Elegir un vino puede parecer una tarea complicada si no eres un entendido. Con miles de etiquetas, regiones, variedades y precios, la decisión puede ser abrumadora.
Pero no necesitas ser sumiller para acertar. Con unos pocos consejos prácticos, puedes escoger una buena botella que se ajuste a tu ocasión, tu presupuesto y tu gusto personal.
Aquí te explicamos cómo hacerlo de manera fácil y segura.
1. Define el contexto
Antes de elegir un vino, piensa en cuándo y con qué lo vas a disfrutar.
- ¿Es para una comida o una cena especial?
- ¿Va a acompañar carne, pescado, pasta o tapas?
- ¿Será un brindis casual o una ocasión formal?
Saber el contexto ayuda a decidir si necesitas un blanco fresco, un tinto potente o un espumoso elegante.
2. No te obsesiones con el precio
Un vino más caro no siempre es mejor. Hay grandes opciones entre 8 € y 20 €, tanto en supermercados como en tiendas especializadas.

Lee la etiqueta
3. Lee la etiqueta (pero sin agobiarte)
Aunque algunas etiquetas parezcan crípticas, busca esta información básica:
- Denominación de origen: Indica la región y su reputación.
- Variedad de uva: ¿Prefieres un tempranillo, un garnacha, un albariño?
- Añada: El año puede influir en la frescura o madurez del vino.
No necesitas entender cada palabra, pero sí captar lo esencial.
4. No tengas miedo de preguntar
Si estás en una tienda especializada o en un restaurante, preguntar es tu mejor arma.
Un buen sumiller o dependiente está para asesorarte. Diles qué estilo prefieres: fresco, frutal, robusto, suave… Cuanta más información des, mejor será la recomendación.
5. Atrévete a probar algo nuevo
Muchos consumidores se quedan en las mismas 3 o 4 etiquetas de siempre. Atrévete a explorar otras zonas, variedades o estilos. Un vino de Mallorca, de Somontano o del Empordà puede sorprenderte.
6. Ten un par de “comodines” siempre a mano
Si no sabes qué elegir, hay estilos que rara vez fallan:
- Blanco joven de Rías Baixas o Rueda.
- Tinto crianza de Rioja o Ribera del Duero.
- Espumoso brut nature del Penedès.
Son vinos versátiles que se adaptan a muchos platos y momentos.
7. Confía en tu propio gusto
Al final, el mejor vino es el que a ti te gusta. No te dejes intimidar por etiquetas complicadas o comentarios técnicos. El vino está hecho para disfrutarlo, no para sufrirlo.
Recuerda: No hay errores cuando se trata de placer.