Anne Cannan habla del vino como quien habla de un viejo amor. Lo narra con pasión, con memoria y con una chispa de entusiasmo constante. Británica de nacimiento, pero prioratina de profesión, se formó entre barricas y aromas de licorella para convertirse en una de las voces más reconocidas del panorama vinícola catalán. Hija de Christopher Cannan, fundador de Clos Figueras —una de las bodegas que ayudaron a poner al Priorat en el mapa internacional—, se define como productora de vino, con todo lo que eso implica: raíces, tierra y una mirada que va más allá de la copa. Hoy en día, esta viticultora sigue al frente del legado que dejó su padre y es una de las máximas representantes femeninas de los vinos del Priorat.
Además, hace más de una década fundó Mujeres del Vino, una asociación pionera cuando aún nadie hablaba de igualdad en el sector, y desde entonces ha defendido con convicción que el vino también se comunica en femenino. Hablar con ella es escuchar a alguien que no solo elabora botellas en el Priorat, sino que entiende cada sorbo como un viaje, una forma de recordar de dónde venimos y brindar por todo lo que queda por hacer.
Fundaste la asociación Mujeres del Vino hace ya más de una década, cuando todavía no era habitual hablar de igualdad en el mundo del vino. ¿Qué te llevó a dar ese paso?
Empezamos por hacer un evento en el Priorat, durante la Feria del Vino. Aquel fue el verdadero pistoletazo de salida de lo que después sería Mujeres del Vino. Todo empezó porque yo pensé: ¡jolín, siempre se ven a los mismos en este tipo de ferias y eventos! Y siempre son hombres. ¿Por qué las mujeres no pensamos un poco en darnos visibilidad a nosotras? Porque estamos, hacemos vino, pero no aparecemos en ninguna parte —o, al menos, en aquella época no aparecíamos—. Entonces pensé: ¡este es el mejor momento! Después nos fuimos a Barcelona porque unas cuantas de nosotras pensábamos que un evento de tal magnitud se tenía que hacer en Barcelona. Y yo, que me lio con mucha facilidad (ríe), fui de cabeza. Recuerdo que pensé “si lo hacemos en Barcelona lo tenemos que hacer a lo grande”.
¡Y fue a lo grande!
Eso intenté. Lo intenté una primera vez en 2014, pero estaba muy embarazada (ríe). Problemas que los hombres no tienen, ni entienden. Además, he de reconocer que costó un poco convencer a las mujeres del sector. Supongo que teníamos un poquito de miedo de lo que fueran a pensar y un poquito asumido nuestro rol en el mundo del vino. Incluso hay mujeres que no lo ven bien a día de hoy. He oído decir cosas como “¿tú irías a una cata donde solo van hombres, Anne?” Y siempre respondo lo mismo. “He estado haciéndolo durante años”.
¿Por qué crees que adoptan esa postura?
Sinceramente, pienso que piensan que es un desprecio. Yo no creo en absoluto que visibilizar a las mujeres en la industria vitivinícola sea despreciar al hombre, ni mucho menos. De hecho, a todos los eventos que hacemos vienen muchos hombres y en ningún momento se han sentido excluidos. La idea de Mujeres del Vino es, y siempre ha sido, reconocer el talento de la mujer, su legado, su capacidad innovadora, y hacer que ellas tengan un poco de presencia y protagonismo.
Todavía existe el sexismo en este mundillo; todavía tenemos que oír reproches, escuchar que no lo hacemos de buena manera
¿Ha cambiado la cosa desde entonces? Hace ya más de una década.
Con mi socia, Meritxell Falgueras, decidimos hacer un estudio sobre la mujer en el sector. Pensábamos que hacer estos eventos se acabaría pronto, porque es cierto que cada vez hay más igualdad —y, sinceramente, a mí tampoco me ha afectado mucho ser mujer en el sector para que se me respete—. Bueno, (se corrige), cuando era joven sí, ahora ya no. Aun así, vimos en el estudio que en realidad sigue existiendo una significativa diferencia. Todavía existe el sexismo en este mundillo. Todavía tenemos que oír reproches, escuchar que no lo hacemos de buena manera.
Y, sin embargo, las mejores comunicadoras del mundillo sois mujeres.
