El eterno debate entre entrenar en cinta o correr al aire libre sigue generando división entre corredores y entrenadores. Lejos de dictar un ganador absoluto, los expertos señalan que ambas opciones responden a estímulos distintos: la cinta ofrece un entorno controlado, ideal para trabajar ritmos constantes o entrenar en días de clima adverso, mientras que el exterior activa más musculatura estabilizadora y añade variaciones naturales del terreno que enriquecen el gesto de carrera. La clave, coinciden, no está en elegir un bando, sino en entender qué aporta cada modalidad y cómo integrarlas según el objetivo del entrenamiento.
El entrenador Carlos Rojo habló de esas diferencias en uno de los vídeos publicados en su canal de TikTok: “Correr en cinta y correr al aire libre no es exactamente lo mismo. Si siempre entrenas en cinta, podrías estar perdiendo rendimiento para tus competiciones” advierte.
Cinta de correr en un gimnasio
Correr en cinta se convierte en la opción ideal para los que tienen lesiones previas
Biomecánica. La cinta ofrece una superficie estable, regular y amortiguada. Esto puede hacer que se limite la activación muscular. Expertos de marcas como 'Asics' afirman que correr al aire libre implica esquivar obstáculos, adaptarte a terreno irregular, sortear bordillos o afrontar pendientes, lo que hace que muchos más músculos estabilizadores entren en acción. Especialmente se ven afectadas, caderas, tobillos y la musculatura profunda de la pierna. En la calle trabajamos más duro para mantenernos estable, mientras que en la cinta no necesitamos pensar en ello.
Estudio. Un estudio de 2021 (The Effects of Ground and Treadmill Running on Energy Metabolism and Muscle Contractile Properties) detectó diferencias metabólicas y en la activación muscular cuando se compara correr en cinta vs correr sobre suelo firme: en cintas, se observó un menor desplazamiento muscular tras el ejercicio y un gasto energético distinto respecto al suelo.
Corriendo en la cinta del gimnasio
¿Cuándo elegir correr en cinta? Uno de los factores más determinantes es el impacto. Los que padecen molestias articulares pueden agradecer el alivio que supone para rodillas y tobillos. La amortiguación adicional reduce la carga sobre las articulaciones, permitiendo entrenar de forma más cómoda y segura en determinados contextos. Correr en cinta se convierte en la opción ideal para los que tienen lesiones previas, dolor de impacto o los que llevan un largo tiempo sin entrenar. Carlos Rojo añade que correr con una inclinación de un 1% es lo más parecido a correr al aire libre, aunque reconoce que esto no produce las irregularidades propias del terreno.
Una chica runner que sale a correr
Recomendaciones. Carlos Rojo afirma que la cinta es ideal para entrenamientos estructurados o días en los que hace mal tiempo: “Si el clima es malo, no pasa nada por entrenar en cinta, ya que evita interrupciones y permite mantener la constancia” añade. Desde 'Asics' afirman que la calle aporta variabilidad y un trabajo más completo a nivel neuromuscular, mientras que la cinta es ideal para sesiones técnicas, progresivas y de bajo impacto.
Todo depende del objetivo. Cuando el objetivo es afinar tiempos, rendir mejor en competición o adaptarse a las irregularidades del terreno, correr fuera resulta insustituible. En cambio, para quienes necesitan mantener la regularidad, reducir el impacto articular o entrenar sin preocuparse por el clima, la cinta se convierte en una aliada fiable y precisa. Al final, subrayan los especialistas, la cinta aporta control y estabilidad, mientras que el exterior ofrece una activación más amplia y un desafío fisiológico más completo.

