Katia Álvarez, enóloga: “El vino sin alcohol y el vino tradicional son productos distintos creados para momentos distintos”

Vinos

Aunque es cierto que el vino sin alcohol no es la primera opción para la mayoría de la gente, también lo es que las cosas están cambiando, y pedirlo ya no es tan extraño

La enóloga de Bodegas Martín Códax, Katia Álvarez, explica con detalle cómo se elaboran, a qué saben y cómo maridan los vinos 0.0%

La enóloga Katia Álvarez.

La enóloga Katia Álvarez.

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Nos encanta tomar una copa de vino para acompañar una buena comida, celebrar un cumpleaños, un cambio de trabajo, o simplemente para charlar un rato con los amigos. Y cuando lo hacemos, por pura inercia, elegimos un vino tradicional (con alcohol), sin valorar siquiera la opción de un vino desalcoholizado. Es más, en general, existe un rechazo generalizado hacia el vino sin alcohol, como ya ocurrió con la cerveza.

Sin embargo, según algunos expertos, no son tan distintos como imaginamos. De hecho, esta clase de vino “está producido con el mismo cuidado y proceso que un vino tradicional, pero a posteriori se le retira el componente alcohólico; así, mantiene la esencia, el sabor y la autenticidad del vino, ofreciendo una alternativa moderna y versátil”, asegura Katia Álvarez, directora de enología de las bodegas Martín Códax. Marieta Sin es el nombre de uno de los vinos sin alcohol que salen de estas bodegas, y quién mejor que su enóloga para que nos hable de él, y por extensión, de los vinos sin alcohol, de su elaboración, de su sabor y aroma, y de cómo maridan.

Para empezar, el vino sin alcohol, ¿es vino?

Técnicamente, no. La legislación europea establece que el vino, por definición, debe contener alcohol. Sin embargo, en el lenguaje cotidiano se utiliza la expresión “vino sin alcohol” para referirse a un vino desalcoholizado, es decir, un vino al que se le ha retirado el alcohol de forma controlada.

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Vale, pero una vez desalcoholizado, ¿se puede decir que es 0.0%?

En el proceso de desalcoholización, por un lado, se retira el alcohol y por otro se recuperan los aromas del vino que están disueltos en una base hidroalcohólica. Incorporar o no estos aromas al vino es lo que hace que nos encontremos vinos sin alcohol 0.0% o vinos sin alcohol 0% en los que la cantidad de alcohol puede llegar como máximo a 0.5%.

¿Cómo se le quita el alcohol?

La elaboración de un vino sin alcohol parte exactamente del mismo punto que la de un vino tradicional. Una vez elaborado ese vino base, comienza la parte más delicada: la eliminación del alcohol sin alterar el carácter del vino. Para lograrlo, se aplica un proceso físico que permite separar el alcohol aplicando con un proceso en el que intervienen la presión y la temperatura con condiciones controladas. Esto es fundamental, porque el calor puede hacer que se pierdan los aromas más finos o que cambie el sabor original. Durante este proceso, el vino se trata con suavidad, de forma gradual, para que conserve su estructura, su textura y sus notas frutales. Cuando el alcohol se ha retirado por completo, se recuperan los compuestos aromáticos naturales del albariño (en el caso del vino Marieta Sin) y se devuelven al vino, devolviéndole su expresión y frescura original.

La diferencia se encuentra en el paso final, cuando se elimina el alcohol. Todo el proceso anterior, desde la vendimia hasta la fermentación, es idéntico al de un vino con alcohol

Editorial TeamEnóloga

Entonces, ¿cuál es la diferencia clave con los vinos tradicionales?

La clave está en el paso final, cuando se elimina el alcohol. Todo el proceso anterior —desde la vendimia hasta la fermentación— es idéntico al de un vino con alcohol.

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¿También se utilizan las mismas variedades de uva?

Sí. Exactamente las mismas. Nuestro Marieta Sin se elabora con uva albariño 100%. El albariño es una variedad especialmente adecuada para este tipo de elaboraciones por su gran intensidad aromática, su frescura y su capacidad de mantener su identidad incluso sin alcohol.

Se dice que el vino sin alcohol contiene más aditivos artificiales que el tradicional, ¿es cierto?

No, no se emplean aditivos artificiales. El objetivo es mantener la naturalidad y la autenticidad del vino base.

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No se añaden aditivos, pero sí se elimina el alcohol, un conservante natural. ¿Eso significa que el vino sin alcohol caduca antes?

Es cierto que el alcohol actúa como conservante natural, por lo que un vino desalcoholizado es algo más sensible al paso del tiempo. Por ejemplo, una vez abierto nuestro Marieta Sin, conviene consumirlo en un plazo de tres a cinco días, manteniéndolo refrigerado. Así conserva su frescura, su aroma y su equilibrio.

El hecho de no tener alcohol, obviamente, cambia su composición, pero, ¿también altera su sabor?

Sí, el alcohol influye en la textura y en la sensación de cuerpo, de modo que su ausencia aporta un perfil más ligero, fresco y directo.

¿Y el aroma?

El proceso de desalcoholización puede atenuar ligeramente algunos matices, pero si se realiza con cuidado, los aromas esenciales del vino se conservan intactos.

Cada vez más consumidores buscan opciones que se adapten a su ritmo de vida, sin renunciar al sabor ni a la experiencia que ofrece un vino

Editorial Team

En la mesa, ¿maridan de la misma manera que los vinos tradicionales?

El principio del maridaje es el mismo: buscar equilibrio y armonía entre vino y plato.

Entonces, ¿ni mejor ni peor, si no diferente?

Así es. El vino sin alcohol y el vino tradicional son productos distintos, creados para momentos y personas diferentes. Un vino desalcoholizado no pretende sustituir al vino tradicional, sino ampliar las formas de disfrutarlo, ofreciendo una alternativa para quienes quieren seguir compartiendo una copa de vino, pero sin alcohol. Cada vez más consumidores buscan opciones que se adapten a su ritmo de vida, sin renunciar al sabor ni a la experiencia que ofrece un vino. En ese sentido, el Marieta Sin mantiene toda la esencia del albariño —su frescura, su aroma y su origen atlántico—, pero con un enfoque más versátil y contemporáneo. Es una forma diferente de disfrutar del vino, pensada para todos los momentos del día y para quienes valoran la autenticidad, el sabor y el placer de brindar, con o sin alcohol.

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