No hace falta saber de vino para disfrutarlo, ni haber nacido entre viñedos para poder hablar de ellos. Y si no, que se lo digan a Marta Clot. Esta joven granollerense creció lejos de bodegas, vendimias y viticultores, brindando con vino barato junto a sus amigas. Sin embargo, a sus 31 años, se ha convertido en una de las sumilleres más influyentes y transgresoras de su generación.
Bajo los perfiles @lamartaclot y @ladelsvins Marta ha reunido una comunidad de casi 900.000 usuarios —convirtiéndose en la sumiller con más seguidores de España— con los que comparte su pasión por el vino, rompiendo estereotipos y acercando este mundo a un público que hasta hace poco lo veía lejano y complicado. Recomienda sidrerías, visita bodegas alrededor del mundo, enseña a preparar helados caseros de vino y comparte un centenar de formas distintas y divertidas para disfrutar de esta bebida.
Su llegada al mundo del vino fue cosa del destino. Tras formarse como pastelera, decidió apuntarse a una cata de vinos que vio anunciada por casualidad. Aquella experiencia despertó su curiosidad hasta llevarla a graduarse como sumiller en el CETT de Barcelona en 2019 y, posteriormente, a trabajar en la tienda Wine Palace Sant Cugat entre 2018 y 2022. “Allí empecé a tratar con el consumidor final: perdí la vergüenza, aprendí a soltarme, probé un montón de vinos y pude aplicar en la vida real todo lo que aprendía en el curso”, explica a este diario. Al mismo tiempo, descubrió que muchos clientes llegaban con las mismas dudas de forma recurrente. De ahí, y animada por su pareja, Mike Cano, que la ayuda en la grabación y edición de vídeos, nació la idea de crear contenido para difundir ese conocimiento a un público más amplio. Eso sí, sin dejar de formarse, porque como destaca la sumiller, este es un sector en el que siempre hay que estar al día.

Marta Clot, sumiller
El del vino es un mundo de mucha ortodoxia, a veces esnobismo, postureo, clasicismo, conservadurismo en algunas formas… Tú rompes con todo eso, haces cubitos con hielo, explicas el vino de otra forma. ¿Has sentido que has roto reglas?
En mi casa el vino estaba presente, pero no era algo central, y creo que el hecho de no venir de una familia del sector me dio la libertad de expresarme como quería. Cuando empecé a hablar de vino en redes ya había algunas personas haciéndolo, pero no eran tantas. Y sí, cosas como poner cubitos de hielo resultaron rompedoras para algunos. Sin embargo, la mayoría reaccionó bien y les gustó mi manera de comunicarme y el tono cercano que utilizo. Al final, mi objetivo es aportar mi granito de arena para que el mundo del vino sea más accesible y romper un poco esa ortodoxia. Quiero que más gente se anime a probarlo, aprenderlo y disfrutar sin sentirse juzgada.
No solo se puede disfrutar el vino en una buena copa, en una mesa formal o acompañado de un plato sofisticado
¿Has recibido críticas en redes por la manera en que hablas de vino?
Sobre todo al principio, con los vídeos en los que congelaba vino o hacía polos con base de vino y frutas. En ese momento recibí bastante hate, especialmente de consumidores más expertos e incluso de gente del propio sector. Hoy en día ya se ha normalizado mucho más y, además, somos más personas creando este tipo de contenido, así que la gente lo ve con otros ojos. De todas formas, siempre intento explicar bien el contexto. Por ejemplo, cuando hablo de hacer cubitos de vino, nunca recomiendo comprar una botella para congelarla. Lo planteo como una forma de aprovechar esos “culillos” que sobran cuando no te terminas la botella, ya sea porque vives solo o porque te has tomado un par de copas y no quieres que se estropee.

