Las relaciones de pareja encuentran en los gestos cotidianos un ancla imprescindible. Lejos de los grandes discursos o demostraciones extraordinarias, son precisamente las pequeñas acciones diarias las que, según coinciden psicólogos y terapeutas, mantienen vivo el vínculo afectivo y construyen la complicidad.
Hannah Lawson es una psicóloga especializada en relaciones de pareja que asegura que las tareas compartidas en casa tienen más valor del que se suele creer: “Cuando compartes incluso pequeñas tareas, demuestras que sois iguales”, empieza diciendo en unas declaraciones para Daily Mail.

Una buena convivencia en pareja viene marcada por un adecuado reparto de las tareas del hogar.
Los beneficios de compartir tareas
Trabajo en equipo. Lawson afirma que repartir el trabajo doméstico construye una base de igualdad y reduce el resentimiento que suele surgir cuando uno de los dos, frecuentemente la mujer, se siente sobrecargado: “Pensad en ello como un pequeño ritual diario que os recompensa con confianza, respeto y una conexión emocional más fuerte”, explica.
Una dinámica sana. La experta afirma que cuando se comparten estas tareas, también se crea un espacio natural donde hablar, intercambiar ideas o simplemente crear momentos de compañía silenciosa.

Muchas parejas tienen conflictos con las tareas del hogar.
Silencios naturales. Un estudio de la Universidad de Reading analizó el papel de los silencios compartidos en pareja. Los resultados arrojaron que estos momentos se relacionan con sentimientos de intimidad y cercanía. En cambio, los silencios forzados suelen estar cargados de tensión y provocan distanciamiento emocional: “Una mirada puede compartir intimidad y comprensión mutua, o puede expresar juicio o decepción”, afirman los autores del estudio.
Recomendación. Hannah Lawson y los autores del estudio recomiendan prestar atención a los gestos aparentemente más pequeños. El cine y los libros nos han enseñado a preparar regalos sorpresa y viajes románticos, pero los gestos más mundanos como cocinar juntos, doblar la ropa o pasear sin hablar son que sostienen una relación.