El ritmo de vida en Japón puede llevar a cambios que, para alguien que viene de España, resultan impensables al principio. La jornada laboral se alarga con facilidad, y el tiempo que se pierde en desplazamientos deja poco margen para dedicarlo a cocinar en casa.
Esa combinación, unida a la oferta gastronómica del país, termina modificando hábitos que antes parecían inamovibles, incluso para quienes disfrutaban preparando sus propias comidas.
Sale a cuenta
Una sevillana descubre que comer fuera de casa en Japón es mejor
En el caso de una sevillana afincada en el país asiático, el cambio ha sido radical. Tal y como contó, ya casi no cocina desde que descubrió lo barato y variado que resulta comer platos preparados.
Según explicó, la calidad de la comida hecha en Japón le sorprendió y, además, los precios hacen difícil justificar encender los fogones. “Ya no cocino, la comida hecha es muy barata y está muy buena, sushi por menos de 2 euros”, señaló.
Su día a día transcurre entre nueve horas de trabajo y el tiempo invertido en desplazarse, lo que deja poco margen para preparar elaboraciones en casa. A esto se suma que solo dispone de un fuego en la cocina, y que muchas comidas las resuelve en el propio lugar de trabajo.
Todo ello ha hecho que opte por comprar platos listos para comer, que van desde hamburguesas por 82 céntimos hasta gyozas por 1,78 euros o bandejas de sushi por poco más de 2 euros. La lista de opciones es amplia: yakisoba por menos de 2 euros, pizza por 2,22 euros, tempura por 3,18 euros e incluso espaguetis congelados por 1,26 euros.
En los supermercados también se pueden encontrar pescados ya limpios, gambas peladas y otros productos que facilitan preparar algo rápido sin esfuerzo. Incluso salir a comer fuera de casa no supone un gran gasto, ya que, según cuenta, se puede comer por menos de 5 euros.
El relato ha generado comentarios entre internautas que destacan lo distinta que resulta esa realidad frente a los precios y la oferta en España. Algunos apuntan que en ciudades españolas sería imposible mantener un hábito similar sin que el gasto mensual se disparara, mientras otros valoran la comodidad de poder acceder a comidas preparadas a bajo coste.
En cualquier caso, para esta sevillana, la cocina en casa ha pasado a un segundo plano, y todo apunta a que seguirá así mientras la balanza siga inclinándose del mismo lado.