¡Exacto! La comunicación del vino en redes sociales ha cambiado muchísimo. Se ha tomado un aire fresco, totalmente, ¡y eso es gracias a nosotras! Si buscas todos los creadores de contenido que hablan de vinos, verás que los hombres lo hacen habitualmente de una manera mucho más seria —iba a decir profesional, pero eso no sería justo, nosotras somos igual de profesionales—. Sin embargo, ellos cuentan el vino de una forma elitista que genera una cierta distancia. Las mujeres hemos sabido encontrar una comunicación mucho más asertiva y cercana. Pero cuesta. Siempre cuesta.
¿A quién le cuesta más?
A las mujeres que son herederas nunca se les quita el San Benito de “ser hijas de”. Ha costado mucho que las tomen en serio. “Ella está ahí por enchufe” o “no tiene tanto talento” son frases que escuchas de forma recurrente si tu padre ha sido importante en este sector. Te lo digo por experiencia propia.
Claro, Clos Figueras nació del impulso pionero de tu padre, en los años 80, cuando el Priorat era una denominación casi desconocida. ¿Qué queda del espíritu fundador de tu padre en tu trabajo actual?
¡Queda mucho de su espíritu fundador! Creo que se enamoró del Priorat y de todas sus zonas. Al igual que yo, en eso ha cambiado poco la cosa. Por eso mi padre invirtió aquí. Siempre he creído que él sabía que había algo especial ahí y que se podían hacer unos vinos tremendos, creo que su visión era buscar hacer vinos con esencia. Lo que pasa es que no ha sido fácil, porque antes de los años 90 los vinos eran, en su mayoría, a granel. No se hacían muchos vinos de calidad. De hecho, ha costado mucho en Cataluña que la gente pensara que el Priorat era “de calidad”. Tuvieron que tener éxito fuera para ser reconocidos aquí. Y ahí fue la ayuda de mi padre, que presentó a la prensa ciertos vinos del Priorat para que hablaran de ellos. Ahora seguimos ese legado.
Si tú pruebas un vino y sabes de dónde viene, tiene algo especial; y lo que tenemos de especial en el Priorat es la licorella y la pizarra, que da una personalidad increíble a nuestros vinos
Anne Cannan fue una de las fundadoras de Mujeres del Vino.
Se enamoró del Priorat y seguramente también del potencial que tenía para hacer los vinos que tenemos hoy en día. ¿Por qué crees que han conquistado al público internacional con tanta fuerza?
Porque creo que el vino te tiene que hacer viajar. Si tú pruebas un vino y sabes de dónde viene, tiene algo especial. Y lo que tenemos de especial aquí es la licorella y la pizarra, que da una personalidad increíble a los vinos del Priorat. Son intensos.
¡Es un arma de doble filo!
Sin duda. Esta tipicidad hace que un vino del Priorat o te guste mucho o no te guste nada. Pero te hace viajar. Eso es innegable y, al final, es lo que más gusta de un vino.
Mencionas lo importante que es la pizarra o la licorella en la elaboración del vino del Priorat… pero para alguien que no entiende nada de vinos, ¿cómo explicarías cómo influye esto en la personalidad de sus brebajes?
Bueno, esto es complicado porque la gente que no entiende le dices “pues, hay una mineralidad en el vino muy fuerte” y, claro… ¡no comprenden nada! Es normal. Aunque ojo, todo el mundo lo sabe sin saberlo. Digamos, por ejemplo, cuando llueve en verano. Todos conocemos el aroma del agua recorriendo las calles secas, el petricor, el olor de la tierra mojada... Son olores que al final los tienes interiorizados, pero si no te dedicas al vino, no los desarrollas. Es entonces cuando dices que algo “huele a mineralidad” y la gente se queda un poco con cara de póker (ríe). Pero todo es ponerse. Sí, la pizarra aporta mucha mineralidad a los vinos del Priorat. ¿Pizarra en el vino? Sé que leído o contado no se entiende. Yo misma no lo entendía hasta que mi padre mojó un trozo de pizarra y me dijo “¿lo hueles?”. Hay que estar. Hay que experimentarlo para entenderlo. En España tenemos grandísimos vinos y lo bonito es poder entenderlos.
Me has contado que viniste a España de adolescente. Aquí se suele mirar mucho afuera. Tenemos vinos muy buenos, pero miramos hacia vinos franceses o italianos. ¿Crees que el Priorat está cambiando esa percepción y demostrando un poco que aquí también se hacen grandes vinos?