Viña
Los jóvenes no toman demasiado vino… ¿Se asocia a boomers o para gente con dinero?
El consumo de alcohol está bajando y los jóvenes beben menos vino, lo que es positivo si lleva a valorar más la calidad. Sin embargo, el vino se ha percibido durante mucho tiempo como algo reservado para ocasiones especiales, con demasiadas barreras: que si no tienes la copa adecuada, que si no has probado ciertos vinos no puedes pasar a otros… Esto ha transmitido la idea de que el vino es un mundo complejo, incluso clasista, asociado a gente con mayor poder adquisitivo.
Has dicho: “Soy activista del vino y también me lo bebo en un vaso de plástico si no hay alternativa mejor”. ¿Qué significa ser activista del vino?
Defiendo que no solo se puede disfrutar bebiendo vino en una buena copa, en una mesa formal y acompañado de un plato sofisticado en concreto.
Nunca recomiendo comprar vino embotellado del supermercado por dos o tres euros. Y no tanto por la calidad del vino en sí, sino por lo que hay detrás
Cuando hablo de tomar vino en “vaso de plástico” me refiero a que es una pena que en muchas fiestas populares no puedas pedirte un vaso de vino, como si solo pudiera beberse en copa. Y no siempre es así: hay vinos de muchos tipos, estilos y precios para disfrutar de muchas maneras. Por eso reivindico el vino en espacios populares, informales y de compartir. Me encanta disfrutar de vinos excelentes y proyectos pequeños, pero me parece una lástima que lo demás se pierda, porque así el vino se aleja de los espacios comunes y se convierte en algo cada vez más exclusivo. Y no debería ser así.

Parece que solo se puede beber en copa. Y no siempre es así: hay vinos de muchos tipos, estilos, precios y formas de disfrutarlos
¿Y cuál es tu contenido con más éxito desde que empezaste?
Hace aproximadamente un año empecé la serie “100 maneras de beber vino”, en la que propongo diferentes formas y cócteles con base de vino. Esa serie, si no me falla la memoria, ya acumula más de 20 millones de visualizaciones. Es espectacular. Quizás tenemos que abrirnos a la idea de que el vino también puede disfrutarse de formas distintas.
No solo se puede disfrutar el vino en una buena copa, en una mesa formal y acompañado de un plato sofisticado en concreto
¿Compras vino en el supermercado?
Normalmente compro vino en tiendas especializadas porque me gusta el trato. La persona que te atiende conoce bien las referencias que ofrece y puedes explicarle para quién es el vino, en qué ocasión lo vas a tomar y con qué lo vas a acompañar. En cambio, cuando vas al supermercado te plantas delante de una estantería llena de botellas y muchas veces no sabes cuál elegir, así que terminas llevándote la que ya conoces. Aun así, es cierto que, con el ritmo de vida tan ajetreado que llevamos, muchas veces acabamos comprando vino en el supermercado, igual que hacemos con la carne, el pescado o el queso.
¿Se pueden encontrar buenos vinos que sean baratos?
Lo de “barato” o “caro” es un concepto muy relativo, pero siempre digo que, por menos de cinco euros, no recomiendo comprar vinos para guardar en el botellero. Y no tanto por la calidad del vino, sino por todo lo que hay detrás. En un vino que vale 10, 15 o 20 euros toda la cadena de valor está más cuidada. Por eso, siempre digo que vale la pena gastar un poco más y el vino, además, te sentará mejor.

