrenó en su aplicación un “Menú de apoyo al GLP-1” de cinco productos, rico en proteínas y fibra y bajo en azúcar.

Entre el 8 y el 10 % de los estadounidenses toman algún GLP-1
Otros son más discretos, como el restaurante francés Otto’s, en Londres, que es popular por sus festines de pato à la presse, soufflé de bogavante y crêpes Suzette. Desde mayo dispone de “un menú para personas con poco apetito” que cuesta 240 libras por persona, e incluye vieira, foie gras sellado, langosta escocesa, suprema de pollo de Bresse y helado de coco. De este modo, cuentan los propietarios, el comensal no tiene que explicar por qué lo pide ni sentirse incómodo por ello.
¿Llegará pronto esta tendencia a España?