Es curioso: mientras el gin-tonic pierde brillo en las barras de los bares y restaurantes, en Catalunya nunca se habían destilado tantas ginebras. La preferencia por el consumo local, la efervescencia de la coctelería -recordemos que Barcelona en los últimos años ha acogido algunos de los mejores bares del mundo- y la obsesión por la proximidad han creado un terreno fértil para los emprendedores que se atreven a lanzarse a un mercado dominado por gigantes. Detrás de estas nuevas firmas no hay grandes destilerías, ni tradición centenaria, ni contratos millonarios; sino la voluntad de contar una historia propia en cada botella.
Así lo hace, por ejemplo, Sa Tuna, una ginebra nacida recientemente en la Costa Brava. Es la apuesta de tres camareros (Ferran Monfort, Arnau Viusà y David Río) que se conocieron sirviendo gin-tonics al otro lado de la barra y que se acabaron a animando a destilar su propia receta por culpa de la pandemia. “Queríamos una ginebra fresca, equilibrada y fácil de beber, que no arrastrara esa sensación alcohólica tan marcada”, explica Monfort. Con quince botánicos y agua catalana, aunque el camino de despegue de Sa Tuna haya sido lento -“entramos botella a botella, contando nuestra historia”-, hoy se sirve en las mesas del Celler de Can Roca o Via Veneto.

Ricardo Barguño con algunas de las diferentes ginebras que elabora en Terrassa bajo la firma 100 and No More
En Barcelona, también un ingeniero químico, Ricardo Barguño, ha pasado de macerar ginebras en su casa por afición a fundar su propia firma: 100 and Nomore. “Siempre que venían amigos me pedían probar lo último. Al final me convencieron para hacerlo en serio”, recuerda. Su marca, que desde Terrassa elabora diferentes tipos de ginebras -la ‘Brava’ ganó el premio de mejor gin de España este 2025 en The Gin Guide Awards y la medalla de plata en la London Spirits Competition–, funciona en micro lotes de cien botellas. “Lo que más engancha es cuando en la carta se lee ‘ginebra de Barcelona’. La gente quiere beber lo que se hace aquí”.
Con galardón
El gin ‘Brava’ de 100 and Nomore ganó el premio de mejor gin de España este 2025 en The Gin Guide Awards y la medalla de plata en la London Spirits Competition
La historia de otros dos amigos, en el Bages, Marc Valls y Guillem Vilà, es parecida, aunque en su caso decidieron ir un paso más allá. “No teníamos legado ni experiencia, así que pensamos: hagamos lo contrario, proyectémonos al futuro”, cuentan. Su ginebra Outer es la única que presume de ser viable en el espacio. Con un envase de acero recuerda a la industria aeroespacial, su receta incluye cilantro y angélica, botánicos testados en microgravedad. “Queremos que esta ginebra catalana un día se pueda producir íntegramente fuera de la Tierra”, insisten, aunque por el momento solo se sirve en coctelerías de Barcelona, la Costa Brava o la Cerdanya, y ya viaja a Singapur.

Ferran Monfort, Arnau Viusà y David Río junto a uno de los alambiques en los que destilan su ginebra Sa Tuna
Y en Lleida, hasta una empresa de aceites AOVE se ha apuntado a elaborar su propia ginebra ‘made in Catalunya’. Se trata de Gaudea Botanics, que lleva como ingrediente principal la aceituna arberquina de Alcarrás. “Es nuestro fruto más identitario. Queríamos embotellar ese carácter”, explica Gerard Camps, gerente de la aceitera Gaudea, que cada año trata de sorprender con un producto nuevo y en los últimos años ha decidido apostar por la ginebra. El resultado es un destilado que huele a campo, a aceite nuevo y a proximidad.
Este boom de nuevas ginebras no hubiera sido posible sin otras que antes abrieron camino. Entre las pioneras destaca Gin Raw, creada en Barcelona en 2013, cuando hablar de ginebra premium sonaba todavía extraño. “Queríamos un proyecto sólido, no una anécdota”, explica Luis Jáuregui, cofundador de la marca junto a Roger Burgués. Esta ginebra, desarrollada con la tecnología Rotaval de Joan Roca y con la nariz del perfumista Rosendo Mateu, cuenta ya con presencia en Europa, América, Asia e incluso Oceanía.