Los planes gastronómicos se han convertido para muchos en la mejor excusa para viajar y en parte fundamental de la experiencia. Y los campings ya no son lo que eran. Algunos los llaman ahora glamping (combinación de glamur y camping), pero más allá de la denominación la idea es ofrecer la comodidad y servicios de un buen hotel, pero con el aliciente de estar en medio de la naturaleza y contar con más espacio y libertad que en una habitación.
Basecamps Cerdanya, en la localidad de Queixans, es un excelente ejemplo de esta nueva generación de campings en los que el contacto con la naturaleza y las experiencias –también gastronómicas– se convierten en el mayor atractivo. La lista de propuestas es larga e incluye desde deportivas (ciclismo, yoga, barranquismo…) hasta talleres de observación de aves, estrellas o, en esta época, la berrea del ciervo.
Taller micológico en Basecamps Cerdanya
Todas con un enfoque muy familiar y con ese espíritu de comunión con la naturaleza que, a quienes hayan visto la película, tal vez recuerde a Captain Fantastic (2016). Aquí, eso sí, con todas las comodidades y una decoración muy cuidada, pero sin renunciar al auténtico lujo que puede ser encender uno mismo una hoguera y sentarse a leer junto a la tienda o cabaña. La calidez y sencillez de esa casa de campo rodeada de árboles y con chimenea que todo el mundo ha soñado alguna vez, hecha realidad.
Marc Miró y Cristina Domenech están al frente de este joven proyecto. Incansables viajeros, es el camping al que a ellos les gustaría ir con sus hijos. Desbordan energía e ideas en esa vertiente realmente inspiradora de un concepto a veces tan desgastado como el de emprendedores.
Y es que, más allá de la apuesta por un turismo que abandera la responsabilidad social y la ecológica, aquí se habla de regeneración del ecosistema y de convivencia con el entorno. No solo se trata de crear un lugar bonito con rincones que parecen sacados de una moderna revista, sino de invitar a la desconexión para conocer realmente el lugar o para, simplemente, descansar.
Expertos locales
Quienes usen Basecamps como, nunca mejor dicho, campamento base para explorar la Cerdanya, tienen diversas opciones. Desde confortables tiendas con una cama de verdad, zona para cámpers y preciosas cabañas de diferentes tamaños para hasta seis personas, perfectamente equipadas, con zona de terraza y algunas de ellas con unos ventanales y vistas increíbles sobre estos valles a los pies de los Pirineos.
El camping abre todo el año, aunque las tiendas solo están operativas entre Semana Santa y octubre. En cualquier caso, las denominadas cabins son una opción perfecta para las escapadas otoñales. La piscina resultará menos apetecible que en verano, cierto, pero la buena noticia es que la agenda de experiencias también se adapta a la temporada con planes como el taller de elaboración de pacharán.
Plato con setas en Basecamps Cerdanya
Del bosque a la botella, lo han llamado. La actividad incluye un paseo para buscar y recolectar endrinas y luego la elaboración de este clásico licor que, como requiere unos meses de maceración, se convierte además en el mejor souvenir. Como todas las actividades, está abierta tanto a quienes se quedan en el camping como a personas de fuera, y son siempre impartidas por expertos locales.
Pero en otoño y en esta zona, las setas son las auténticas protagonistas, así que no podía faltar en esta lista de experiencias una alrededor de este producto. El taller de micología lo imparten dos auténticas eminencias en la materia que conocen perfectamente la zona: Marcel Monterde y Enric Gràcia. ¿Y qué podremos encontrar por aquí? “Rossinyols, ceps, peus de rata, cames de perdiu…”, enumeran los expertos.
Un plan para adultos y familias que, además del paseo, la búsqueda de setas y algunas nociones sobre el ecosistema local, incluye un pequeño picnic en el campo para degustar también un carpaccio de setas con las variedades recolectadas durante la jornada.
Cocina y fuego
Algunas experiencias (cerámica, tardes de cine, avistamiento de animales al atardecer…) son parte de la agenda semanal de actividades, otras se ofrecen bajo demanda. En ambos casos, son parte de la esencia de Basecamps y de ese discurso en el que el entorno, lo local y quienes lo conocen son el hilo conductor de la experiencia. Esa eterna búsqueda de un lujo alternativo y sencillo que tantos destinos reivindican como propio, aquí tiene forma de naturaleza, madera, fuego y tranquilidad.
También a la hora de sentarse a comer. El nombre del restaurante –Basecamps Fire Kitchen– ya es una buena pista. El fuego y el producto son los pilares de la propuesta, de nuevo, abierta no solo a los campistas sino a quienes anden por la zona. Ubicado en el edificio central del camping con grandes cristaleras, chimeneas, biblioteca y zona de juegos, en la carta de puede encontrar desde un puerro o berenjena a la brasa hasta trucha, carnes locales o arroz de montaña.
Receta con setas en Basecamps Cerdanya
Puntualmente, también se organizan menús en los que esta cocina y las brasas salen a la calle. La idea es convertir este restaurante sencillo y solvente en lugar de encuentro no solo para los campistas, sino también para todos los vecinos de la Cerdanya.
Si semejante cuidado en la oferta gastronómica no es muy habitual en un camping, lo es menos ver referencias de vinos locales en la carta o un buen café de especialidad. Más detalles que confirman que estamos ante un gran plan para este otoño.