Sin duda. Este renacimiento que se hizo en el Priorat, obviamente fue posible porque eran los vinos que más puntos tenían en todo el mundo. Entonces se pensó “tenemos que hacer vinos más parecidos a estos para estar en el mapa”. Ahora ha cambiado todo. Incluso el consumo está cambiando mucho. Antes, como te he dicho, se bebía a granel; ahora se bebe en botella y la gente prefiere gastar un poco más y tener un buen vino. Ahora optamos por beber igual una botella a la semana en vez de una cada día con la comida de forma regular.
El mundo del vino, si te interesa, es un pozo de sabiduría; yo no sé nada, incluso quienes saben más que yo te dirán que no saben nada
Además, el Priorat es muy costoso de elaborar. No tendría sentido hacer un vino regular.
¡Claro! Porque no lo podrías vender al precio que te toca venderlo por todo el esfuerzo que cuesta hacerlo.
Suelen ser vinos potentes, ¿cómo puede disfrutar alguien de un vino del Priorat sin que le resulte abrumador?
Yo siempre recomiendo ir a tiendas de vino cuyos vendedores sean sumilleres. Realmente son fantásticos, organizan muchas veces catas mensual o semanalmente, todo depende de las tiendas. También son buenísimos los clubs online de compras, y cada vez hay más. El mundo del vino, si te interesa, es un pozo de sabiduría. Yo no sé nada. Incluso quienes saben más que yo te dirán que no saben nada. Hay tanto y tanto que saber sobre este mundo que se hace infinito. Por eso yo lo único que le recomiendo a la gente es que les guste el vino, ¡ya está! No hace falta ser un gran experto ni acercarse con miedo. Probar, probar y probar. A veces nos ponemos el límite común de “yo no sé de vinos” o “lo siento, es que a mí me gustan los vinos así o me gustan los vinos asá”, ¡como si uno fuese peor que otro o hubiera que disculparse por algo! Si te gusta un vino, ya está, adelante.
Dices que no sabes nada, pero para alguien que realmente no sabe nada de vino y quiere aprender, ¿tú por dónde recomiendas empezar? ¿Qué vino recomendarías a quien quiera enamorarse un poco del Priorat?
Pues a ver, obviamente, si empiezas, mejor empezar por los vinos de menor precio. Es verdad que los vinos del Priorat pican. Los productores, en general, en el Priorat hacen grandes vinos. Y esto tiene una sencillísima explicación: si no, no se venderían. Si ya el precio de producción es muy alto, entonces no pueden permitirse que haya un mal vino en el Priorat. Sinceramente, yo nunca me he tomado una botella diciendo “qué malo está”. Para mí es una suerte hacer vino en el Priorat porque es igual a calidad. No te arriesgas mucho a encontrar un mal vino porque realmente todo el mundo está luchando para hacerlo lo mejor posible. Por eso, a tu pregunta respondería con “cualquier Priorat es bueno para empezar”.
¿Cualquiera?
¡Cualquiera! Empezar por uno que se ajuste a tu bolsillo. Poco a poco. Botella a botella. Prueba, experimenta, a ver si te gusta. Así hasta que digas, “oye, pues esta bodega me ha gustado”. Además, ahora el Priorat cada vez está más abierto al enoturismo. También eso es superrecomendable para aprender a apreciar sus vinos. Puedes ir en familia, en pareja, con amigos. ¡Y la gente está encantada! Y ojo, cuando uno empieza, suele no poder parar (ríe). Es decir, que vas a ver otras bodegas, y otras, y otras, y pruebas este vino, y aquel y ese nuevo. Es fascinante el mundo del vino, porque cada productor tiene una filosofía totalmente diferente.
Nunca me he tomado una botella del Priorat pensando “qué malo está”; para mí es una suerte hacer vino en el territorio porque es igual a calidad
Hablas del vino con un entusiasmo envidiable. En tu caso, después de tantísimos años entre barricas, ¿qué te sigue emocionando de abrir una botella?
Pues la tipicidad del lugar, de dónde es. Yo cuando descorcho un vino no solo lo estoy probando… estoy viajando. Ahora, te voy a decir cuál es la mejor botella. Es un secreto a voces, pero creo que al final en el mundo del vino todos lo sabemos. No hace falta saber mucho de uvas, ni conocer las bodegas, ni entender de pizarra o regustos. La mejor botella es la que se toma con la mejor compañía. Entiendas de vinos o no, si estás con quien quieres, todo sabe mejor.