Vale la pena gastar un poco más y el vino, además, te sentará mejor
En 2023 también creaste tu propio vino. ¿Se puede comprar todavía?
El objetivo de elaborar estos vinos no es tanto venderlos, sino vivir de cerca el proceso. Al no trabajar directamente en una bodega, no tengo tan accesible esta parte de la producción en mi día a día, y me parece fascinante mostrar, a través de mis contenidos, todo el trabajo que hay detrás de hacer un vino. El primer vino que hice, con Vins L’Apical, fue La Sumoll, era un ancestral de sumoll, y de ese ya no queda ninguna botella. El año pasado elaboré La Pansa Rosada, también un ancestral, pero esta vez junto con Alta Alella; aún quedan algunas unidades, aunque muy pocas. Este año voy a crear mi tercer vino: un blanco de garnacha blanca de la Terra Alta, en colaboración con Celler Piñol. Mi propósito es colaborar cada año con una bodega diferente de la zona y crear juntos un vino único.
Una frase mítica es: “Yo no sé de vinos”. ¿Hace falta saber de vinos para disfrutar bebiendo?
Estoy harta de escuchar esa frase. Entiendo que la gente lo diga, porque durante mucho tiempo nos han machacado con la idea de que hay que saber de vino, pero no es así. Los sumilleres no somos médicos ni cirujanos que salvan vidas: lo que hacemos es recomendar vino y hablar de él para que la gente lo disfrute y lo comparta. Como todo en la vida, cuanto más conoces algo, más lo aprecias. Y con el vino pasa lo mismo: si sabes un poquito más, lo disfrutarás más, pero no es obligatorio. Nadie debería sentirse excluido del mundo del vino solo por no “saber” lo suficiente.

Es mejor no decir nada y simplemente comentar que te gusta el vino, antes que intentar parecer algo que no eres.
¿Qué palabras tenemos que saber de vinos para no hacer el ridículo en una cita…? Dinos las tres o cuatro claves.
Lo primero, no te hagas el chulo o la chula hablando de vinos si no sabes, porque quedas como un fantasma. Es mejor no decir nada en ese momento y simplemente comentar que te gusta el vino, antes que intentar parecer algo que no eres.
Luego, si quieres tener tres o cuatro palabras para usar, puedes optar por cosas sencillas. Por ejemplo, si el vino es más intenso, puedes decir que tiene “más cuerpo”, que es sabroso o que “se nota en boca”. Si es más ligero, puedes comentarlo como “un vino más fino”, con menos color si hablamos de tintos. Si es un espumoso, siempre queda bien hablar de la burbuja: puedes decir que “está bien integrada” si es suave y delicada, o que es “una burbuja muy alegre” si tiene más intensidad.
Nunca te hagas el chulo en una cita hablando de vinos si no sabes, porque quedas como un fantasma
¿Y qué debemos hacer —y qué no— cuando nos traen el vino para probarlo en un restaurante?
Es un momento que puede resultar un poco incómodo, pero cuando el camarero o el sumiller te sirve un poco de vino para probar, lo primero es comprobar que huela bien y que no tenga ningún defecto. Después, presta atención a la temperatura. Puede que te sirvan un vino blanco que está frío, pero no lo suficiente: en ese caso, puedes pedir que lo pongan en la cubitera para que se enfríe un poco más. Dicho esto, creo que deberíamos replantearnos algunos de estos protocolos, porque a veces generan más barreras e incomodidad que otra cosa.
¿Es un mito lo de tomar siempre las tablas de quesos con vinos tintos?
Es algo que se ha considerado durante mucho tiempo un maridaje tradicional, pero en realidad no siempre es la mejor combinación. Personalmente —y muchos sumilleres coinciden conmigo— creo que los quesos se disfrutan más con vinos espumosos o blancos. Todo depende del tipo de queso: si es muy potente, un tinto puede funcionar, pero imagínate que pruebas un brie o un queso cremoso, le metes un tinto con crianza y es que te deja tonto, porque es una cosa muy delicada con un vino muy intenso. Al final, cuando buscamos armonía entre comida y bebida, lo importante es mantener el equilibrio. Por eso, en tablas de quesos variadas, un espumoso es casi siempre una apuesta segura. Dicho esto, cada uno debe tomar el vino como quiera, pero creo que si la gente prueba esta combinación, la va a disfrutar mucho más.
El vino tinto nunca debe tomarse a temperatura ambiente si estamos a 30 grados

