Se acerca la Navidad y las familias españolas comienzan a hacerse con los dulces clásicos que tanto nos recuerdan a esta época del año: turrón, polvorón, mazapán, mantecados y hojaldrinas son algunos de los nombres más reconocidos. Sin embargo, existe uno que puede que no hayas probado: el alfajor.
Cuando pensamos en alfajor, nuestra mente puede transportarse al típico dulce argentino que consiste en dos galletas unidas por un relleno cremoso, siendo el dulce de leche el más común. No obstante, la versión que tenemos en España nada tiene que ver.
¿Cómo es el alfajor español?
Este delicioso dulce, típico de la Navidad en España, es muy común en Andalucía y también en Murcia. Se elabora con una mezcla de almendras, nueces y miel, igual que otros clásicos como el turrón o el mazapán. Puede presentarse como un cilindro compacto hecho con la masa unida con pan rallado, o como una especie de bocadito relleno de pasta de miel entre dos obleas de trigo, que recuerda un poco a los macaroons de Francia.
Su origen viene de la cocina de al-Ándalus, y de hecho su nombre procede del término hispanoárabe al-hasú, que significa “el relleno”. Los españoles comenzaron a llevarlo en los barcos como alimento complementario hace siglos, trasportando así el alfajor a América Latina, donde posteriormente se creó una versión totalmente distinta.
Hoy en día puedes encontrar alfajores cubiertos de chocolate, glaseados, con coco rallado o simplemente espolvoreados con azúcar. Asimismo, su textura también cambia según la receta: desde versiones más blandas hechas con maicena hasta otras más elaboradas con hojaldre.
Este dulce es muy habitual en pastelerías y hogares del sur de España, donde aún se conserva ese toque andalusí. Destacamos la versión de Medina Sidonia (Cádiz), donde el alfajor tiene incluso su propia Indicación Geográfica Protegida. Allí se prepara desde hace más de cinco siglos, siguiendo la receta original: miel pura, almendras, avellanas, harina, pan rallado y un toque de especias como cilantro, clavo, matalahúva, ajonjolí y canela.
Fermín Mesa, gerente de la pastelería Sobrina de las Trejas, asegura que el secreto de este manjar se encuentra en la calidad de sus ingredientes y en la técnica original, la cual ha pasado de generación en generación: “Para el alfajor ni maquinaria, ni aditivos, solo calidad palo y fuego”.
El alfajor latino, un rival totalmente distinto
En otros países como Argentina, Uruguay o Paraguay el alfajor también tiene su propio hueco. Aunque comparten nombre, la versión latinoamericana se ha convertido en un dulce completamente diferente, tanto en apariencia como en sabor y tradición.
Alfajor argentino
Se trata de un bocado hecho con dos galletas unidas por dulce de leche y, a menudo, cubiertas de chocolate. No suelen llevar miel, frutos secos ni pasta de almendra, y tampoco pan rallado, y se encuentran en la gran mayoría de establecimientos de alimentos, no solo en pastelerías.
A pesar de que el alfajor latinoamericano goza de una popularidad imparable, el auténtico origen de este dulce está en España. El alfajor español, con su mezcla de miel, frutos secos y aromas especiados, conserva la esencia de siglos de historia y la huella andalusí que lo caracteriza, por lo que sigue siendo un tesoro gastronómico que merece brillar con luz propia.

