¿Son fiables las apps que descifran la composición de las comidas?

Tecnología y nutrición

Al ser aplicaciones que funcionan mediante un algoritmo, pueden inducir a error al consumidor, ya que la información que aportan no es siempre completa y en ocasiones es confusa

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Escaneo de productos en el supermercado con apps

Al escanear con el móvil el código de barras de un alimento se obtiene al instante una puntuación de lo “saludable” que es 

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Escanear con el móvil el código de barras de un alimento, obtener al instante una puntuación de lo “saludable” que es y decidir si entra o no en el carrito. Es la promesa de aplicaciones como Yuka, Open Food Facts, MyRealFood o El CoCo, que han ganado millones de descargas en los últimos años y que hoy forman parte del día a día de muchos consumidores. ¿Hasta qué punto son fiables para tomar decisiones sobre lo que comemos? La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) analizó en profundidad el funcionamiento de estas herramientas y su conclusión es clara: al ser aplicaciones que funcionan mediante un algoritmo, pueden inducir a error al consumidor, ya que la información que aportan no es siempre completa y en ocasiones es confusa.

La OCU comparó las aplicaciones más populares y detectó diferencias relevantes en sus diagnósticos. Yuka, por ejemplo, valora los productos según el sistema Nutriscore y penaliza con fuerza la presencia de aditivos, lo que puede llevar a asignar puntuaciones bajas a alimentos con buena calidad nutricional simplemente por su lista de ingredientes. Además, en el caso de Yuka el algoritmo valora positivamente que un producto sea ecológico, sin tener en cuenta su procedencia o tipología.

Conservas

Productos con conservantes 

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“No tiene sentido penalizar un producto por el simple hecho de que tenga aditivos”, explica Abel Mariné, profesor emérito del Campus de Alimentación de la Universitat de Barcelona y autor, entre otros, del libro Dietas, una inmersión rápida. “Los aditivos autorizados por la EFSA son todos seguros y están testados al milímetro. ¿Es mejor tomar alimentos sin aditivos? Sin duda, puesto que eso significa que estamos consumiendo productos frescos. Pero, siendo realistas, el día a día de la mayoría de gente no lo permite. No tiene sentido generar una desconfianza injustificada hacia los aditivos alimentarios”.

No tiene sentido generar una desconfianza injustificada hacia los aditivos alimentarios”

Abel MarinéProfesor emérito del Campus de Alimentación de la Universitat de Barcelona

Open Food Facts es otra de las apps de escaneo de alimentos que han emergido en los últimos tiempos. Funciona de manera colaborativa, con una base de datos abierta, y resulta útil para escanear productos menos habituales. La OCU recuerda que, en este caso, la información depende de lo que suban los usuarios, por lo que no siempre está verificada. Mariné insiste, en este sentido, en la necesidad de conocer de dónde procede la información que nos llega a través de estas aplicaciones: “Tanto cuando hablamos de nutrición como de cualquier otra disciplina, el consumidor necesita saber quién le está hablando, es decir quién hay detrás de todas estas aplicaciones y qué formación tiene”. Por tanto, invita a los usuarios a ser cautelosos, dada “la cantidad de intrusismo que existe en el mundo de la divulgación sobre nutrición por parte de personas sin la formación adecuada”.

Mensajes contradictorios

Un mismo producto puede ser categorizado como saludable o perjudicial, según la aplicación que se utilice

Por su parte, MyRealFood, creada por el nutricionista Carlos Ríos (promotor del concepto RealFooding), clasifica los productos en función de su grado de procesamiento, lo que ayuda a distinguir entre “comida real”, “ultraprocesados” y una categoría de “buenos procesados”. Por último, El CoCo, utiliza dos sistemas principales para evaluar los productos que se escanean: el Nutriscore, que ofrece una valoración nutricional global en función de la composición del alimento, y la clasificación NOVA, que los categoriza según su grado de procesamiento, siendo el nivel 1 para alimentos frescos o mínimamente transformados y el nivel 4 para ultraprocesados.

 Sin embargo, el uso combinado de estos sistemas puede generar mensajes confusos para el usuario. Por ejemplo, en el caso del Cola Cao 0 %, NOVA lo clasifica como un producto de nivel 4 y recomienda evitarlo, mientras que Nutriscore lo considera “nutricionalmente saludable”, transmitiendo una señal contradictoria sobre su conveniencia de consumo.

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Para el nutricionista Luis Alberto Zamora, el problema de fondo no está en la tecnología, sino en el enfoque que se da a la alimentación. “Personalmente, no veo una utilidad de forma general, ya que este tipo de aplicaciones hace que el público piense en alimentos y no en la dieta en conjunto. Refuerza la premisa de que la salud está en un producto concreto, cuando lo realmente importante es el conjunto de lo que comemos a lo largo de los días”. En su opinión, ninguna aplicación puede sustituir la educación nutricional: “Lo que funciona es enseñar a las personas a construir su alimentación con frutas y verduras frescas, legumbres, hidratos de carbono integrales, proteínas de calidad y evitar los ultraprocesados”.

Muchas veces los conservantes son necesarios para la calidad y estabilidad de un producto”

Abel MarinéProfesor emérito del Campus de Alimentación de la Universitat de Barcelona

Zamora coincide con Mariné en que muchas de estas apps fomentan la llamada quimiofobia, dado que el algoritmo castiga a todos aquellos productos que contienen algún tipo de aditivo: “Muchas veces los conservantes son necesarios para la calidad y estabilidad de un producto”, asegura. Mariné, por su parte, recuerda una frase del médico y científico asturiano Francisco Grande Covián: “Nada más natural, ecológico y biológico que la bacteria del cólera, y nada más artificial, sintético y químico que el cloro. Pero gracias al agua clorada no morimos del cólera”.

Al igual, que las aplicaciones de escaneo de alimentos, Zamora también pone en cuestión cualquier sistema que pretenda aislar un alimento en concreto: “Este mismo objetivo también se ha intentado con sellos en los packs (como semáforos, nutriscore, etc…) y a día de hoy no se ha demostrado que ningún sistema sea 100% efectivo. Solamente se ha constatado que funciona la educación nutricional”. Así, algo que a priori puede ser bueno, como las espinacas, puede resultar contraproducente si se consume en exceso. “Si solo nos alimentamos de espinacas en desayuno, comida y cena, un día tras otro, podemos hacer un exceso de oxalato y que esto nos lleve a tener litiasis renal (piedras en el riñón)”.

La OCU, por su parte, insta a confiar en Nutriscore como herramienta principal para valorar la calidad nutricional de los alimentos. Considera que su presencia obligatoria en toda la Unión Europea garantizaría información clara y fiable para los consumidores, proporcionada directamente por los fabricantes, que conocen mejor la composición de sus productos. Aunque las aplicaciones de nutrición puedan aportar información adicional sobre ingredientes o tipo de procesamiento, el Nutriscore ofrecería la base más sólida para elegir de forma rápida y segura la opción más saludable.

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