En tablas de quesos variadas, un espumoso es casi siempre una apuesta segura
El vino tinto con la carne y el blanco con el pescado. ¿Crees que también ha quedado anticuado?
Depende tanto del tipo de carne como del tipo de pescado. No es lo mismo un chuletón —que ahí sí pide un buen tinto— que un pollo guisado o al horno, que puede ser exquisito con un espumoso de larga crianza o incluso con un vino blanco con algo de crianza. Con los pescados pasa igual: los más intensos pueden combinar perfectamente con un tinto ligero. El mundo del vino no es una fórmula de “tinto para carne y blanco para pescado”, sino que hay una variedad inmensa que te permite jugar y encontrar armonías muy interesantes. Es una lástima quedarnos encorsetados en esas reglas tan antiguas.
¿Se puede enfriar el vino tinto en la nevera?
Lo ideal es tomar los tintos entre 14 y 18 grados, dependiendo de si es joven o tiene más crianza. Para los tintos que solemos beber habitualmente, entre 12 y 18 grados es perfecto.
Ni el tinto para carne ni el blanco para el pescado. Hay una variedad inmensa que te permite jugar y encontrar armonías muy interesantes
Eso de que se debe tomar “el vino tinto a temperatura ambiente” está muy arraigado, pero hay que recordar que se refiere a la temperatura que había en las cavas donde se hacían las crianzas, no a la que tenemos hoy en verano, cuando estamos a 30 grados. Te bebes un vino a 30 °C y te mueres. Por eso es mejor que si hace calor lo enfríes un poco antes de servirlo: con 15–20 minutos en la nevera suele bastar.
¿Se le puede echar un cubito de hielo al vino para enfriarlo o es una herejía?
Eso lo dejo a elección de cada persona. Pero es cierto que, cuando añades hielo, el vino se va aguando y pierde intensidad. Por eso no lo recomiendo de forma habitual y tampoco lo hago, salvo en casos extremos. Aun así, conozco gente que lo hace y lo disfruta, y quién soy yo para decirle a alguien cómo debe tomar su vino. Pero si quieres el vino bien frío sin que pierda intensidad, recomiendo otras opciones: dejarlo más tiempo en la nevera, darle un toque rápido de congelador, usar fruta congelada o recurrir a hielos especiales que no liberan agua y pueden reutilizarse.

Lo ideal es tomar los tintos entre 14 y 18 grados, dependiendo de si es joven o tiene más crianza
¿Se puede beber vino bueno, sin copa, con vasos o con vasos de plástico?
Esto es más delicado, porque si me he gastado dinero en un buen vino, la mejor manera de disfrutarlo al máximo es en una buena copa. Con vinos de calidad, sin duda es mejor utilizar copa. Pero si se trata de vinos más sencillos, se pueden tomar perfectamente en un vasito. Incluso ahora existen vasos diseñados para vino, con la forma del cáliz de la copa pero sin el tallo, y eso también está muy bien.
Para escoger copas de vino, ¿qué hay que tener en cuenta?
Sobre todo, fíjate en que el cristal sea fino: cuanto más fino, mejor, porque la sensación en los labios es mucho más delicada. Si tuviera que recomendar un solo tipo de copa para tener en casa, diría que elijas una copa versátil, que sirva para distintos tipos de vino. No muy ancha, ni de boca demasiado abierta: una copa mediana, con la forma tradicional, que conserve bien los aromas y evita que la parte superior no sea más ancha que el cuerpo.
¿Qué te parece el vino sin alcohol?
Me parece una muy buena opción para la gente que no puede o no quiere tomar alcohol. Además, gracias a la tecnología, cada vez se elaboran vinos sin alcohol de más calidad y con mejor sabor. Y es que el vino desalcoholizado no viene a sustituir al tradicional, sino a abrir las puertas a personas que de otra manera no tomarían vino.
¿Y si pudieras beber un solo tipo de vino el resto de tu vida?
Sin duda, espumosos. Son muy versátiles, combinan con muchísimos platos, transmiten alegría y tienen ese punto de adaptarse a todo, desde una cena desenfadada hasta un evento elegante. Además, hay un montón de estilos, de variedades y de formas de elaboración para descubrir. Es un tipo de vino que me da muy buen rollo.