“En España puede dar sensación de vino económico o malo, pero es solo una percepción”: vinos con tapón de rosca, grandes incomprendidos

Vinos

Pocas cosas han evolucionado tanto en las últimas décadas como el mundo de los cierres del vino, sin embargo, la tapa de rosca sigue siendo la gran incomprendida para muchos amantes del sector

El tapón de rosca, ¿una opción válida?

El tapón de rosca, ¿una opción válida? 

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Hay ideas que se nos han clavado tan fuerte en la cabeza que parecen verdades universales: que el vino bueno siempre lleva corcho, que la rosca es cosa de botellas baratas, que “eso no envejece igual”. Y, sin embargo, pocas cosas han evolucionado tanto en las últimas décadas como el mundo de los cierres del vino. La tapa de rosca —esa gran incomprendida para muchos— ha sido aceptada desde hace años muchos países para vinos de calidad. Aquí, en cambio, seguimos atrapados en un mito que se desmonta en cuanto hablas con alguien que realmente conoce el vino más allá de su ritual.

Para conocer la realidad, hablamos con Iban Espinoza, sumiller con 15 años de experiencia, director comercial y responsable técnico en Comercial Escolà, instructor de cata en Outlook Wine y miembro del jurado del Concurso Mundial de Bruselas 2024. Su mensaje no puede ser más claro: no existe un cierre bueno o malo por definición, lo importante es elegir el cierre adecuado para el vino adecuado.

Cuál es el cierre “adecuado”

“Yo diferenciaría tres”, explica Espinoza: “el corcho natural, el DIAM —que es el corcho técnico— y la tapa de rosca”. Y cada uno, matiza con seguridad el sumiller, tiene virtudes y limitaciones, pero ninguna de ellas tiene que ver con que un vino sea “mejor” o “peor”.

Es cierto que el corcho natural, como nos dice Espinoza, es el que arrastra más tradición. “Tiene elasticidad, algo de porosidad, algo de microoxigenación, y forma parte del ritual. Aunque tarda muchos años, es un material sostenible que viene de la naturaleza y siempre tiene esta parte más clásica”. Pero no todo es romanticismo. “Puede contener TCA, el famoso tricloroanisol: ese olor a corcho o a lejía que a veces pasa al vino”. Un defecto que no es tan raro: afecta a entre el 3 % y el 5 % de los tapones naturales.

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Aquí, sin embargo, entra en juego el corcho técnico DIAM, uno de los cierres más utilizados en vinos jóvenes de calidad. “En el DIAM no hay riesgo de TCA”, explica Espinoza. “Es un cierre que no da problemas, y actualmente ya tiene algo de microoxigenación según el modelo, incluso permite años de guarda”. Su única desventaja real es sensorial: “la sensación sigue siendo un poco más plástica”, aunque esto no afecta a la calidad del vino en sí.

Si es de rosca, ¿el vino es malo?

Con esto, llegamos al cierre más polémico en España: la rosca o screwcap. La que muchos consumidores descartan automáticamente. La que muchos productores utilizan sin complejos fuera de Europa. La que, en realidad, ha demostrado un rendimiento extraordinario en vinos blancos y jóvenes de alta finura.

Espinoza lo desmitifica sin rodeos: “El tapón de rosca tampoco tiene problemas de TCA y ofrece un cierre hermético, para vinos jóvenes va superbién”. Y añade un detalle que sorprende a quienes creen que “la rosca no deja respirar al vino”: “Actualmente, no pasa eso porque tiene dentro una membrana graduable que permite algo de microoxigenación. Poquito, pero permite”.

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El tapón de rosca no tiene problemas de TCA y ofrece un cierre hermético, para vinos jóvenes va superbién

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Es decir: la rosca moderna no es un cierre estanco como el de hace años. Se ha refinado, se ha adaptado y se ha convertido en una opción técnica fiable. La única barrera que arrastra es cultural. “En España puede dar sensación de vino económico o malo, pero es simplemente percepción”, apunta Espinoza. En países anglosajones, en cambio, está totalmente normalizada.

Por tanto, el único riesgo técnico que presenta este cierre es su sensibilidad a los golpes: “un pequeño golpe en el lateral de una botella de rosca hace que enseguida se abra y entre oxígeno; el vino evoluciona y se oxida”. Pero como subraya Espinoza, el rendimiento a largo plazo está más que demostrado: “He probado botellas australianas de 30 años con tapón de rosca”, recuerda, desmontando de forma definitiva la idea de que un vino con screwcap no puede envejecer.

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El mito, como se ve, se deshace como papel mojado: no es el cierre lo que determina la calidad del vino, sino la coherencia entre lo que el productor quiere lograr y el tipo de vino que está elaborando. El ritual del corcho, la precisión técnica del Diam, la fiabilidad de la rosca: cada uno tiene su lugar, y ninguno define, ni por asomo, si lo que hay dentro de la botella es bueno o malo. Lo que define un vino es la tierra, la uva, la mano del enólogo… no el ruido que hace la botella al abrirse. Y eso solo se entiende probando.

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